Ya se ha comentado el trasfondo económico que subyace a muchas
de las actuaciones de los personajes de Galdós, y que se pone claramente
de manifiesto en las dos novelas tomadas como referencia en este
estudio. A lo largo de sus páginas, se ve cómo los personajes se mueven
alrededor de otros personajes que, a su vez, persiguen un lucro personal
que termina marcando sus vidas.
Todo ello dentro de
una sociedad en transición que evoluciona desde el mundo agrario al
urbano, con la actividad comercial como aspecto clave del crecimiento
económico, y que en el caso de “La de Bringas” queda patente con la
importancia que se concede a “estar” e “ir” a la moda, y en “Lo
prohibido” con la compraventa de acciones, actuaciones de los bancos
industriales y creación de empresas.
“Lo prohibido” es una obra más extensa y de mayor calado analítico.
José María Bueno de Guzmán habla de dinero casi desde el comienzo de la
novela, y termina refiriéndose al mismo asunto en medio de su triste
desenlace. Los ejemplos son numerosos, casi agobiantes, y se apoderan en
muchas ocasiones de la trama. Aparentemente es la historia de la
seducción por parte del protagonista a sus tres primas: Eloísa, María
Juana y Camila (o al menos los intentos de seducción, ya que en el
último caso resultan infructuosos), pero, como casi siempre en Galdós,
las cosas son más complejas. Lo fascinante es cómo se relaciona el fondo
de la historia con la forma, con el “dinero” y la idea de riqueza como
verdaderos motores de la acción.
La novela comienza el año 1880, es decir, doce años después de la
Gloriosa, momento en que termina “La de Bringas”, cuando llega a Madrid
su protagonista, rico y libre, con una fortuna que le permite vivir la
vida sin agobios, todo lo contrario. Siempre que José María describa a
los personajes (es de los pocos casos en que Galdós escribe en primera
persona), aludirá a su situación económica. Los rasgos físicos son
completados, continuamente, por la mayor o menos existencia de dinero a
su alrededor. Y por eso tiene una presencia relevante la Bolsa de
valores, un escenario recurrente a lo largo de las páginas.
En lugar de reunirse en cafés o restaurantes, en muchas ocasiones lo
hacen dentro de las paredes de la Bolsa. La derrota final del
protagonista, une, de forma perfecta, su fracaso sexual con el
económico. José María dejará de ser un triunfador donjuán en el mismo
instante en que se acerca a la ruina por diversos motivos, casi siempre
por culpa de las mujeres, algo que también relaciona la novela con “La
de Bringas”.
(Publicado en el Diario Progresista el 18 de Mayo de 2012)
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