Es lo que dice la chica al chico en una de las últimas películas de Woody Allen "Días de lluvia en Nueva York" (2019). Los helicópteros no me dejaban escuchar bien los diálogos, aunque la vi dos veces en el cine. Supongo que vigilaban el camino de los futbolistas que habían ido a ver al Rey, luego al Presidente de Gobierno y al final a la Cibeles. Me acordé de lo que me decía mi madre de pequeño, "Justito, tú deberías hacerte futbolista". Y es verdad que siempre he corrido mucho; era el más rápido de mi clase, algo así como Forrest Gump, aunque hacer gimnasia me aburría y me dediqué a jugar al tenis en la Facultad.
Con el paso del tiempo me fui enterando de otras cosas.
El mundo está lleno de aprovechados que utilizan a los demás, pero que no son felices. De personas que se dejan utilizar por los demás para lograr sus fines, pero que tampoco son felices. Y de algunas otras personas a quienes no les importa mojarse bajo la lluvia. Estas últimas son las que tal vez vayan a darse una vuelta por el MOMA por el simple placer de sentirse rodeadas de arte (es el fotograma que he puesto), las que tocan al piano canciones que suenan a jazz de vinilo y pasean en coches de caballos por el Central Park. Hay una escena en la que el chico y la chica del principio se enamoran de un flechazo. Él canta al piano la canción "Everything Happens to Me" y ella lo mira embobada, como diciendo que eso no se lo van a volver a cantar más veces en su vida:
No solo me gusta esta escena porque Woody Allen la improvise de forma recurrente en otras películas, sino porque también improviso a menudo. Me divierte hacer el tonto, ir por la calle y ponerme a cantar o a bailar. Lo hago fatal, pero Frank Sinatra, Ella Fitzgerald y Billie Holiday podrían ayudarme, incluso Chet Baker.
Quizá debería haber hecho caso a mi madre, aunque siempre me gustará el cine de Woody Allen y el jazz de los viejos discos de vinilo:
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