Páginas

miércoles, 18 de junio de 2025

"Es muy fácil hacerme feliz o lo eterno femenino".


 
La Orquesta Nacional de España despidió este domingo el curso con "Las escenas del Fausto de Goethe", de Schumann, una adaptación musical de escenas seleccionadas del poema dramático de Goethe que combina elementos de oratorio, ópera y lieder. Y fui feliz durante dos horas y media ya que mientras escuchaba la obra recordé varias de las lecturas más bellas de mi vida junto a ciertos acontecimientos vividos. Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) fue un escritor y científico alemán, una de las figuras más importantes de la literatura occidental y padre del romanticismo alemán. Su obra abarca desde la poesía y la novela, al teatro y el ensayo, y su influencia se extiende a numerosos campos del conocimiento. Su "Fausto" es un poema dramático en dos partes publicadas en 1808 y 1832 respectivamente (Goethe lo terminó con 82 años, nada menos) que explora los temas del esfuerzo humano, el conocimiento, la insatisfacción, la redención y la naturaleza del bien y el mal. Fausto es un erudito que hace un pacto con el diablo, Mefistófeles, con el fin de adquirir conocimiento y experiencia que trasciendan los límites del entendimiento humano. La obra analiza la condición humana, con la tensión entre los deseos terrenales y las aspiraciones espirituales, y finalmente sugiere que la salvación se encuentra en el esfuerzo y en la conexión con el mundo, incluso ante el fracaso. El "Ewige Weibliche" o "Eterno Femenino" es un concepto central en la obra, y se refiere a la fuerza redentora y salvadora asociada con lo femenino. No es un personaje específico, sino una idea manifiesta a través de varios personajes femeninos, en concreto Margarita y la Helena clásica. Este eterno femenino es la capacidad de trascender la imperfección humana y de alcanzar la salvación, puesto que la redención puede venir a través del amor y la gracia, no solo a través del conocimiento o el poder. Margarita, en su pureza y en su sufrimiento, encarna la capacidad de sacrificio y amor incondicional, lo que lleva a la redención de Fausto. En la segunda parte, Helena representa la belleza y la cultura, y juega un papel en la transformación de Fausto. 
 
La obra de Schumann termina con el Coro místico, que tiene esta letra: "Todo lo transitorio es solo un símbolo; / Lo inadecuado, aquí se hace acontecimiento; / Lo indescriptible, aquí se ha consumado; / El eterno femenino nos impulsa hacia lo alto":
 
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario