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viernes, 15 de noviembre de 2024

"Nuestra tertulia literaria".


 
Me tomo el primer café de la mañana y observo la foto que hice el martes pasado desde la Universidad sobre los tertulianos que nos habíamos conectado por Zoom, desde España, Italia y México, para hablar de los libros que estábamos leyendo estos días y nos decían algo especial. Faltaban algunos tertulianos que aparecieron en la pantalla después de que me metiera en otra clase con mis alumnos, como mi ex alumno David Blanco, que vive desde hace tiempo en Chile, o Emma Prieto, que seguía en su colegio. Y veo a Almudena Mestre, Milagros Garcia Fernandez, Chema Menéndez, Mercedes, Mirta Amanda Barbonetti, Pepo Paz Saz, Antonio Banus, Françoise Mascaraque, Javier Del Prado Biezma (que se está atusando en la foto su larga cabellera blanca porque es más coqueto que yo, y ya es decir), Mariwan Shall, María Victoria Huertas, Francisca Arias, Carmen Sogo y Mariola Satorre, y pienso que esto de la literatura y el arte en general tiene magia. Por mucho realismo que queramos echar a la vida, con eso de que nacemos y morimos y que mientras tanto ocurren cosas que son reales y nos hacen felices o tristes, sé que necesitamos sueños. En los sueños, en la magia de lo inefable, de lo que intuimos y a veces es difícil de explicar, de la auténtica poesía es cuando los seres humanos somos realmente humanos. Como dice el profesor Keating en la película "El club de los poetas muertos", una de las películas de mi vida, "La medicina, el derecho, los negocios, la ingeniería, son actividades nobles y necesarias para sustentar la vida. Pero la poesía, la belleza, el romance, el amor es por lo que nos mantenemos vivos".

Cada vez que me encuentro con dos caminos que se bifurcan en un bosque, siempre elijo el menos transitado.

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