Páginas

sábado, 12 de julio de 2025

"Valeria es un bonito nombre para protagonizar una novela".


 
Tengo en la mano una historia en la que he encontrado la coherencia que busco, permanentemente, cuando leo un libro, entre la forma y el fondo, o como diría mi maestro de crítica literaria Antonio García Berrio, entre la sustancia exterior y la sustancia interior. Lo mismo me sucede cuando veo una película o una obra de teatro, me paseo por una exposición (en la que habitualmente me limito a ver tres o cuatro cuadros) y escucho una sinfonía o una ópera. Juana Martínez López - Prisuelo lee mis libros sentada en un banco del Central Park y, en ocasiones, imagina un cuento que se inicia antes de nacer (como en ese principio mítico del Tristram Sandy de Sterne, una de las grandes novelas de la historia de la literatura), sigue en viajes alrededor de un mundo de entreguerras y termina en París, Irlanda o los mismísimos versos de John Donne por quién doblan las campanas. Es entonces cuando surge "La llave de Luna" (2024, Fundación Citap) y el artista tinerfeño dibuja la portada y escribe el prólogo. Y después yo leo la novela sentado en una terracita de verano con una manzanilla con hielo sobre la mesa mientras escucho una música que me inspira esta historia, por ejemplo el concierto Emperador de Beethoven que podrían tocar al piano tanto Juana como Valeria, un bonito nombre de mujer para protagonizar una hermosa novela.
 
"Las campanas doblan por ti" (John Donne, Londres, 1572-1631).
 
¿Quién no echa una mirada al sol cuando atardece?
¿Quién quita sus ojos del cometa cuando estalla?
¿Quién no presta oídos a una campana cuando por algún hecho
/ tañe?
¿Quién puede desoír esa campana cuya música lo traslada fuera
/ de este mundo?
Ningún hombre es una isla entera por sí mismo.
Cada hombre es una pieza del continente, una parte del todo.
Si el mar se lleva una porción de tierra, toda Europa queda
/ disminuida,
como si fuera un promontorio, o la casa de uno de tus amigos, o
/ la tuya propia.
Ninguna persona es una isla; la muerte de cualquiera me afecta,
porque me encuentro unido a toda la humanidad;
por eso, nunca preguntes por quién doblan las campanas; doblan por ti".
 
Y la magia de Beethoven:
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario