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viernes, 24 de mayo de 2024

"Leyendo "La inquietud de las flores", de Isabel Fernández Bernaldo de Quirós, y escuchando a Rachmaninov".


 
Cuando tenía 13 o 14 años mis padres me compraron un equipo de música solo para mí, y en ese momento me regalaron los conciertos 2 y 3 de Rachmaninov, que escuché una y otra vez, embelesado. Cuando un tiempo después los escuché en directo en el Teatro Real supe que sería una de las músicas de mi vida. Ya de mayor me hice amigo de una encantadora actriz de teatro, que estudiaba conmigo Literatura Comparada en la Complutense, entre otras cosas porque había escrito un libro de poemas y uno de ellos estaba dedicado al segundo movimiento del Segundo concierto de piano.
 
Isabel se ha incorporado hace poco a nuestra tertulia literaria. Nos conocíamos desde hacía un tiempo de esta red social y sabía que era poeta, pero no que ha sido profesora titular de Biología en la Complutense, hasta su jubilación. A veces nos sentamos juntos en la tertulia y charlamos un poco (está en primer plano en la tertulia de este martes, junto a Begoña García Moreno, que no ha faltado a ninguna tertulia desde que nos conocimos hace dos años en una presentación en El Retiro). Isabel es una mujer inteligente y sensible, y hace unas semanas me trajo su último libro de poemas, "La inquietud de las flores" (2024, Mahalta). Y me parece que vale la pena que hable de él, sobre todo porque en su interior me he encontrado el Tercer concierto de piano de Rachmaninov. Desde el principio la voz poética dialoga con Emily Dickinson, cuando esta le dice que "la vida es el secreto más delicado. Mientras ella dure, nuestro deber es susurrar", y le responde que se trata de eso, de la vida:
 
"Silencio. En él,
la inquietud de las flores de noviembre.
 
Un aire desnudo desafía
el laberinto de luz
y tiemblan los cimientos de la existencia.
 
                                                Un hombre.
Y una mano de mujer
lamiendo su piel húmeda y herida.
 
                               La noche está de paso.
                               Reza el alba en sus venas".
 
Sigo pasando las páginas y tras las palabras de María Zambrano y Pureza Canelo encuentro la música del compositor ruso en forma de poema:
 
Y me encuentro las palabras de Ernestina de Champurcín, la poeta del 27 que conocí en su casa ya que acababa de dar clase a uno de sus sobrinos nietos en alguna Universidad y me dijo que si quería visitarla (la convertí en personaje de "Las mentiras inexactas" con el nombre de Albertina): "Al final de la tarde /las rosas siguen lentas /abriéndose y cerrándose /sin caer aún en la tierra", y la voz poética le dice:
 
"Que los demás ignoren tu caída.
 
Sacúdete el barro del dolor
y pinta con carmín
el pálido rostro de tu noche.
 
Sigue tu camino
y respira
ese aire límpido del paisaje humano
donde habita la honestidad".
 
....................................
 
Anna Fedorova termina de tocar a Rachmaninov y yo me acuerdo de mis padres y soy feliz.
 


 
 
 

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