viernes, 30 de marzo de 2012

Las mentiras inexactas

Este es el resumen de mi quinta novela, "Las mentiras inexactas", que, próximamente, publicará la editorial Izana.

Nora Acosta, una profesora universitaria de literatura, que está escribiendo un ensayo sobre el futuro de la novela, entra una mañana en una librería del centro de Madrid, en la plaza Santa Ana, y, a partir de ese instante, su vida cambia radicalmente. Allí conoce a Sergio Barrios, el joven librero, del que le separan casi treinta años, y en seguida se enamora de él. Luego aparecen los amigos de Sergio, que contribuyen a convertir la vida de Nora en una especie de película de Woody Allen, ya que no dejan de contar historias que acercan la novela al terreno de la oralidad.

La trama sigue, entonces, el camino de la recuperación del padre de Sergio, que todos piensan que ha muerto violentamente en La Habana, en el Malecón, así como del verdadero sentido del amor para Nora. Si para el amor no hay edad, tampoco debe existir para la literatura.

Las mentiras inexactas es una reflexión sobre el significado de la literatura en tiempo de crisis económica y espiritual, que juega con multitud de espejos, desde la relación Nora Acosta / Norah Lange (el gran amor de Borges y Girondo), y la última poeta viva de la generación del 27, hasta los pasadizos interiores utilizados por Murakami y Cortázar en sus novelas y cuentos. Pasando por el significado de la Nora de Ibsen y su casa de muñecas, y llegando hasta la prepotencia de la juventud que siempre quiere llevarse la vida por delante, como escribió Gil de Biedma.

La banda musical de la novela es la de Jethro Tull, con “Aqualung” y “Thick as a brick”.

viernes, 23 de marzo de 2012

La primera página de mi próxima novela

La editorial Izana publicará, próximamente, mi última novela (la quinta ya), desde que en 1995 comencé mi trayectoria literaria con "La muerte lenta", continué con "Vivir es ver pasar" (1997) y seguí con "La paz de febrero" (2066) y "Entrevías mon amour" (2009). Esta nueva obra se llama "Las mentiras inexactas", y con ella he pretendido convertir en novela la tesis sobre los mundos posibles que he leído hace unos meses en la Universidad Complutense.

Como todas mis novelas es una historia de amor, en este caso con la literatura como escenario.

La primera página es la siguiente.

“Empujó la puerta y entró con curiosidad. La librería era de una altura considerable y estaba llena de estanterías y objetos insólitos: un libro de rock and roll situado sobre un mueble del siglo XVIII, otro de matemáticas junto a una guitarra eléctrica apoyada en una silla, una mesa camilla donde se juntaban el último ensayo sobre la Vita Nuova, una vieja edición del Tristram Shandy y la versión francesa de Not fade away. En otra mesa se veían libros de Kurt Vonnegut, Richard Brautigan y Colin McInnes. Se fijó en un piano de pared con velas construido en París a principios del siglo XX, un tocadiscos con cientos de discos de vinilo y varias esculturas de personajes mitológicos. En las paredes colgaban cuadros con planetas y estrellas, en un rincón había dos ordenadores y una impresora, y en otro un pequeño escenario con sillas. El joven librero le estrechó la mano y le pidió que se sentara y lo acompañara. Se llamaba Sergio Barrios y estaba leyendo una novela sobre la isla de la Tortuga, donde encerraban a los gatos en cajas con piedras y los tiraban al océano, frente a Port-de-Paix o la loma de Tina. Era una diversión inocente cuyo origen se desconocía, que practicaban para endurecer a las mujeres y aplacarlas más tarde de la manera más antigua, con el mayor deleite. La isla estaba recorrida por fantasmas, repleta de tesoros ocultos, de cuando los filibusteros conocían los secretos de la alquimia y convertían la pólvora en oro.

“A mi padre le encantaba esta historia, dijo mostrándole la portada como si se tratase de algo singular, pero a mí no me convence. Prefiero la novela de Rabo Karabekian, un pintor tuerto, añadió cogiendo otro libro, que mezcla las anfetaminas y las infinitas posibilidades de vivir en las nubes.

“Nora lo observó en silencio, mientras pensaba en la isla de la Tortuga y aquel mundo de piratas y tesoros escondidos con el que tanto había disfrutado en su juventud, hasta que se vio obligada a leer cosas más serias. La universidad era un mundo difícil para una mujer con sus gustos, y empezó a mentir a sus compañeros hasta conseguir el puesto de profesora titular. Aun así, recordaba la leyenda de los Hermanos de la Costa, dispuestos a abrir fuego a la menor oportunidad”.

(Publicado en el Diario Progresista el 23 de Marzo de 2012)

jueves, 22 de marzo de 2012

La tertulia del día de la poesía

El poeta Escander Algeet ha estado en nuestra tertulia de "Este Oeste", y ha coincidido el día de la poesía con el año nuevo curdo (el local tiene dueños de ese país). Hacía tiempo que no disfrutaba tanto con una lectura de poemas. En hora y media hemos tenido su amor por las mujeres de su familia, la evocación de su tierra natal, Palencia, pero también el de su país de origen, Siria. Si encontráis por ahí el libro titulado "Alas de mar y prosa", publicado por la editorial "Ya lo dijo Casimiro Parker", no dudéis en comprarlo.

viernes, 16 de marzo de 2012

Siempre nos quedará don Quijote (y V)

Con este artículo finalizo mi pequeño repaso a uno de los episodios más interesantes del Quijote, donde se resume la idea esencial de la obra, en esa lucha constante entre la ficción y la realidad. Ni que decir tiene que mi pretensión ha sido elaborar una metáfora del mundo que nos ha tocado vivir en la actualidad. La crisis económica no puede terminar con nuestras ilusiones, y por eso, al menos, siempre nos quedará una obra como el Quijote.

Cervantes estaba creando la novela moderna al tener en cuenta métodos de escritura habituales en los siglos siguientes. Cada personaje asume de alguna forma el papel que se le ha encargado, cambia su apariencia gracias al disfraz y se mueve en un escenario preparado al efecto. Cervantes no es original en esos planteamientos, pero logra que den coherencia a los momentos más divertidos, lo que consigue con su conocimiento de teoría literaria.

La noción de historia no tiene que ver con el progreso; no supone una mejora, un avance; es un viaje que pretende explorar nuevos mundos. La ambición del novelista no es la de hacerlo mejor que sus predecesores, sino la de ver lo que no han visto, la de decir lo que no han dicho. Si hay tanta teoría literaria en esta novela es porque el autor es consciente de que está inventando un nuevo género.

La complejidad psicológica de los personajes acerca más al Quijote a la novela que estaba por venir. Muchos escritores posteriores volvieron la mirada hacia esta obra, y la convirtieron en una pieza central del canon narrativo de los últimos siglos.

En Cervantes también queda patente la delegación de la autoría o función narrativa y de la actividad ficcionalizadora, que traslada a los personajes la posibilidad de la invención. Es la imagen del espejo, donde el autor desaparece ante el perspectivismo. El concepto de verdad literaria viene a identificarse con el de coherencia interna del texto narrativo y depende del acuerdo con los hechos reflejados en él. La credibilidad del narrador (narrador impersonal) queda a expensas de la relación entre sus afirmaciones y los acontecimientos narrados. Se trata de una verdad interna al mundo del texto.

La convención literaria permite otorgar validez al universo ficcional, y no el hecho de que no contradiga al mundo real. Además de producirse la voluntaria suspensión de la incredulidad por parte del lector, es necesaria una positiva actitud de conceder un crédito al narrador. Si esto se produce, entonces se podrá creer lo que se cuenta.

La verdad ficcional se encuentra en función de la existencia ficcional, que a su vez se deriva de la función autentificadora relativa a los actos de habla del narrador, que no tienen los actos de habla de los personajes. Esos actos construyen los mundos narrativos al conformar sistemas de hechos ficcionales. Es lo que Vargas Llosa ha denominado atributos de la eficacia de la escritura de las novelas: la coherencia interna y su carácter de necesidad.

Los lectores aceptan al narrador por su autoridad autentificadora. El concepto de verdad debe basarse, por tanto, en el de autentificación, para explicar la existencia ficcional. Una frase narrativa resulta verdadera si refleja una situación existente en el mundo ficcional; es falsa, en cambio, si tal situación no se da.
Sin embargo, no puede atribuirse valor de verdad de lo dicho a las afirmaciones del narrador por el hecho de que se refieran a un mundo -en ese caso la verdad de lo dicho se derivaría de su acuerdo con la naturaleza de ese mundo-, sino que éste es construido precisamente por ellas.

Tal existencia ficcional pertenece al ámbito de la semántica intensional, que explica el significado de los individuos, objetos y sucesos no tanto por la relación referencial como por las formas de expresión. Con todo ello cobra fuerza la necesidad de la semántica intensional como núcleo básico de una teoría semiótica del significado, y por eso debe ser autentificada.

(Publicado en el Diario Progresista el 16 de Marzo de 2012)

viernes, 9 de marzo de 2012

Siempre nos quedará don Quijote (IV)

La historia relatada en casa de los duques representa la esencia del heroísmo en el Barroco. Lo importante no es que el hecho heroico se encuentre acompañado de proezas y riesgos, sino que hay que transmitir la emoción del momento.

Los miembros de la casa ducal saben que todo es una broma, por lo que viven la tragedia como una farsa burlesca. En realidad, su vida es una representación continua. Olvidados de la comedia de la vida, que es una tragedia, deciden representar lo que son realmente. Están haciendo una verdadera farsa de la vida: se creen actores, pero son hombres y mujeres.

El breve capítulo 37 es un buen ejemplo del estudio de tal realidad social, al analizarse críticamente a través del llamado “coloquio dueñesco”. Es la ilusión realista que tanto utilizará Cervantes en sus obras. La mala reputación de las dueñas de la servidumbre era un tema tradicional en la narrativa clásica. A las dueñas se las consideraba ociosas, maldicientes, lascivas y en el papel de medianeras. Cervantes sigue en este sentido la tradición del Lazarillo y otros creadores de ficciones del siglo de oro.

Alguien ha contado 669 personajes en las dos partes del Quijote. Pese a no ser una novela urbana, como la típica novela picaresca, ofrece un perfil representativo de la sociedad española de alrededor de 1600 tan bueno como el que presenta cualquiera de estas últimas, sin llegar a ser por ello una novela “social, en el sentido en que lo son la mayoría de las grandes obras decimonónicas, y hasta de los primeros años del siglo XX, hasta que Proust, Joyce y Kafka las dinamitaron, sin olvidar las obras de Woolf y Faulkner, por ejemplo.

La técnica del suspense es esencial en la novela. A ella corresponde la digresión del narrador sobre el apellido Trifaldi y los otros nombres de la condesa. También la larga serie de réplicas que se producen entre la Dueña, don Quijote y Sancho. En cierta medida recuerda a Sterne y su Tristram Shandy, con las digresiones utilizadas para no “terminar” de nacer “desde el huevo”. También se ve la influencia en Fielding, Lennox, Graves, Dickens y otros ingleses, pues fue en Inglaterra donde el magisterio del Quijote resultó evidente. Con la excepción de la Biblia, el Quijote es la obra extranjera que más profundas huellas ha dejado en la tradición literaria británica.

Por su parte la técnica del encajonamiento es una variante del suspense, con la historia de la dueña Dolorida intercalada entre la de los dos amantes. Esta técnica es habitual en el Quijote, como en la historia del Curioso impertinente o la del Capitán cautivo. Sería complementaria del referido suspense, como si para conseguir éste utilizara una suerte de cajas chinas que retrasan el final de la historia.

(Publicado en el Diario Progresista el 9 de Marzo de 2012)

viernes, 2 de marzo de 2012

Siempre nos quedará don Quijote (III)

Continúa la aventura de don Quijote y Sancho en el palacio de los duques. Como por tierra se tardaría mucho en llegar a Candaya, la dueña Dolorida sabe que Malambruno enviará al caballo Clavileño al que deberán subirse don Quijote y Sancho para llegar volando a su reino.

 Al preguntarle Sancho por el nombre del caballo, Cervantes pone en boca de la dueña los nombres que no podría tener, incluido el de Rocinante (como dirá Sancho en seguida), lo que permite recordar los clásicos nombres de caballos literarios: Pegaso, el caballo de Belerofonte, Bucéfalo, el de Alejandro Magno, Brilladoro, el de Orlando furioso, Bayarte, el de Reinaldos de Montalbán, Frontino, el de Rugero, y Bootes y Pirítoo, los nombres de los caballos del Sol.

Cervantes sigue con sus constantes juegos metaliterarios, a la par que irónicos, pues los nombres de los caballos del Sol son una broma de la dueña Dolorida. La dueña quizá sabía que Pirítoo era hija de Ixión, padre de los centauros, y que estaba casado con Hipodama. Por su parte Bootes estaba emparentado con el buey. Esta idea vuelve a hacer patente la relación que existe entre la ficción y la realidad histórica.
El capítulo 41 se inicia con la tardanza de Clavileño y el enfado de don Quijote. Por fin llega el caballo, y los protagonistas deben subirse a él, lo que provoca el pánico de Sancho. Aparte de las súplicas de la dueña Dolorida, tiene que intervenir el duque en persona para convencer al escudero. La ínsula que le ha prometido no se moverá de su sitio, ni por supuesto la perderá; lo que tiene que hacer es cumplir con la aventura.
Don Quijote dice que desde la aventura de los batanes no había visto a Sancho tan nervioso. Apartándose con él le comenta que debe cumplir con la promesa de los azotes, pero Sancho le convence para retrasarlo. Acto seguido se suben al caballo, y don Quijote pide a la Dolorida que le cubra los ojos con un pañuelo.
El caballero recuerda al caballo de Troya, según la obra de Virgilio, pero la dueña Dolorida le dice que con este caballo no va a ocurrir nada malo. Durante los siguientes minutos, el caballo se mueve (Sancho tiene los ojos vendados, igualmente) y los héroes creen de verdad que están volando. Unos fuelles les dan aire y les proporcionan calor para sentir que están cerca del sol.

Mientras el caballero y el escudero hablan sobre el caballo, prenden fuego a la cola del caballo, y como el animal está lleno de “cohetes tronadores”, vuela por los aires y los arroja al suelo. Las dueñas han desaparecido, así como la mayor parte de la gente, y al recobrar los ánimos don Quijote y Sancho se encuentran un pergamino en una lanza clavada en el suelo, que les asegura que la aventura ya ha terminado.
En este punto se declara qué es el heroísmo. “El ínclito caballero Don Quijote de la Mancha feneció y acabó la aventura... con sólo intentarla”. El gigante se da por satisfecho y desde ese momento todos los encantamientos quedan anulados (incluido el de Dulcinea). Como Sancho “se está transformado” a su modo en don Quijote, relata a los duques las maravillas que ha visto por el rabillo del ojo mientras volaba encima de Clavileño, lo que lleva a asegurar a don Quijote que si quiere que le crea también debería creerle a él la historia de la cueva de Montesinos.

La intertextualidad que Cervantes dominaba a la perfección otorga verosimilitud a las escenas.

(Publicado por el Diario Progresista el 2 de Marzo de 2012).