Hoy he soñado que Murakami y yo escuchábamos la misma música de Liszt. Paseábamos por una playa hablando de algunos escritores del XX que nos gustan a los dos, como Thomas Mann o Scott Fitzgerarld, pero él no quiso salir en la fotografía. Según mi maestro de Crítica y Teoría Literaria, Antonio García Berrio, uno de los mayores expertos del mundo, en los sueños radica una parte de la obra literaria posterior en relación a la imaginación que, junto con la fantasía (es un elemento diurno y no nocturno), conforman el "imaginario" de cada escritor, una de las tres patas de su Sentimentalidad creativa. Esta es la música que he soñado esta noche, interpretada por un ángel que se llamaba Horowitz, con unas manos que podrían ser las de Rilke, y que Murakami usó en su novela "Los años de peregrinación del chico sin color":
https://www.youtube.com/watch?v=qtqmnnZhjfU
Y este el soneto de amor platónico del Cancionero de Petrarca (1470), de ese amor cortés del que tuve que examinarme cuando hice la carrera de Literatura, en torno a la "Cárcel de amor" (1492), de Diego de San Pedro. Durante el examen no recordaba si esta historia de amor entre Leriano y Laureola terminaba bien o no, pero al final aprobé:
"Pace non trovo, e non ho da far guerra;
E temo e spero, ed ardo e son un ghiaccio;
E volo sopra ´l cielo e giaccio in terra;
E nullo stringo, e tutto il mondo abbraccio;
Tal m´ha in prigion, che non m´apre, ne serra;
Ne per suo mi riten, ne scoglie il laccio;
E non m´ancide Amor, e non mi sferra;
Ne mi vuol vivo, ne mi trae d´impaccio.
Veggio senz´occhi, e non ho lingue e grido;
E bramo di perir, e cheggio aita;
Ed ho in odio me stesso, ed amo altrui;
Pascomi di dolor, piangendo rido;
Equalmente mi spiace morte e vita,
In questo stato son, Donna, per vui".
[No tengo paz ni puedo hacer la guerra;
temo y espero, y del ardor al hielo paso,
y vuelo para el cielo, bajo a la tierra,
nada aprieto, y a todo el mundo abrazo.
Prisión que no se cierra ni des-cierra,
No me detiene ni suelta el duro lazo;
entre libre y sumisa el alma errante,
no es vivo ni muerto el cuerpo lacio.
Veo sin ojos, grito en vano;
sueño morir y ayuda imploro;
a mí me odio y a otros después amo.
Me alimenta el dolor y llorando reí;
La muerte y la vida al fin deploro:
En este estado estoy, mujer, por ti].
.................................................
Sí, en otra vida yo debí ser italiano. Cómo no voy a estar permanentemente enamorado.
Páginas
▼
No hay comentarios:
Publicar un comentario