http://www.youtube.com/watch?v=a3w27zzeev8
GUSTAV MAHLER SYMPHONY NR. 9
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lunes, 29 de octubre de 2012
Santos Alonso, mi profesor y amigo
Ha muerto Santos Alonso, uno de los mejores críticos literarios de España, y mi profesor y amigo.
Mi pequeño homenaje es la crítica que escribió en la Revista de Libros sobre una de mis novelas.
http://www.revistadelibros.com/articulos/mirar-al-pasado-explicar-el-presente
Mi pequeño homenaje es la crítica que escribió en la Revista de Libros sobre una de mis novelas.
http://www.revistadelibros.com/articulos/mirar-al-pasado-explicar-el-presente
Revista de Libros: «Mirar al pasado, explicar el presente» de Santos Alonso -- Revista de Libros: cr
domingo, 28 de octubre de 2012
Henze
Muere Henze, uno de los grandes, una especie de compendio de la música del silgo XX: serialismo, jazz, neoclasicismo...
sábado, 27 de octubre de 2012
Biblioteca Digital Mundial
Una
biblioteca maravillosa, porque todos somos ciudadanos del mundo, sin
distinción de género, raza o religión. A ver si leyendo un poco los
intolerantes se enteran.
Inicio Biblioteca Digital Mundial
www.wdl.org
La
Biblioteca Digital Mundial pondrá a disposición en Internet, de manera
gratuita y en formato multilingüe, importantes materiales fundamentales
viernes, 26 de octubre de 2012
Las oportunidades de los individuos
El bienestar debe definirse de forma distinta a como lo hacen
los utilitaristas. Para el utilitarismo lo esencial es el
consecuencialismo (las instituciones y políticas sociales se juzgan por
la bondad de sus consecuencias), el bienestarismo (la bondad se juzga en
función de la utilidad que proporciona) y el hecho de que la única
forma de lograr un juicio social es por la ordenación efectuada con la
suma de las utilidades individuales, para después ser maximizadas.
Sin embargo, este estado social no tiene en cuenta todas las dimensiones posibles de la vida de los individuos, al quedar subsumida la idea de justicia en la de maximización de la utilidad. Las limitaciones de la utilidad hacen que no se tengan en cuenta las ideas de igualdad y libertad.
El concepto con el que Amartya Sen designa el conjunto de bienes del que puede disponer una persona en una sociedad utilizando todos los derechos y oportunidades que estén a su alcance es el de “entitlements”, y es el que permite alcanzar a tal persona adquirir ciertas capacidades. El nobel de economía no acepta el argumento que justifica el mercado como el ejercicio de los derechos individuales legítimos de las personas, que por una cuestión de justicia tienen prioridad absoluta. Para él ninguna institución social puede ser justa, sólo, por la aceptación de unos derechos primarios, independientemente de sus consecuencias.
Al estudiar el fenómeno de las hambrunas durante el siglo XX, Sen deduce que estas se han producido sin que hayan existido caídas en la producción debido a desastres naturales, y han sido el producto de cambios bruscos en los citados “entlitelments”. Los derechos personales pueden provocar desempleo, disminuir la renta y generar hambre sin que se violen los derechos de nadie. De esta forma, ¿seguirá siendo el mercado un mecanismo aceptable sólo porque no se violan los derechos de nadie? ¿Son los derechos de propiedad prioritarios al sufrimiento de muchas personas? Estas preguntas las contesta Sen argumentando que el valor del mercado, como el de cualquier institución, depende de sus consecuencias.
Pero además no comparte el mismo sentido de las “consecuencias” que los liberales. Friedman considera que el estado es una institución peor que el mercado, ya que este protege de forma más eficiente los intereses de las personas al posibilitarles la famosa “libertad de elegir”. Sen, por su parte, propone tener en cuenta las consecuencias que las instituciones sociales provocan para la libertad teniendo en cuenta:
1. Las oportunidades que poseen los individuos para lograr las cosas que valoran.
2. El papel que tienen las personas en los procesos de toma de decisiones.
3. La inmunidad que tienen las personas frente a las posibles interferencias de otros.
De esta forma el mercado sólo puede proteger las libertades segunda y tercera, pero no la primera, motivo por el que se propone que se juzgue al mercado por si es capaz de conceder a los individuos oportunidades reales de vivir de un modo que ellas juzguen valioso.
Como cualquier juicio social sobre una institución, tal juicio posee dos componentes: la evaluación de la eficiencia y de la distribución. En el primer caso, las instituciones sociales serán eficientes en términos de libertad como oportunidad si no existiera ningún estado alternativo en el que al menos el conjunto de capacidades de una persona pudiera ser mejorado sin empeorar el de la otra, lo que supone una redefinición del primer teorema básico de la economía del bienestar. En el segundo caso, se hace referencia a que no sólo se trata la desigualdad en la posesión de bienes, sino también la desigualdad de las personas de convertir bienes en capacidades.
(Publicado en el Diario Progresista el 26 de octubre de 2012)
Sin embargo, este estado social no tiene en cuenta todas las dimensiones posibles de la vida de los individuos, al quedar subsumida la idea de justicia en la de maximización de la utilidad. Las limitaciones de la utilidad hacen que no se tengan en cuenta las ideas de igualdad y libertad.
El concepto con el que Amartya Sen designa el conjunto de bienes del que puede disponer una persona en una sociedad utilizando todos los derechos y oportunidades que estén a su alcance es el de “entitlements”, y es el que permite alcanzar a tal persona adquirir ciertas capacidades. El nobel de economía no acepta el argumento que justifica el mercado como el ejercicio de los derechos individuales legítimos de las personas, que por una cuestión de justicia tienen prioridad absoluta. Para él ninguna institución social puede ser justa, sólo, por la aceptación de unos derechos primarios, independientemente de sus consecuencias.
Al estudiar el fenómeno de las hambrunas durante el siglo XX, Sen deduce que estas se han producido sin que hayan existido caídas en la producción debido a desastres naturales, y han sido el producto de cambios bruscos en los citados “entlitelments”. Los derechos personales pueden provocar desempleo, disminuir la renta y generar hambre sin que se violen los derechos de nadie. De esta forma, ¿seguirá siendo el mercado un mecanismo aceptable sólo porque no se violan los derechos de nadie? ¿Son los derechos de propiedad prioritarios al sufrimiento de muchas personas? Estas preguntas las contesta Sen argumentando que el valor del mercado, como el de cualquier institución, depende de sus consecuencias.
Pero además no comparte el mismo sentido de las “consecuencias” que los liberales. Friedman considera que el estado es una institución peor que el mercado, ya que este protege de forma más eficiente los intereses de las personas al posibilitarles la famosa “libertad de elegir”. Sen, por su parte, propone tener en cuenta las consecuencias que las instituciones sociales provocan para la libertad teniendo en cuenta:
1. Las oportunidades que poseen los individuos para lograr las cosas que valoran.
2. El papel que tienen las personas en los procesos de toma de decisiones.
3. La inmunidad que tienen las personas frente a las posibles interferencias de otros.
De esta forma el mercado sólo puede proteger las libertades segunda y tercera, pero no la primera, motivo por el que se propone que se juzgue al mercado por si es capaz de conceder a los individuos oportunidades reales de vivir de un modo que ellas juzguen valioso.
Como cualquier juicio social sobre una institución, tal juicio posee dos componentes: la evaluación de la eficiencia y de la distribución. En el primer caso, las instituciones sociales serán eficientes en términos de libertad como oportunidad si no existiera ningún estado alternativo en el que al menos el conjunto de capacidades de una persona pudiera ser mejorado sin empeorar el de la otra, lo que supone una redefinición del primer teorema básico de la economía del bienestar. En el segundo caso, se hace referencia a que no sólo se trata la desigualdad en la posesión de bienes, sino también la desigualdad de las personas de convertir bienes en capacidades.
(Publicado en el Diario Progresista el 26 de octubre de 2012)
viernes, 19 de octubre de 2012
Las 5 libertades
El ser humano aspira a ser libre, es algo que lleva en sus
genes, aunque en casos como el de la actual crisis económica se llega a
plantear si es mejor elegir entre libertad y seguridad. En el fondo los
dos aspectos están íntimamente unidos, ya que la seguridad protectora es
una de las libertades.
Las cinco libertades esenciales del ser humano son las libertades políticas, los servicios económicos, las oportunidades sociales, las garantías protectoras y la seguridad protectora.
Las libertades políticas -donde también se incluyen los derechos humanos- son las oportunidades de los individuos para decidir quién nos debe gobernar y con qué principios, y comprenden los derechos que acompañan a la democracia en el sentido más amplio de la palabra.
Los servicios económicos son las oportunidades de los individuos de utilizar los recursos económicos para consumir, producir y realizar intercambios. En la relación entre la renta nacional y la riqueza, por una parte, y los derechos económicos de los individuos, por otra, son importantes no sólo las consideraciones agregadas sino también las distributivas, tanto como la forma en que se distribuyen las rentas nacionales.
Las oportunidades sociales hacen referencia a los sistemas educativos, sanidad, etcétera, e influyen positivamente en la vida privada, como es lógico, pero también en las actividades económicas y políticas.
Las garantías de transparencia hacen referencia al mínimo grado de confianza que pueden esperar los individuos: la libertad para interrelacionarse con la garantía de divulgación de información y claridad. Estas garantías inciden en el sentido ético de las actividades de los individuos, pues sirven para prevenir la corrupción, la irresponsabilidad financiera y los tratos poco limpios.
La seguridad protectora es vital para proporcionar una red de protección social que impida que la población más vulnerable, ante los cambios materiales que afectan negativamente a su vida, caiga en la mayor de las miserias y, en ciertos casos, incluso en la inanición y la muerte. Aquí entramos de lleno en la política social, al tener en cuenta los mecanismos institucionales “fijos”, como las prestaciones por desempleo y las ayudas económicas fijadas por ley para los indigentes, así como los mecanismos “ad hoc”, como las ayudas para aliviar las hambrunas o el empleo público de emergencia para proporcionar unos ingresos a los pobres.
Algunos defendemos la necesidad de estas libertades por encima de la utilidad (según los partidarios del enfoque del bienestar), e incluso de los bienes sociales primarios de Rawls. Considerando como prioritarias las oportunidades reales de los individuos para alcanzar sus objetivos, habría que tener en cuenta no sólo los bienes sociales primarios que posean las personas, sino también las características personales relevantes que determinan la “conversión” de los bienes primarios en la capacidad de las personas para alcanzar sus fines.
(Publicado en el Diario Progresista el 19 de octubre de 2012).
Las cinco libertades esenciales del ser humano son las libertades políticas, los servicios económicos, las oportunidades sociales, las garantías protectoras y la seguridad protectora.
Las libertades políticas -donde también se incluyen los derechos humanos- son las oportunidades de los individuos para decidir quién nos debe gobernar y con qué principios, y comprenden los derechos que acompañan a la democracia en el sentido más amplio de la palabra.
Los servicios económicos son las oportunidades de los individuos de utilizar los recursos económicos para consumir, producir y realizar intercambios. En la relación entre la renta nacional y la riqueza, por una parte, y los derechos económicos de los individuos, por otra, son importantes no sólo las consideraciones agregadas sino también las distributivas, tanto como la forma en que se distribuyen las rentas nacionales.
Las oportunidades sociales hacen referencia a los sistemas educativos, sanidad, etcétera, e influyen positivamente en la vida privada, como es lógico, pero también en las actividades económicas y políticas.
Las garantías de transparencia hacen referencia al mínimo grado de confianza que pueden esperar los individuos: la libertad para interrelacionarse con la garantía de divulgación de información y claridad. Estas garantías inciden en el sentido ético de las actividades de los individuos, pues sirven para prevenir la corrupción, la irresponsabilidad financiera y los tratos poco limpios.
La seguridad protectora es vital para proporcionar una red de protección social que impida que la población más vulnerable, ante los cambios materiales que afectan negativamente a su vida, caiga en la mayor de las miserias y, en ciertos casos, incluso en la inanición y la muerte. Aquí entramos de lleno en la política social, al tener en cuenta los mecanismos institucionales “fijos”, como las prestaciones por desempleo y las ayudas económicas fijadas por ley para los indigentes, así como los mecanismos “ad hoc”, como las ayudas para aliviar las hambrunas o el empleo público de emergencia para proporcionar unos ingresos a los pobres.
Algunos defendemos la necesidad de estas libertades por encima de la utilidad (según los partidarios del enfoque del bienestar), e incluso de los bienes sociales primarios de Rawls. Considerando como prioritarias las oportunidades reales de los individuos para alcanzar sus objetivos, habría que tener en cuenta no sólo los bienes sociales primarios que posean las personas, sino también las características personales relevantes que determinan la “conversión” de los bienes primarios en la capacidad de las personas para alcanzar sus fines.
(Publicado en el Diario Progresista el 19 de octubre de 2012).
jueves, 18 de octubre de 2012
El oficio de escritor
Borges,
Onetti y Rulfo reunidos por Pedro García Domínguez en un artículo
estupendo. Además contiene varios
videos sobre estos escritores que están muy bien.
Crónicas de Mogarraz: El oficio de escritor
voces.huffingtonpost.com
Existen dos clases de escritores: los que escriben para el público y los que escriben para sí mismo --y una
En el día de la salud mental (10 de octubre)
En
el dia de la Salud Mental, este tema dedicado a todos aquellos que
se encuentran privados de ser por el solo hecho de no estar lo
suficientemente adaptados a la sociedad.
La banda sonora de "Entrevías mon amour"
Para
mis amigos... Después de la tertulia que tuvimos ayer sobre el futuro
de la música clásica, hoy me pide mi editor de una de mis novelas
("Entrevías mon amour", Bartleby editores) que le envíe la "banda
sonora" de esa novela, que no es otra que las dos óperas sobre Ifigenia de
Gluck. Además -otra casualidad- ayer El País traía una entrevista al
cura "rojo" de la parroquia de Entrevías, que tanta importancia tiene en
la novela. Escuchando esta música es fácil escribir.
Nunca más
Nunca más...
Rostropovich cello performance in front of the Berlin Wall
Rostropovich impromptu performance during the fall of the Berlin Wall in November 1989
Por el derecho a la diferencia
Por supuesto. Un beso para ti.
Las personas con discapacidad tienen los mismos derechos.
http://www.sindromedown.net/
http://www.sindromedown.net/
viernes, 12 de octubre de 2012
Ante la falta de libertad
Las libertades políticas, los servicios económicos y las
oportunidades sociales son esenciales para el funcionamiento de la
democracia. En concreto, las oportunidades sociales relativas a la
educación y la asistencia sanitaria contribuyen a fomentar las
iniciativas privadas de los seres humanos, y les ayudan a establecer su
propio destino y a ayudarse mutuamente.
Los análisis de Amartya Sen sobre la libertad, el desarrollo y el bienestar son capitales para apreciar el significado de la “política económica y social”, con una extensa y apasionante bibliografía que puede ir desde “Collective Choice and Social Welfare” de 1970 a “Development as freedom”, treinta años después.
El desarrollo constituye un proceso de expansión de las libertades de las personas, y estas no pueden circunscribirse sólo al aumento del PNB o la renta personal, sino también al funcionamiento de las instituciones sociales y económicas (educación, sanidad), a lo que se unen los derechos políticos y humanos. De esta forma, para que se produzca un desarrollo adecuado es necesario desterrar las limitaciones de la libertad, donde Sen incluye la pobreza, la tiranía, la escasez de oportunidades económicas y las privaciones sociales, el abandono en que pueden encontrarse los servicios públicos y la intolerancia o el exceso de intervención de los estados represivos.
Nadie discute el prodigioso avance que ha experimentado el mundo en las últimas décadas, sobre todo el desarrollado, aunque puede discreparse sobre los únicos y balsámicos efectos del sistema capitalista que vivimos, y yo lo hago. En esta línea de pensamiento podemos citar a Krugman, quien, tras analizar las crisis financieras que han venido sufriendo diferentes zonas del mundo, considera que no hay depresión económica, sino una economía de la depresión.
En este contexto un número considerable de personas no consiguen lograr las libertades básicas, ya que la falta de libertades fundamentales está relacionada, directamente, con la pobreza económica, que priva a los individuos de la libertad necesaria para satisfacer el hambre, para conseguir un nivel de nutrición suficiente para poner remedio a enfermedades tratables, para vestir dignamente o tener una vivienda aceptable o para disponer de agua limpia o de servicios de saneamiento.
Junto a todo ello, la privación de libertad está relacionada con la falta de servicios y atención social públicos, como la ausencia de programas epidemiológicos o de sistemas organizados de asistencia sanitaria o de educación o de instituciones eficaces para el mantenimiento de la paz y el orden locales. En otros casos, la violación de la libertad se debe directamente a la negativa de los regímenes autoritarios a reconocer las libertades políticas y civiles y a la imposición de restricciones a la libertad para participar en la vida social, política y económica de la comunidad. En última instancia, la falta de libertad económica puede alimentar la falta de libertad social, de la misma forma que la falta de libertad social o política también puede fomentar la falta de libertad económica.
(Publicado en el Diario Progresista el 12 de octubre de 2012)
Los análisis de Amartya Sen sobre la libertad, el desarrollo y el bienestar son capitales para apreciar el significado de la “política económica y social”, con una extensa y apasionante bibliografía que puede ir desde “Collective Choice and Social Welfare” de 1970 a “Development as freedom”, treinta años después.
El desarrollo constituye un proceso de expansión de las libertades de las personas, y estas no pueden circunscribirse sólo al aumento del PNB o la renta personal, sino también al funcionamiento de las instituciones sociales y económicas (educación, sanidad), a lo que se unen los derechos políticos y humanos. De esta forma, para que se produzca un desarrollo adecuado es necesario desterrar las limitaciones de la libertad, donde Sen incluye la pobreza, la tiranía, la escasez de oportunidades económicas y las privaciones sociales, el abandono en que pueden encontrarse los servicios públicos y la intolerancia o el exceso de intervención de los estados represivos.
Nadie discute el prodigioso avance que ha experimentado el mundo en las últimas décadas, sobre todo el desarrollado, aunque puede discreparse sobre los únicos y balsámicos efectos del sistema capitalista que vivimos, y yo lo hago. En esta línea de pensamiento podemos citar a Krugman, quien, tras analizar las crisis financieras que han venido sufriendo diferentes zonas del mundo, considera que no hay depresión económica, sino una economía de la depresión.
En este contexto un número considerable de personas no consiguen lograr las libertades básicas, ya que la falta de libertades fundamentales está relacionada, directamente, con la pobreza económica, que priva a los individuos de la libertad necesaria para satisfacer el hambre, para conseguir un nivel de nutrición suficiente para poner remedio a enfermedades tratables, para vestir dignamente o tener una vivienda aceptable o para disponer de agua limpia o de servicios de saneamiento.
Junto a todo ello, la privación de libertad está relacionada con la falta de servicios y atención social públicos, como la ausencia de programas epidemiológicos o de sistemas organizados de asistencia sanitaria o de educación o de instituciones eficaces para el mantenimiento de la paz y el orden locales. En otros casos, la violación de la libertad se debe directamente a la negativa de los regímenes autoritarios a reconocer las libertades políticas y civiles y a la imposición de restricciones a la libertad para participar en la vida social, política y económica de la comunidad. En última instancia, la falta de libertad económica puede alimentar la falta de libertad social, de la misma forma que la falta de libertad social o política también puede fomentar la falta de libertad económica.
(Publicado en el Diario Progresista el 12 de octubre de 2012)
La desigualdad puede ser justa
Cuando las personas libres e iguales desean proteger los bienes
sociales primarios de la sociedad, ya pueden definir los principios de
la justicia, sabiendo que tales principios serán justos.
Son los valores sociales (libertad y oportunidad, ingreso y riqueza, así como las bases sociales y el respeto a uno mismo), distribuidos igualitariamente a menos que una distribución desigual de alguno o de todos esos valores redunde en una ventaja para todos.
Como señala Rawls en su “Teoría de la justicia”, lo más probable es que tales desigualdades redunden en ventaja de unos y en desventaja de otros. En este caso, habrá que escoger entre dos criterios, el “maximax” (maximizar la utilidad de las situaciones más ventajosas o los sujetos más favorecidos), y el “maximin” (minimizar el perjuicio de las situaciones más desfavorables).
Lo justo, obviamente, es escoger el segundo, con lo que el principio anterior quedaría: todos los bienes sociales primarios han de ser distribuidos de un modo igual, a menos que una distribución desigual de uno o de todos estos bienes redunde en beneficio de los menos aventajados.
Este principio se compone, a su vez, de dos, el de igualdad y el de desigualdad. El primero debe regular el bien social primario de la libertad, y el segundo el de la igualdad. No todos los bienes sociales primarios pueden organizarse conforme a uno solo de esos dos principios; de ahí lo fundamental para diferenciarlos claramente.
En definitiva, los dos principios quedarían:
Primer principio. Principio de libertad.
Cada persona ha de tener un derecho igual al más amplio sistema total de libertades básicas, compatible con un sistema similar de libertad para todos.
Segundo principio. Principio de igualdad de oportunidades. Las desigualdades económicas y sociales han de ser estructuradas de manera que sean para mayor beneficio de los menos aventajados, de acuerdo con un principio de ahorro justo.
Dentro de la estructura social, Rawls diferencia entre los aspectos del sistema social que definen y aseguran las libertades básicas, y los aspectos que especifican y establecen desigualdades económicas y sociales. Las libertades básicas tienen que ser iguales, conforme al primer principio: la libertad política, de expresión y reunión, de conciencia y pensamiento, la personal, el derecho a la propiedad personal, etcétera, es decir, los elementos que definen el estado de derecho.
Por su parte, el segundo principio va dirigido a la distribución de la renta y la riqueza, y al diseño de organizaciones que utilicen las diferencias de autoridad y responsabilidad. Aunque la distribución de la renta y la riqueza no necesita ser igual, debe ser ventajosa para todos. A la vez los puestos de autoridad y responsabilidad tienen que ser accesibles a todos, quedando las desigualdades económicas y sociales de modo que todos se beneficien.
(Publicado en el Diario Progresista el 5 de octubre de 2012)
Son los valores sociales (libertad y oportunidad, ingreso y riqueza, así como las bases sociales y el respeto a uno mismo), distribuidos igualitariamente a menos que una distribución desigual de alguno o de todos esos valores redunde en una ventaja para todos.
Como señala Rawls en su “Teoría de la justicia”, lo más probable es que tales desigualdades redunden en ventaja de unos y en desventaja de otros. En este caso, habrá que escoger entre dos criterios, el “maximax” (maximizar la utilidad de las situaciones más ventajosas o los sujetos más favorecidos), y el “maximin” (minimizar el perjuicio de las situaciones más desfavorables).
Lo justo, obviamente, es escoger el segundo, con lo que el principio anterior quedaría: todos los bienes sociales primarios han de ser distribuidos de un modo igual, a menos que una distribución desigual de uno o de todos estos bienes redunde en beneficio de los menos aventajados.
Este principio se compone, a su vez, de dos, el de igualdad y el de desigualdad. El primero debe regular el bien social primario de la libertad, y el segundo el de la igualdad. No todos los bienes sociales primarios pueden organizarse conforme a uno solo de esos dos principios; de ahí lo fundamental para diferenciarlos claramente.
En definitiva, los dos principios quedarían:
Primer principio. Principio de libertad.
Cada persona ha de tener un derecho igual al más amplio sistema total de libertades básicas, compatible con un sistema similar de libertad para todos.
Segundo principio. Principio de igualdad de oportunidades. Las desigualdades económicas y sociales han de ser estructuradas de manera que sean para mayor beneficio de los menos aventajados, de acuerdo con un principio de ahorro justo.
Dentro de la estructura social, Rawls diferencia entre los aspectos del sistema social que definen y aseguran las libertades básicas, y los aspectos que especifican y establecen desigualdades económicas y sociales. Las libertades básicas tienen que ser iguales, conforme al primer principio: la libertad política, de expresión y reunión, de conciencia y pensamiento, la personal, el derecho a la propiedad personal, etcétera, es decir, los elementos que definen el estado de derecho.
Por su parte, el segundo principio va dirigido a la distribución de la renta y la riqueza, y al diseño de organizaciones que utilicen las diferencias de autoridad y responsabilidad. Aunque la distribución de la renta y la riqueza no necesita ser igual, debe ser ventajosa para todos. A la vez los puestos de autoridad y responsabilidad tienen que ser accesibles a todos, quedando las desigualdades económicas y sociales de modo que todos se beneficien.
(Publicado en el Diario Progresista el 5 de octubre de 2012)
La justicia como igualdad
Actualmente, se están cuestionando los cimientos de las
principales construcciones sociales y económicas, y aparecen las
preguntas: ¿Qué debemos hacer de la sociedad? ¿Cuál es el criterio que
debe regir nuestras decisiones colectivas? ¿Cuál es la naturaleza de una
sociedad justa?
El sistema capitalista respondió a esas preguntas desde los principios del utilitarismo, pero se olvidó de buscar la ética en la mayoría de sus aplicaciones prácticas.
Con relación al enfoque utilitarista, una crítica significativa es la de John Rawls con su obra: “Teoría de la justicia". En ella intenta responder a las preguntas anteriores, aunque buscando una explicación alternativa al utilitarismo, con los famosos principios de la justicia.
A diferencia de los liberales doctrinarios, que parten de Locke, Rawls utiliza como semillero de ideas a Kant, y defiende la justicia como igualdad. Su teoría de la justicia social aglutina tanto las libertades civiles y políticas como los derechos económicos, sociales y culturales, lo que le convierte en un típico representante de las actividades socialdemócratas, aunque también los más liberales hacen suyas algunas ideas de Rawls, como ocurre con Hayek, por ejemplo, que sólo disiente del término de "justicia social". De esta forma la tesis de la justicia como equidad estaría englobada entre un puro liberalismo y un puro igualitarismo.
Rawls considera la llamada “posición original” como aquella situación capaz de unir los conceptos de “persona moral” y de “sociedad bien ordenada”, y viene a recoger una situación en que los individuos viven y actúan de forma moral libre e igual. De esta forma el concepto de “velo de la ignorancia” lo constituyen las ventajas o desventajas derivadas de contingencias naturales o del azar social.
Eliminadas tales contingencias, los individuos buscan la realización del bien de acuerdo con criterios racionales. No obstante, en la posición original el "velo de la ignorancia" implica que los individuos que tratan de llegar a un acuerdo sobre los principios de justicia hacen abstracción (se abstraen) de su propia situación, por lo que nadie conoce su lugar en la sociedad, ni cuál es su plan de vida.
Un aspecto central en el pensamiento de Rawls es la superación del principio de bienestar de los utilitaristas, con la sustitución del mismo por el de los bienes sociales primarios, así como la idea de maximización del bienestar por la de la consideración distributiva, sin dejar por ello de proteger la autonomía individual. Y eso puede lograrse dentro de una sociedad democrática moderna, caracterizada por el hecho de que cada miembro acepta los principios de la justicia social. Además, las instituciones oficiales satisfacen estos principios, lo que es conocido por todos. Y los ciudadanos tienen un sentido de la justicia eficaz y se adaptan a esas instituciones que consideran como justas.
Por lo que se refiere a los bienes sociales primarios, necesarios para lograr el principio de justicia, hay que considerar las libertades básicas, como la libertad de pensamiento, de conciencia, etcétera. Son las que constituyen el marco institucional adecuado para el desarrollo de la capacidad de decidir, revisar y perseguir racionalmente una concepción del bien, así como de la justicia de forma social libre.
También se tienen en cuenta la libertad de movimiento y la libre elección de ocupación (a partir de las diversas oportunidades que se puedan tener); los poderes y prerrogativas de cargos y posiciones de responsabilidad (esenciales para dar pábulo a las capacidades sociales y autogobierno del individuo); la renta y la riqueza (básicos para alcanzar los fines que se propone el individuo), y las bases sociales del respeto a sí mismo, es decir, los aspectos de las instituciones básicas que son esenciales para que los individuos posean un sentido vivo de su propio valor como personas morales y sean capaces de realizar sus intereses de orden superior y promover sus fines con confianza en sí mismos.
(Publicado en el Diario Progresista el 28 de Septiembre de 2012).
El sistema capitalista respondió a esas preguntas desde los principios del utilitarismo, pero se olvidó de buscar la ética en la mayoría de sus aplicaciones prácticas.
Con relación al enfoque utilitarista, una crítica significativa es la de John Rawls con su obra: “Teoría de la justicia". En ella intenta responder a las preguntas anteriores, aunque buscando una explicación alternativa al utilitarismo, con los famosos principios de la justicia.
A diferencia de los liberales doctrinarios, que parten de Locke, Rawls utiliza como semillero de ideas a Kant, y defiende la justicia como igualdad. Su teoría de la justicia social aglutina tanto las libertades civiles y políticas como los derechos económicos, sociales y culturales, lo que le convierte en un típico representante de las actividades socialdemócratas, aunque también los más liberales hacen suyas algunas ideas de Rawls, como ocurre con Hayek, por ejemplo, que sólo disiente del término de "justicia social". De esta forma la tesis de la justicia como equidad estaría englobada entre un puro liberalismo y un puro igualitarismo.
Rawls considera la llamada “posición original” como aquella situación capaz de unir los conceptos de “persona moral” y de “sociedad bien ordenada”, y viene a recoger una situación en que los individuos viven y actúan de forma moral libre e igual. De esta forma el concepto de “velo de la ignorancia” lo constituyen las ventajas o desventajas derivadas de contingencias naturales o del azar social.
Eliminadas tales contingencias, los individuos buscan la realización del bien de acuerdo con criterios racionales. No obstante, en la posición original el "velo de la ignorancia" implica que los individuos que tratan de llegar a un acuerdo sobre los principios de justicia hacen abstracción (se abstraen) de su propia situación, por lo que nadie conoce su lugar en la sociedad, ni cuál es su plan de vida.
Un aspecto central en el pensamiento de Rawls es la superación del principio de bienestar de los utilitaristas, con la sustitución del mismo por el de los bienes sociales primarios, así como la idea de maximización del bienestar por la de la consideración distributiva, sin dejar por ello de proteger la autonomía individual. Y eso puede lograrse dentro de una sociedad democrática moderna, caracterizada por el hecho de que cada miembro acepta los principios de la justicia social. Además, las instituciones oficiales satisfacen estos principios, lo que es conocido por todos. Y los ciudadanos tienen un sentido de la justicia eficaz y se adaptan a esas instituciones que consideran como justas.
Por lo que se refiere a los bienes sociales primarios, necesarios para lograr el principio de justicia, hay que considerar las libertades básicas, como la libertad de pensamiento, de conciencia, etcétera. Son las que constituyen el marco institucional adecuado para el desarrollo de la capacidad de decidir, revisar y perseguir racionalmente una concepción del bien, así como de la justicia de forma social libre.
También se tienen en cuenta la libertad de movimiento y la libre elección de ocupación (a partir de las diversas oportunidades que se puedan tener); los poderes y prerrogativas de cargos y posiciones de responsabilidad (esenciales para dar pábulo a las capacidades sociales y autogobierno del individuo); la renta y la riqueza (básicos para alcanzar los fines que se propone el individuo), y las bases sociales del respeto a sí mismo, es decir, los aspectos de las instituciones básicas que son esenciales para que los individuos posean un sentido vivo de su propio valor como personas morales y sean capaces de realizar sus intereses de orden superior y promover sus fines con confianza en sí mismos.
(Publicado en el Diario Progresista el 28 de Septiembre de 2012).
"Héroes", por Peter Redwhite (de la tertulia de "Este Oeste").
peteredwhite
11 octubre, 2012
HÉROES
Por peteredwhite
Ayer,
Mariwan –el dueño del ESTE O ESTE, lugar en el que desde hace ya algún
tiempo nos reunimos los de la tertulia de Justo- habló de Kierkegaard y
el caballero de la fe, de Nietzsche y el Espíritu libre,
de Camus; de la tarea del héroe. Mariwan es kurdo, en los ochenta vivía
aún en el norte de Irak y ahora se emociona al enseñar una foto en la
que se le ve todavía joven, con pelo largo y –a diferencia del resto de
sus compatriotas- sin bigote (sigue defendiendo un intelectualismo
práctico, influenciado por los filósofos a los que admira; el héroe
capaz de sobreponerse a cualquier revés y que concibe la vida como unas
páginas en blanco que sólo él puede escribir).
¿Hasta qué punto tiene el individuo poder para sobreponerse a su circunstancia y parecerse algo a este caballero de la fe? ¿Existen hoy verdaderos héroes? ¿Es éste el mejor de los mundos posibles o, al menos, el mejor que hemos tenido? Se tocaron de pasada muchos temas, acabamos hablando sobre El extranjero de Camus. No la he leído, creo que entendí por qué Mariwan considera ésta la mejor novela del Nobel francés: un personaje al que nada -ni siquiera un crimen absurdo que cometió y del que no se siente responsable- de lo que sucede en el exterior parece que le afecte. Me han gustado siempre este tipo de héroes, recuerdo ahora al chico de la moto de un libro de Hinton que leí en la ESO o al detective Marlowe –gobernado tan sólo por una ética particular y algo alejada de la convencional- de Raymond Chandler. También discutimos sobre el posmodernismo, sobre la inevitable influencia de su tiempo en la obra de cualquier autor. Fue, creo, de esas veces–supongo que esto no es sólo cosa mía- en las que eliges mal las palabras y callas lo que realmente querrías haber dicho. También fue de esas ocasiones en las que disfrutas simplemente escuchando, en las que vuelves a casa pensando en cuestiones que probablemente no tengan respuesta.
¿Hasta qué punto tiene el individuo poder para sobreponerse a su circunstancia y parecerse algo a este caballero de la fe? ¿Existen hoy verdaderos héroes? ¿Es éste el mejor de los mundos posibles o, al menos, el mejor que hemos tenido? Se tocaron de pasada muchos temas, acabamos hablando sobre El extranjero de Camus. No la he leído, creo que entendí por qué Mariwan considera ésta la mejor novela del Nobel francés: un personaje al que nada -ni siquiera un crimen absurdo que cometió y del que no se siente responsable- de lo que sucede en el exterior parece que le afecte. Me han gustado siempre este tipo de héroes, recuerdo ahora al chico de la moto de un libro de Hinton que leí en la ESO o al detective Marlowe –gobernado tan sólo por una ética particular y algo alejada de la convencional- de Raymond Chandler. También discutimos sobre el posmodernismo, sobre la inevitable influencia de su tiempo en la obra de cualquier autor. Fue, creo, de esas veces–supongo que esto no es sólo cosa mía- en las que eliges mal las palabras y callas lo que realmente querrías haber dicho. También fue de esas ocasiones en las que disfrutas simplemente escuchando, en las que vuelves a casa pensando en cuestiones que probablemente no tengan respuesta.
martes, 9 de octubre de 2012
"El espíritu libre" de Graciela Rodríguez
Graciela Rodríguez Alonso
(Escritora. Ha publicado la novela "El trazo oculto", por Dhyana Arte. Participa en la tertulia de "Este Oeste").
(Escritora. Ha publicado la novela "El trazo oculto", por Dhyana Arte. Participa en la tertulia de "Este Oeste").
El Espíritu Libre o la disolución del individuo
La principal conclusión
del artículo de Mariwan es que nos estamos deshaciendo en la multitud. El
individuo, su singularidad, se desvanece en la generalidad, desaparece incapaz
de luchar contra el poder de la multitud. Interpreto multitud no sólo como masa
de individuos, sino además como opinión dominante, lo políticamente correcto,
la moda, las normas establecidas, la globalización que poco a poco diluye las
diferencias convirtiendo el mundo en un enorme mercado.
Inmediatamente surgen
dos reflexiones:
1. Internet
y la renuncia a la vida privada instalados en la “nube” que ofrece un espacio
fuera de nuestro control en el que almacenar parte de lo que somos: escritos,
fotografías, música, libros, agenda. Lo que nos diferencia se diluye en el
espacio digital. Sin darnos cuenta hemos pasado a volcar nuestra vida en la
red, a ponerla a disposición de los desconocidos y de ahí a valorar más lo trendingtopic que la opinión disidente. Vivir
en la red más tiempo que en nosotros mismos, “colgados” de los demás,
enredados.
2. La
influencia que todo esto puede tener en la literatura, en la creación.
Encuentro en casa un librito que se titula precisamente El espíritu libre y que selecciona ideas de obras de Nietzsche (El origen de la tragedia, Más
allá del bien y del mal, La
genealogía de la moral, etcétera). En la contraportada la siguiente cita:
‹‹Sólo el espíritu libre puede hacer nacer la
poesía y el arte››.
Un espíritu libre no debe aprender como esclavo
es el título del libro que reúne escritos de Roberto Rosellini acerca de la
educación y el cine. Me doy cuenta de la
importancia que la expresión espíritu
libre ha tenido en el pasado. En nuestro presente ya no nos preguntamos por
la libertad. Nacemos libres, sin preocuparnos por obtenerla y conservarla, al
menos hasta ahora que comienza a cuestionarse si son o no válidas las
manifestaciones públicas, si la prensa puede o no decir determinadas cosas, si
deben cerrarse páginas web, si debe controlarse lo que en la red se cuece.
Tampoco nos preguntamos
por el espíritu. Ferrater Mora, en su diccionario, dice que Espíritu (y lo escribe siempre con
mayúscula) fue vocablo abundantemente utilizado por los idealistas alemanes. Y
descubro (a estas alturas) que puede ser considerado en dos aspectos y, lo más
interesante, que es fundamental a la hora de
hablar de arte, belleza, obligaciones del hombre, conocimiento
científico, riqueza y pobreza:
1. Teórico.
a) Como conciencia de lo individual el espíritu sería objeto de la estética
y b) Como conciencia de lo universal concreto sería objeto de la lógica.
2. Práctico.
a) Como querer de lo individual o economía y b) Como querer de lo
universal o ética.
Después de leer las
páginas de Mariwan quisiera averiguar qué sentido se le dio al espíritu libre desde Kierkegaard(1813-1855)
y Niezsche(1844-1900) —siglo XIX, idealismo alemán, nihilismo, materialismo—, hasta
Camus(1913-1960) —siglo XX, existencialismo, angustia, absurdo— y cómo deberíamos interpretarlo hoy —siglo
XXI, sociedad líquida y del espectáculo—,
más allá de lo que inmediatamente parecen sugerir esas dos palabras que,
está claro, utilizo sin pensar mucho en su origen y significado. Quiero saber
si soy o no un espíritu libre. Quiero
saber si es posible, hoy, ser un espíritu libre, rebelarse. ¿Existe algún
espíritu libre?
Leo en un manual de
Historia de la Filosofía que Nietzsche fue crítico radical de los principios
éticos y epistemológicos de la Ilustración pues los consideraba basados en
quienes no tienen valor suficiente para enfrentarse al reto de una vida libre.
Intento comprender esta postura. Intento imaginar el reto de una vida libre,
absolutamente libre, en la que haya que decidir todo de nuevo, poniendo en duda
los valores, las supuestas verdades, los idearios, las concepciones que rigen
nuestra existencia de “rebaño de esclavos”, tal como la describió Nietzsche.
Rebaño de esclavos frente al poder de los fuertes, los “amos con voluntad de
poder”. ¿Somos rebaño? ¿Podemos dejar de serlo? ¿Convertirnos en superhombres?
Para empezar: ¿quedan
espacios libres en los que desarrollar una vida libre? Vivimos una existencia reglada, ordenada,
observada, medida: educación, normas, leyes, teorías, principios que rigen no
sólo nuestras acciones sino el mundo-universo en el que vivimos. Hay cámaras en
calles y carreteras, paneles luminosos que nos dicen a qué velocidad avanzar,
por dónde circular, horarios que cumplir, medios de comunicación que
seleccionan lo que es noticia, gabinetes de prensa que construyen la noticia
incluso antes de que se haya producido. Ya no queda mundo por explorar, no en
la tierra. Ahora buscamos lo desconocido, una explicación a lo que somos, en Marte.
He leído en algún sitio,
creo que Alex Ross habla de ello en Escucha
esto, que el músico John Luther
Adams se retiró a Alaska para componer. Voy a buscarlo porque merece la
pena. Entre otras cosas dice lo siguiente:
‹‹ ¿Qué tiene que ver
Karlheinz Stockhausen con Björk o con Lennon y McCartney? Que les inspira una
evidente veneración. “Les une la curiosidad y la voluntad de explorar nuevos
caminos. Ninguno de los tres se queda parado, ninguno ha repetido
machaconamente una idea, una fórmula que les haya funcionado y se haya
convertido en algo popular. Lo profundamente artístico se busca sin descanso.
Son lo contrario a aquello que marca una corriente mayoritaria y se deja
convertir en una marca” ››
Así que parece que sí
existen espíritus libres. Os dejo el link por si queréis echarle un vistazo:
En El hombre rebelde Camus escribe: ‹‹ ¿Qué es un hombre rebelde? Un
hombre que dice que no. Pero si se niega, no renuncia: es además un hombre que
dice que sí desde su primer movimiento. Un esclavo que ha recibido órdenes
durante toda su vida, juzga de pronto inaceptable una nueva orden.››
Extraigo algunas de sus
reflexiones del capítulo Rebelión y arte:
‹‹En toda rebelión se
descubre la exigencia metafísica de la unidad, la imposibilidad de asirse a
ella y la fabricación de un universo de reemplazo. La rebelión, desde este
punto de vista, fabricante de universos. Esto define también al arte.››
‹‹El artista rehace el mundo
por su cuenta.››
‹‹La novela nace al
mismo tiempo que el espíritu de rebelión y pone de manifiesto, en el plano
estético, la misma ambición››
Como ejemplo de rebelión
creadora elige a Proust y considera que El
tiempo recuperado es “una de las empresas más desmesuradas y significativas
del hombre contra su condición mortal”.
‹‹Aunque esto choque con
los prejuicios de la época, el estilo más grande en arte es la expresión de la
rebelión más alta…el genio es una rebelión que ha creado su propia medida, por
eso no hay genio, contrariamente a lo que hoy se enseña, en la negación y la
pura desesperación.››
Bajo el epígrafe Creación y revolución las palabras de Camus parecen escritas hoy
mismo:
‹‹En arte, la rebelión termina y se perpetúa en
la verdadera creación, no en la crítica o el comentario. La revolución, por su
parte, no puede afirmarse sino en una civilización, no en el terror o la
tiranía. Las dos preguntas que hace en adelante nuestra época a una sociedad
que se halla en un callejón sin salida: ¿es posible la creación?, ¿es posible
la revolución?, no son más que una, que concierne al renacimiento de una
civilización.››
No es fácil ser espíritu libre, rebelarse con “sentido”,
escapar del rebaño y de los “amos”, en busca de la creación de un mundo de
reemplazo y contribuir así al
renacimiento de una civilización. Pero no es cuestión de desesperarse y tirar
la toalla: hubo espíritus libres en
otro tiempo y parece que aún quedan
algunos escondidos, retirados en remotos lugares, alejados del ruido, trapecistas
sin red.
Bibliografía
Camus, Albert, El hombre rebelde, Losada, Buenos Aires,
2008
Delius y Gatzemeier, Historia de la Filosofía, Könemann,
Barcelona, 2005
Niezsche, Friedrich, El espíritu libre, compilación de
Guadalupe de la Torre, Longseller, Buenos Aires, 2001
Ruiz Mantilla, Jesús, Más allá de las partituras, Babelia
6-10-21012,