"Ni falta que te hace ser sexi. Eres una persona que no menosprecia a los demás y eso es algo que hoy en día no abunda. Un saludo y sí, eres sexi", comentó por aquí el otro día Teresa Tramunt.
Me gusta lo que me dijo, y he estado pensando un poco en ello, en lo fácil y agradable que es ser educado y generoso con los demás, me decía paseando por el centro de Madrid, como en esa foto. Aun así nos empeñamos, en ocasiones, en amargarnos la vida, siendo incapaces de valorar a los otros. De esa manera, en el fondo, nos estamos menospreciando a nosotros mismos. A lo mejor es que no nos queremos demasiado y ahí radica nuestro problema. Como digo siempre, seamos felices, porque es gratis. Y ahora voy a continuar arreglándome un poco antes de salir de casa, para ver si consigo ocultar algunas de mis arrugas, jeje. Recuerdo la primera vez que me pinté los ojos. Algunos compañeros del instituto me miraban de mala manera (mi hermano se empeñó en que tenía que hacer COU en un instituto y salir de la burbuja del colegio, donde había estado demasiado mimado, incluso poniéndome Matrícula de Honor todos los profesores hasta ser "Premio Nacional de Bachillerato"). Era el turno de noche, no recuerdo el motivo, y yo era el más joven de la clase, con mis 16 años y un libro de Juan Ramón o de Lamartine siempre en la mano, mientras que mis compañeros eran verdaderos hombretones de barba y pelo en pecho, todos muy comunistas y anti franquistas a los que les debía parecer un chico frágil y pijo. A pesar de sus burlas recuerdo que sí gusté a alguna chica o a más de una.
Desde entonces procuro maquillarme antes de salir de casa, como decía Mecano:
https://www.youtube.com/watch?v=Lu60iR0TmMw
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