Trabajando ayer en la casa de mi editor en la revisión de las
galeradas de los "Cuentos de los otros", mi libro número 18, que se
presentará a mediados de mayo en Madrid.
Una cosa que me gusta de
Pepo Paz, el editor de Bartleby, es que lee las galeradas de sus
autores hasta la última coma. Y, otra, que prepara unas comidas
estupendas (de su sillón, donde me he echado muchas siestas, ya no
pienso decir nada).
Los "Cuentos
de los otros" es uno de mis libros más complejos y simbólicos. Hace un
tiempo me decía una amiga, mientras tomábamos una manzanilla en un Café
mirando el mar, que es posible que sea un libro muy intelectual. Yo
asentí con una sonrisa. Le dije que desde que tengo uso de razón intento
comprender las cosas que pasan a mi alrededor utilizando mi cerebro,
más que mis sentidos.
Aun así nunca dejo de escribir a pesar de que no escriba y solo sienta.
(Y ahora sigo viajando. Los viajes me sirven para pensar y para sentir, sobre todo si escucho el segundo movimiento de la Séptima de Bruckner, como ahora).
Aun así nunca dejo de escribir a pesar de que no escriba y solo sienta.
(Y ahora sigo viajando. Los viajes me sirven para pensar y para sentir, sobre todo si escucho el segundo movimiento de la Séptima de Bruckner, como ahora).
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