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sábado, 30 de noviembre de 2024

"Ayer mis alumnos, indirectamente, me llamaron viejo, con cariño, eso sí".


 
"Tú debiste ser un Don Juan en tus tiempos", me dijeron mientras se referían a mi ropa, el pañuelo de la chaqueta o todas las cosas culturales que les cuento. Sonreí y continué explicándoles algunas ecuaciones de matemáticas que me parecen interesantes. Luego, tras subirme al coche y poner el viaje de Sigfrido por el Rin, que es como el viaje por la vida
 
me quedé pensativo. La verdad es que debo ir admitiendo que me hago mayor y que, aunque siempre podré recordar el esplendor en la hierba de mi vida, el tiempo pasa muy deprisa.
 
"What though the radiance which was once so bright,
be now for ever taken from my sight,
though nothing can bring back the hour
of splendour in the grass, of glory in the flower;
we will grieve not, rather find
strength in what remains behind;
in the primal sympathy
which having been must ever be;
in the soothing thoughts that spring
out of human suffering;
in the faith that looks through death,
in years that bring the philosophic mind".
 
"Pues aunque el resplandor que en otro tiempo fue tan brillante
hoy esté por siempre oculto a mis miradas,
aunque nada pueda hacer volver la hora
del esplendor en la hierba, de la gloria en las flores,
no debemos afligirnos, pues encontraremos
fuerza en el recuerdo,
en aquella primera simpatía
que habiendo sido una vez, habrá de ser por siempre,
en los sosegados pensamientos que brotaron
del humano sufrimiento
y en la fe que mira a través de la muerte,
y en los años, que traen consigo las ideas filosóficas".
 
En fin, ahora ya me tocan sopitas y buen vino, como se decía antes, y podría decir también Wordsworth. Y la manta eléctrica para la espalda.
 
Si es que no somos nadie.

viernes, 29 de noviembre de 2024

"Y se encendieron las luces en Madrid".


 
Mientras me tomo el primer café de este viernes tan agradable, leo el último comentario al post que escribí ayer sobre la repercusión en Alemania de mi novela "Las mentiras inexactas". Marga Escudero se sorprende de que no ponga más entusiasmo al reconocimiento en un país tan culto. Y le diría, como he hecho tantas veces en mi vida, que sí que lo agradezco, pero son cosas que no se me suben a la cabeza, como si a alguien se le ocurriera darme el Nobel algún día. ¿De verdad alguien piensa que ese premio podría hacerme más feliz? Escribo libros porque me gustan estos objetos rectangulares que son la memoria de la historia de la humanidad, y es agradable aportar tu granito de arena con los veinte libros que he publicado a esa inmensidad, pero nada más. La felicidad es otra cosa, al menos en mi percepción de la vida. Está muy bien hacerme catedrático en economía y doctor en literatura y ser profesor y todo eso, pero lo que me gusta es que un ex alumno me dé un abrazo después de muchos años sin verme o que alguien se vaya a la cama con mis libros y mi recuerdo y, por supuesto, lo más importante es amar y ser amado. Y que se enciendan las luces de Navidad, acercarme a ver recitar sus poemas a mis amigas como Aurora da Cruz, a la vez que pongo cara a otros amigos y amigas de las redes sociales, y escuchar en el coche "la música de la transformación" del Parsifal de Wagner:
 
Madrid era un caos de tráfico ayer por la noche, con una huelga de autobuses y seis millones de personas que iban de un sitio para otro. 
 
Pero mi cabeza no era ningún caos.
 


 

jueves, 28 de noviembre de 2024

"Mis libros también andan por Alemania".



"Estoy enganchada a tus escritos tan llenos de vida y de sabiduría. Hoy comienzo "Las mentiras inexactas". Gracias por la alegría, por la música, por el cine, por la poesía, por la bonhomía..., por ser y estar".

Son palabras que escribió el otro día en las redes la artista de Elche Clariola Fenoll Garcia. Siempre me ha gustado pasear entre las palmeras de Elche y tomarme una horchata en la Plaza de la Glorieta de esa ciudad.
Últimamente hablo mucho de Alemania (que es la tercera potencia mundial) porque tengo dos grupos en la Universidad con muchos alumnos alemanes. Y ayer, precisamente, me encontré en Internet esta página alemana que habla de mis libros, lo que me pareció curioso, y que empieza recomendando "Las mentiras inexactas":

"Nora Acosta, una profesora universitaria de literatura, que está escribiendo un ensayo sobre el futuro de la novela, entra una mañana en una librería del centro de Madrid, en la plaza Santa Ana, y, a partir de ese instante, su vida cambia radicalmente. Allí conoce a Sergio Barrios, el joven librero, del que le separan casi treinta años, y en seguida se enamora de él. Luego aparecen los amigos de Sergio, que contribuyen a convertir la vida de Nora en una especie de película de Woody Allen, ya que no dejan de contar historias que acercan la novela al terreno de la moralidad. La trama sigue, entonces, el camino de la recuperación del padre de Sergio, que todos piensan que ha muerto violentamente en La Habana, junto al Malecón, así como del verdadero sentido del amor para Nora. Si para el amor no hay edad, tampoco debe existir para la literatura.

Las mentiras inexactas es una reflexión sobre el significado de la literatura en tiempo de crisis económica y espiritual, que juega con multitud de espejos, desde la relación Nora Acosta / Norah Lange (el gran amor de Borges y Girondo), y la última poeta viva de la generación del 27, hasta los pasadizos interiores utilizados por Murakami y Cortázar en sus novelas y cuentos, pasando por el significado de la juventud de la que escribió Gil de Biedma, pues había que llevarse la vida por delante".

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Hasta aquí lo que puede leerse en esta página alemana. Esta novela transcurre en Madrid, casi dentro de las paredes de una librería, aunque los personajes se mueven también, en algún momento, por Samarcanda, Lisboa y La Habana. Un capítulo sucedía en Berlín y otro en Atenas, pero terminé quitándolos. Como siempre, escribo mis novelas a lo largo de mi vida, se mezclan unas con otras y con mi propia vida. En cierto momento decidí que todas esas páginas sobraban, junto a ciento y pico más, y las eliminé de la versión final. Como es lógico yo soy mi principal crítico y tan solo publico lo que realmente me apetece.

Y ahora, mientras amanece, me apetece escuchar uno de los dúos más hermosos de la historia de la música, de la ópera romántica por excelencia de Wagner:

Y ya puestos todo el mundo debería casarse al menos una vez en la vida para que le toquen la marcha nupcial del Tercer Acto de esta ópera:


miércoles, 27 de noviembre de 2024

"La tertulia de los amigos de Justo".


 
Ayer por la tarde solo pude quedarme un ratito en nuestra tertulia literaria para la presentación de la novela de Carmen Sogo, pero después de pedirle un refresco a Marta, la encargada del local, me puse a dar besos a todos los amigos que entraban en Casa Manolo. Cuando volvía a la Universidad me acordé de la mítica película de Kenneth Branagh "Los amigos de Peter". Recuerdo perfectamente cuando la vimos en el año 1992 en los cines Alphaville que ahora se llaman Golem. Siempre es un placer volverla a ver. Lo mismo me sucede con nuestras tertulias literarias, una fiesta de la literatura. En aquella película la excusa es una fiesta en la que Peter invitará a sus mejores amigos, a los que no ve desde hace muchos años, a celebrar la Nochevieja en su mansión de Inglaterra. Son los amigos entrañables del colegio con los que representaba obras de teatro y revistas musicales. Juntos se divierten, pero también salen a relucir sus problemas, sus sueños y esperanzas rotas. El cine de Branagh está lleno de su amor por Shakespeare, por los cuatro costados, y su película me recuerda a las de Woody Allen, sobre el que he dicho tantas veces que agradezco ser su contemporáneo. 
 
Hoy me tomo el primer café escuchando una canción de la película, de esta o de cualquier otra que me recuerde la vida, mi vida y la de mis amigos, unas vidas basadas en el amor y la amistad por la literatura y la belleza:
 

martes, 26 de noviembre de 2024

"La tertulia de los amigos de Justo, con mi coleta, las flores en el pelo y la novela de Carmen Sogo".


 
Esta tarde nos presentará su nueva novela la escritora y tertuliana Carmen Sogo. Hablará de ella Almudena Mestre, que se la acaba de leer. Yo no he podido hacerlo aún, pero sé que Carmen ha debido escribir una buena novela. Desde que la conocí, es de las personas que siempre me está preguntando por el futuro de la novela y de la literatura en general. Sabe de sobra mi opinión, que considero a la literatura actual como la más conservadora y trasnochada de las artes. Cada vez que leo a novelistas que imitan descaradamente a Galdós o Clarín (y los hacen académicos o directores generales de Cultura), a poetas que siguen en el Pleistoceno y no han debido leer a los poetas del XV y el XVI, me dan ganas de cortarme las venas. Hace muchos años una antigua "amiga fuerte", como llamábamos en esos tiempos a las novias, me dijo que, por favor, no lo hiciera y me las dejara largas. Y es lo que hice entonces. En cambio me corté la coleta y la larga melena que llevé cuando me puse a dar clase en la Universidad Carlos III. El otro día se lo conté a unos alumnos y me pidieron que les enseñara algunas fotografías de esa época, pero no las encuentro (suelo explicarles los conceptos matemáticos de "elasticidad" y "derivadas parciales" aludiendo a la goma con la que me recogía el pelo). Supongo que es lo mismo que me sucede con la literatura.
 
Cuando estuve dando clase de joven en la Universidad de Berkeley, en California, las chicas todavía llevaban flores en el pelo:
 

lunes, 25 de noviembre de 2024

"Bruckner y yo".


 
¿Dónde me encuentro feliz y a mis anchas? Exactamente. Sé que durante la próxima hora y media tan solo voy a escuchar música, la mejor música de la historia, la pura abstracción de la belleza. Es la unión de la sintaxis y la forma, el valor que posee la sinfonía clásica encarnada en el espíritu de Schubert, Berlioz, Beethoven y Haydn, la atmósfera sonora de una catedral, la aspiración mística, el eco de los recursos técnicos y acústicos que me recuerdan al órgano, el ascetismo religioso, la ortodoxia contrapuntística, los estilemas de ritmos arcaicos y de danza, la modulación como elemento narrativo generador, los temas desencadenantes de la forma, los ostinatos que actúan como catalizadores de la tensión, las repeticiones que ensamblan la estructura. Bruckner vivió el mismo tiempo de Wagner y Brahms, y se inclinó más hacia el primero. No obstante su obra es intransferible, singular, irrepetible, inconmutable. Y luego que si se lo apropiaron los nazis y que si nunca estuvo seguro de la magnitud inmensa de lo que había logrado crear. En 1934 el director alemán Wilhelm Furtwängler dijo que su música era un "elemento necesario para el hombre alemán de hoy" (Antón Bruckner, Sonido y palabra. Ensayos y discursos (1918-1954), Acantilado, 2012), como recuerda Alberto González Lapuente en el programa de mano que leí ayer por la mañana en el Auditorio de Príncipe de Vergara antes de escuchar a la Orquesta Nacional de España dirigida por el alemán David Afkham. Furtwängler también habló del "mito de la violación" (Notebooks, 1924-25, Quartet Books, 1995). "No me interesa el Bruckner literal, dijo, el Bruckner de los escribas y fariseos, sino el Bruckner auténtico". 
 
Y este lunes escucho de nuevo el final de la Quinta, desde Australia, con la Bruckner Orchestra Sydney, dirigida por Max McBride:
 
Y pienso que hoy Bruckner continúa resultando esencial, pero para los hombres y mujeres universales. 
 
Su música es eterna y yo soy testigo de ello.

domingo, 24 de noviembre de 2024

"El monte de las ánimas", de Bécquer, en teatro".


 
Muchos años después también he recorrido esos mismos lugares de la leyenda, he atravesado el puente, paseado por San Juan de Duero y San Polo y San Saturio, en la curva de ballesta del Duero de Machado. Y he vuelto al teatro de la Plaza de Colón que ahora se llama Fernán Gómez. "Mientras duraba el camino, Alonso narró en estos términos la prometida historia: "Ese monte que hoy llaman de las Ánimas pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla, que hubieran sabido solos defenderla como solos la conquistaron..."
 
La obra fue publicada el año 1861 con dieciséis leyendas más, en el diario "El Contemporáneo". Y en esta versión para el teatro que vi ayer por la tarde, donde dos hombres y dos mujeres se pasan la noche contándose leyendas, también aparece la figura de Don Juan y del rayo de luna y El Miserere y El Cristo de la Vega que he visto tantas veces en Toledo. Nos atraen las historias de muertos y aparecidos porque sabemos que hay más cosas en el mundo que las que sueña nuestra filosofía. Nos atraen porque es difícil pensar que uno se muere y ya está. Desaparecen los que nos vieron andar por primera vez. Desaparecen los que han hecho que seamos como somos. Y una parte de nosotros quiere creer que hay alguna puerta entre este mundo y el mundo de los muertos. Aunque esa idea nos atrae, nos da mucho miedo. Una atracción y un miedo que son, en nuestra juventud, los primeros pensamientos acerca de la muerte. Por eso, nuestro imaginario joven está habitado por monstruos, por no muertos, por lo desconocido. La literatura romántica quiere mirar más allá de lo que dibuja la razón. Así que busca en lo legendario. Algo habrá de verdad. La literatura romántica tuvo en España una vida breve y varios nombres que todos conocemos. Entre aquellos nombres aprendidos en el colegio –Zorrilla, Cadalso, Espronceda…- el más célebre es Bécquer. 
 
Este es el Making of de la sesión fotográfica:
 
Y recordé la primera vez que leí las "Rimas y leyendas" de Bécquer en el colegio: "Dicen que después de acaecido este suceso un cazador extraviado que pasó la noche de difuntos sin poder salir del Monte de las Ánimas y que al otro día, antes de morir, pudo contar lo que viera, refirió cosas horribles. Entre otras, asegura que vio a los esqueletos de los antiguos Templarios y de los nobles de Soria enterrados en el atrio de la capilla, levantarse al punto de la oración con un estrépito horrible, y caballeros sobre osamentas de corceles perseguir como a una fiera a una mujer hermosa, pálida y desmelenada que, con los pies desnudos y sangrientos y arrojando gritos de horror, daba vueltas alrededor de la tumba de Alonso".
 

 






sábado, 23 de noviembre de 2024

"Ayer hizo tres años de la presentación de "Poeta en Madrid".


 
Me lo recuerda su presentadora Almudena Mestre en un bello post, donde entre otras cosas dice lo siguiente (mientras busco esta foto en Internet de esa presentación con ella, Silvia Ramos y María José Muñoz Spínola): "Me asaltan en la mente imágenes en blanco y negro de esta presentación y retrocedo en el tiempo. Recuerdo los rostros, las voces, los olores, las conversaciones que tuvieron lugar antes y después de la presentación, las intervenciones de la gente en aquella tarde mágica, una verdadera fiesta de la literatura, el cine y la música de Mahler, Puccini y Beethoven".
 
Al leer su alusión a estos músicos, recuerdo que este domingo me voy a ir al Auditorio Nacional para escuchar una sinfonía que tiene mucho que ver con ellos y con el sentido último de mi novela, la Quinta de Bruckner:
 
Luego Almudena sigue diciendo que "la novela reúne la hibridación de géneros (desde el narrativo hasta el dramático, pasando por el poético) y enfatiza la figura del genio creador, del artista y de la creación literaria. La idea del goce, de la intelectualidad y del placer en el texto de Roland Barthes laten a ritmo lento de Mahler, Mozart y Beethoven en esta novela donde la premisa real reflejada en su discurso narrativo es la textualidad ontológica del mundo, es decir, su texto se engarza dentro de la realidad y la intertextualidad como verdadera referencia. El autor se interroga por la realidad, por el mundo moderno del XXI que le rodea y donde la cultura y el arte se tambalean o se desvanecen hasta convertirse en un simulacro dentro de la escena. El espectador que asiste a esta sinfonía coral de "Poeta en Madrid" percibe una nueva forma de reconstruir la mirada de un creador, actor o un escritor, Gabriel Relham. A través de diferentes voces narrativas o simplemente de la propia voz del narrador el telón se sube y empieza la función".
 
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Voy a continuar escuchando a Bruckner, que es como escuchar a Schubert décadas después, y por tanto a Beethoven, Mozart, Haydn.
 
Es el mundo que he pretendido reconstruir, y vivir, dentro de mi cabeza. Por eso escribo las novelas que escribo.

"El paisaje que veo cuando doy clase".


 
Hoy es el Día de Santa Cecilia, el Día de la Música, y yo me paso la vida escuchándola. Y por eso mismo busco el Tristán de Wagner, la primera ópera que me compré en mi vida con las primeras clases particulares que di de adolescente, como conté ayer por la tarde a mis alumnos.
 
Ese paisaje cuando hablo a mis chicos y esta música definen, en parte, mi forma de ver la vida, de sentirla.
 
Supongo que es algo que tiene que ver con lo "espiritual" de la existencia:
 
¿Qué es la vida, si no?

jueves, 21 de noviembre de 2024

"Dar clase es reír y sonreír".


 
Cómo no me va a gustar ser profesor si cada día entro en clase con una sonrisa y mis alumnos me reciben con otra sonrisa. La foto es de ayer por la tarde con mis alumnos de 3º de una ingeniería, una gente estudiosa, encantadora y simpática. Después, al terminar la clase, me voy al bar a tomar un botellín de ColaCao y al subirme al coche escucho la obertura de "El holandés errante", de Wagner. Tras escuchar la integral de las sinfonías de Mahler, le toca el turno a la integral de las óperas del alemán:
 

miércoles, 20 de noviembre de 2024

"La tertulia de los amigos de Justo, la tertulia de los amigos de Keynes y el Grupo de Bloomsbury y el espíritu de la última película de Almodóvar".


 
Aunque aún no pueda ir los martes a la tertulia de Casa Manolo, ahí están mis amigos enamorados de la literatura y el arte, como en las dos primeras fotos que me ha enviado Almudena Mestre, hablando ayer por la tarde de "la creación literaria". A la misma hora estaba hablando yo de Keynes y el grupo de Bloomsbury, los intelectuales británicos de hace un siglo exactamente en Londres, junto al Museo Británico. John Maynard Keynes es uno de los "genios" del siglo XX. Economista, novelista, matemático, creador intelectual del Banco Mundial y el FMI, broker, homosexual, casado con Lidia Lopokova (que fue integrante del ballet ruso de Diaghilev) y líder del Grupo de Bloomsbury, al que perteneció Virginia Woolf. Lo más parecido que hubo en España fue la Residencia de Estudiantes, con Buñuel, Lorca y Dalí, entre otros. Y 100 años después lo más parecido que hay en España son los miembros de mi tertulia. Las primeras reuniones transcurrieron en la casa de la escritora Virginia Stephen (que tomó el apellido Virginia Woolf cuando se casó) y en la de su hermana Vanessa, pintora post-impresionista que se casó con el crítico de arte Clive Bell. E igualmente eran componentes del grupo E. M. Forster, escritor de ficción, Roger Fry, crítico de arte además de pintor post-impresionista, Duncan Grant, pintor post-impresionista, Desmond MacCarthy, crítico literario, Lytton Strachey, biógrafo, Leonard Woolf, ensayista y escritor de no ficción, así como Adrian y Karin Stephen, Saxon Sydney-Turner y Molly MacCarthy, con Julian Bell, Quentin Bell, Angelica Bell, Dora Carrington y David Garnett. Y hubo allegados, amigos más o menos cercanos de Virginia Woolf, como el filósofo Bertrand Russell, el sinólogo Arthur Waley, TS Eliot, Katherine Mansfield, Hugh Walpole y Vita Sackville-West. Algunos publicaron en Hogarth Press, la editorial fundada por el matrimonio Woolf. Muchas reuniones se celebraron en sus casas de campo, en la Charleston Farmhouse de Vanessa Bell y Duncan Grant y en la Monk's House en Rodmell, propiedad de Virginia y Leonard Woolf. Estas casas las visitó y las sintió mi amiga de Zaragoza Ana María Navales (en la última foto). Ella y yo nos hicimos amigos hablando de Keynes y Woolf.
 
Y hoy acabo esta historia escuchando la partitura de "Las horas", que me parece que es la gran película sobre una novela de Woolf. Almodóvar ha intentado captar el espíritu de todo esto en su última película:
 

martes, 19 de noviembre de 2024

"Hoy me he levantado super cursi y romántico".


 
Lo bueno que tenemos los escritores es que podemos ser lo que nos apetezca, en cada momento del día y en cada página del libro que estemos escribiendo, paseando por la calle, como el otro día por la Plaza Mayor, o escuchando una de esas canciones románticas tan bonitas de entonces:
 
"Entre el cielo y el suelo hay algo
Con tendencia a quedarse calvo
De tanto recordar.
Y ese algo que soy yo mismo
Es un cuadro de bifrontismo
Que solo da una faz.
 
La cara vista es un anuncio de Signal.
La cara oculta es la resulta
De mi idea genial de echarte.
Me cuesta tanto olvidarte,
Me cuesta tanto olvidarte,
Me cuesta tanto.
 
Olvidar quince mil encantos es
Mucha sensatez.
Y no sé si seré sensato.
Lo que sé es que me cuesta un rato
Hacer las cosas sin querer.
 
Y aunque fui yo quien decidió
Que ya no más
Y no me cansé de jurarte
Que no habrá segunda parte
Me cuesta tanto olvidarte
Me cuesta tanto olvidarte
Me cuesta tanto.
 
Y aunque fui yo quien decidió
Que ya no más
Y no me cansé de jurarte
Que no habrá segunda parte.
Me cuesta tanto olvidarte
Me cuesta tanto olvidarte
Me cuesta tanto olvidarte, me cuesta tanto.
 
Se lo dije anoche a mis alumnos. La persona más rica es la que es feliz. 
 
Aunque me cueste tanto olvidarte.

lunes, 18 de noviembre de 2024

"Los héroes de nuestra tertulia literaria de los martes".


 
Mañana, a las 19 (se retrasa media hora porque en el café hay una fiesta flamenca hasta esa hora) hablaremos sobre el tema "Etapas, factores y estrategias en la creación literaria de un escritor".
 
Una de las características de la tertulia literaria que hacemos cada martes en el café de Casa Manolo, Princesa 83 (cada tres semanas es on line por Zoom), es que está llena de artistas, que me parece que son unos héroes de nuestro tiempo, como los que pudo retratar Richard Strauss en su poema sinfónico "Una vida de héroe". 1. El héroe. 2. Sus enemigos. 3. Su compañera. 4. El campo de batalla. 5. Su trabajo por la paz. 6. Su retiro del mundo. Ayer me acerqué al Auditorio Nacional de Príncipe de Vergara para escucharlo, junto a una obra de Tomás Bretón y otra de Mauricio Sotelo:
 
Un artista es un ejemplo paradigmático de un "héroe" de nuestro tiempo, porque está convencido de la belleza y el espíritu sanador e inmortal del arte y la poesía.