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viernes, 25 de octubre de 2024

"Cuando el chico pregunta a la chica si quiere casarse con él".


 
El otro día mi hijo sacó la primera foto y me la envió como recuerdo. Podría pensarse que es un rincón de Florencia, pero es de Madrid, la iglesia de San Manuel y San Benito, al lado del Retiro. Justo Jr. se ha leído todas mis novelas y sabe que en este lugar finaliza "Vivir es ver pasar" (1997), mi novela de los "veintitantos" años junto a "La muerte lenta" (1995). En esa época me hice doctor en Económicas y empecé a publicar artículos científicos pues me apetecía hacerme catedrático de Universidad, lo que ocurriría cuando cumplí 40 años. En "Vivir es ver pasar" hay mucho amor y mucho jazz, como el que se escucha cada noche en el Café Central (es la segunda foto que saqué el otro día) y trasladé al barrio de Saint Michel, en la orilla izquierda del Sena, e imaginé en el Caveau de la Huchette. Allí me llevé a Georges Adam y Don Pullen, que había escuchado en Madrid y los cambié de nombre. Como digo siempre, para mí la literatura va unida a la vida y la música:
 
Al final de la novela, César Figueroa intenta impedir la boda del gran amor de su vida, Melia Acedarach, en la iglesia de la fotografía, con el director del periódico "El Nuevo Madrid", Martín Esquivias, y le pregunta delante del novio y los invitados (p. 220):
 
"- Melia Acedarach, ¿quieres casarte con este pobre imbécil en busca de aventuras más de dentro que de fuera, cuando ya no hay caballeros andantes ni edades de oro? ¿Quieres casarte con un maricón francés que tiene que enseñar, con mi ayuda y la tuya, a jugar al ajedrez a un niño de diez años? ¿Quieres casarte con una madre que juega a las criadas con el corazón, el dinero de sus hijos y el "Padrenuestro", el viejo y el nuevo? ¿Quieres casarte con un niño de diez años al que vamos a curar, entre todos, de sus males de cabeza, y que va a curarnos, a todos, de nuestros males de espíritu?"
 

 

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