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martes, 10 de junio de 2025

"En la mente del poeta".


En esta foto tengo a un poeta detrás de mí que parece producto de mi imaginación o que quizá sale de mi cabeza. Supongo que todos nos hemos preguntado alguna vez si nos hubiera gustado ser otro o nacer en una época diferente. Hace unos días estuve paseando por un lugar que parecía estar suspendido en el tiempo y en el espacio. Como le sucede al protagonista de la obra maestra de Murakami, "Crónica del pájaro que da cuerda al mundo", atravesé la pared y al otro lado me pareció escuchar una voz.
 
-¡Es ella, es ella, que lleva alas en los pies y huye como una sombra! -dijo esa voz, y se precipitó en su busca, separando con las manos las redes de hiedra que se extendían como un tapiz en los álamos. Llegó rompiendo por entre la maleza y las plantas parásitas hasta una especie de rellano que iluminaba la claridad del cielo... ¡Nadie! -¡Ah!, por aquí, por aquí va -exclamó entonces.- Oigo sus pisadas sobre las hojas secas, y el crujido de su traje que arrastra por el suelo y roza en los arbustos; -y corría y corría como un loco de aquí para allá, y no la veía. -Pero siguen sonando sus pisadas -murmuró otra vez;- creo que ha hablado; no hay duda, ha hablado... El viento que suspira entre las ramas; las hojas, que parece que rezan en voz baja, me han impedido oír lo que ha dicho; pero no hay duda, va por ahí, ha hablado... ha hablado... ¿En qué idioma? No sé, pero es una lengua extranjera (...)"
 
Al salir del pasadizo interior la voz se transformó en una canción:
 
"Quedo implorando mis canciones
A ti a través de la noche;
Abajo, en la tranquila arboleda,
¡Amada, ven a mi lado!
Murmurantes, esbeltas copas susurran
A la luz de la luna,
El acecho hostil del traidor
No temas, tú, amada.
¿Oyes gorjear a los ruiseñores?
¡Ay! Ellos te imploran,
Con el sonido de dulces quejas
Imploran por mí.
Comprenden el anhelo del pecho,
Conocen el dolor del amor,
Conmueven con los argentinos sonidos
A todo tierno corazón.
Deja también conmoverse tu pecho,
Amada, escúchame;
¡Trémulo aguardo el encuentro!
¡Ven, hazme feliz!"
 
Esta tarde despediremos por este curso, a las 18.30, como siempre, la tertulia virtual que hacemos cada tres martes. La voz de esta historia era la de Manrique, el protagonista de "El rayo de luna" de Bécquer. El poema es del escritor alemán Ludwig Rellstab. Forma parte de una de las últimas obras de Franz Schubert, "El canto del cisne", 1828.

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