Ayer por la tarde fui al hospital a ver a Javier, mi cura vasco favorito. Estará unos días, aunque seguro que volverá a salir pronto de allí, con sus casi noventa años a cuestas. Nos estuvo hablando mucho de su querida Vitoria, y Sojo, Arceniaga, esos lugares donde ejerció de cura antes de venirse a Madrid, y que visitamos cuando se casó Gorka, que fue alumno mío en la Universidad. En cierto momento le pedí que nos cantara algo, porque siempre ha tenido una preciosa voz de barítono, como quedaba patente en sus misas, que llenaba con su voz, así como con su imponente presencia; alguna vez le he tomado el pelo diciéndole que seguro que más de una feligresa se habrá enamorado de él. Y Javier se acordó de lo que le cantaba su madre de pequeño, la Casilda, como la sigue llamando, de lo que cantan las madres vascas para que se duerman sus "niños guapos":
"Haurtxo polita sehaskan dago,
zapi xuritan
txit bero.
Amonak dio: ene potxolo, arren egin ba, lo, lo.
Txakur haundia etorriko da zuk ez badeza egiten lo;
horregatik, ba, ene potxolo, egin aguro lo, lo, lo".
"El niñito guapo está en la cuna
entre sábanas blancas
muy calentito.
La abuela le dice: anda, pocholo, duérmete, duerme.
Si no te duermes vendrá un perro grande.
Por eso, anda, pocholo, duérmete pronto, duerme, duerme, duerme".
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