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lunes, 22 de abril de 2024

"Cómo seducir viajando en tren".

Este viernes me iré a Lleida a presentar "Un hombre que se parecía a Al Pacino". Hace dos o tres años la catedrática de literatura de la Universitat de Lleida Ángels Santa Bañeres me preguntó si quería escribir un libro hablando de cine y de literatura, de amor y filosofía. Me dijo que su Universidad lo publicaría junto a Pagés editors. Ella había comenzado a leer mis novelas y ya no se detuvo hasta leerlas todas.
 
Y por eso mismo el viernes me subiré al AVE en Atocha, para dar un par de besos a Ángels. 
 
Me gustan los trenes, desde que de pequeño viajaba para veranear en Murcia, en la Manga del Mar Menor, y en Valencia. Y también me gusta este AVE de ahora que va tan deprisa. En los trenes he vivido románticas historias, sobre todo en los coches cama, y divertidas, como cuando mi hijo de pequeño se subió encima de las piernas de Jesús de Polanco, que viajaba al lado rumbo a Sevilla; podía haber aprovechado para decirle que me publicara un artículo en EL PAÍS, que acababa de escribir, pero no lo hice. Y recuerdo el tren de una película, "Casino Royale", cuando 007 se enamora de Vesper, la que se convertirá en la mujer de su vida. Hace un tiempo estudié una asignatura de literatura y la joven, inteligente y hermosa profesora, que desde el primer día se fijó en mí o, mejor dicho, en el libro de Nietzsche que llevaba en la mano, nos habló de una escena de la película, de un ejemplo canónico de seducción entre un hombre y una mujer:
 
Además aquella profesora nos cantó un día, en clase, un aria de Hándel, ya que también era soprano:
 
¿Es bonita o no la vida de un escritor, al que le gustan Nietzsche y la ópera?
 

 

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