Siempre me ha movido la búsqueda de la belleza. A veces es paz
interior y otras la admiración hacia las personas que crean esa belleza.
Ayer la pintora Johana Roldán y yo viajamos a Béjar para que ella conociera la obra del pintor Antonio Zaballos. Además con la compañía de la profesora Yolanda Gonzalez
y su hermana Mara regresamos al Valle de las Batuecas para ver las
pinturas rupestres que, durante siglos, solo contemplaron los monjes del
valle.
Decía Juan de la Cruz que lo importante es llenar el vaso vacío de Dios.
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