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miércoles, 8 de mayo de 2024

"Hay que leer a Miguel Veyrat".


 
"In my beginning is my end", nos dice Eliot al principio del segundo de los "Cuatro Cuartetos", uno de mis libros de cabecera, junto a "La tierra baldía", su otra gran obra. El verdadero poeta no solo es parte de su generación, sino que sabe que el sentimiento de toda la literatura desde Homero posee una existencia simultánea, dentro de un orden que también es simultáneo. Es lo que pienso cuando estoy con Miguel Veyrat (Valencia, 1938). Y me volvió a ocurrir ayer en la tertulia de Casa Manolo. Estar con Veyrat (o con Javier Del Prado haciendo el tonto, como salgo en alguna fotografía antes de querer estrangularlo con cariño, jeje) me ofrece la sensación de estar con Eliot, Juan Ramón, Machado, Dante, Shakespeare, Mozart. Es algo así como el poder de lo "simultáneo", como si todos vinieran a mi tertulia un martes por la tarde y se pusieran a hablar con nosotros, de su vida y de sus libros, mientras suenan los 200 años del himno a la Alegría de Beethoven que puse ayer a varios grupos de mis alumnos, Almudena Mestre hace una estupenda presentación y Miguel lee sus poemas de maravilla y Oskar Rodrigañez Flores nos saca unas fotos y yo me divierto de lo lindo.
 
Tengo que leer con detalle "Vértigo" (2024), publicado con esmero por Pepo Paz en su Bartleby. Se lo compré con gusto a la librera de "La Luna", una joven enamorada de los libros que ha abierto esa librería cerca de mi casa, y que estuvo con nosotros en Princesa 83.
 
En fin, que no sé si Veyrat es "la reina de la noche" o soy yo:
 

martes, 7 de mayo de 2024

"Con mis chicos del Cunef, el rey y Beethoven".

En este lugar hice mi primera carrera, la de Económicas, y este año cumple 50 años. Cuando era estudiante estábamos en el centro de Madrid, entre las plazas de Bilbao y Alonso Martínez. Y ahí también empecé a dar clase hace años porque me apetecía ser profesor en el mismo sitio donde estudié. Ahora estamos en la parte de arriba de la Ciudad Universitaria, junto a la casa de uno de los poetas que más me gustan, Vicente Aleixandre, con ese verso maravilloso, "La memoria de un hombre está en sus besos", y donde estuvo en sus orígenes el campo de fútbol de mi equipo, el Atlético de Madrid, el Metropolitano. El otro día vino el rey a conmemorar ese medio siglo (también es del Atleti, como Dios manda), y ayer me saqué esa foto con un grupo de 4º. Los alumnos son los reyes de la Universidad, los reyes del futuro. Por eso les cuento la asignatura y también les cuento más cosas. Por ejemplo que sean felices en cualquier lugar donde se pongan a trabajar, y libres y demócratas, y que hagan el bien allá por donde vayan. Y que se rodeen de la belleza de la vida. Y que mimen su "autoestima".
El otro día me fui al Auditorio de Música de Madrid para escuchar la Novena Sinfonía de Beethoven, pues hoy se cumplen los 200 años desde su estreno en Viena, y compartí el cuarto movimiento. Hoy me apetece ver el final de la película "Copying Beethoven", con un estupendo Ed Harris.
 
Decía, entonces, que el secreto de la felicidad ¿es?:
 

"Suele decirse que lo que vemos y cómo lo vemos no es más que una imagen de nuestro interior".

Ayer yo vi ríos de película, caballos, vacas, muchas vacas pastando bajo la lluvia tan tranquilas. Y escuché a Cole Porter y Billie Holiday en el coche:
 
Después de todo, soy muy fácil de querer, jeje.
 


 

domingo, 5 de mayo de 2024

"En el Monte de las Ánimas de Bécquer".

La gente de mi generación siempre ha tenido un cariño especial a Bécquer, a sus "Rimas y leyendas". El otro día saqué esta foto en el Monte de las Ánimas que inspira una de sus leyendas más góticas y literarias. Me tomo un café y recuerdo que uno de mis "Cuentos de los otros" se inspira en otra de sus leyendas, y me viene a la cabeza que la madre de uno de mis grandes amigos, Juan Pedro, que ahora es el cura de la Ermita del Santo de Madrid, se enteró un día de que estábamos escribiendo una obra de teatro entre los dos (debíamos de tener unos 17 años) y nos dijo, entre risas, que si pretendíamos ser tan buenos como Bécquer. Mi amigo y yo nos miramos a la cara y sonreímos. Continuamos escribiendo esa obra en una cafetería de la Puerta del Sol que ya no existe, pero no la terminamos. Yo seguí el ejemplo de mi madre, a la que cada día veía leyendo un libro o el periódico antes de acostarse.
 
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"El organista".
 
A los pocos minutos empecé a escuchar un órgano.
 
Levanté la vista del ordenador y miré hacia la iglesia. Como no estaba inspirado, decidí prestar atención a la música. Me pareció algo de Bruckner o Poulenc, casi neoclásico, que se empeñaba en evocar el pasado como si el mundo se hubiera congelado en un instante de perfección. Una mujer gritó. El organista había muerto mientras tocaba, dijo más calmada. En seguida apareció una ambulancia.
Tras el consiguiente revuelo, volvió la calma a aquella terraza, pero ya no pude concentrarme en el cuento que estaba escribiendo.
 
En cierto momento la música volvió a sonar.
 
Cerré el ordenador y pagué la cuenta.
 
Me dirigí hacia la iglesia vacía.
 
Subí la estrecha escalera en dirección al coro. El órgano interpretaba la misma melodía, pero no lo tocaba nadie.
 
("El organista", "Cuentos de los otros", 2017, Bartleby p. 58).
 
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Esta mañana me acompaña Poulenc con su concierto para órgano. De este compositor francés siempre recordaré la versión de su ópera "Diálogos de carmelitas" que vi hace unos años en el Teatro Real:
 

viernes, 3 de mayo de 2024

"Una película feminista de verdad, basada en el amor a la vida".


 
 
Son las 18 de la tarde y salgo de los cines Renoir. El "método Montessori" es uno de los más famosos del sistema alternativo de enseñanza, basado en el aprendizaje libre, pero a la vez dirigido por maestros que aman a sus alumnos, con la ayuda de la música, los colores, las matemáticas, la Naturaleza. 
 
María prefiere ser madre soltera que atarse al matrimonio, que considera una esclavitud. Reclama el derecho a la maternidad, el amor de la madre. Estamos en 1900 en Italia y yo me siento profundamente agradecido de que hayan existido estas personas antes que yo.
 
Esta película no se llevará ningún premio, se acaba de estrenar en España y es francesa e italiana.
 
Y lo mejor es que es necesaria.

"Como el Marqués de Santillana".

Yo también reconquistaría este castillo por amor en 1452, al igual que hice ayer, aunque luego ella me rechazara y se fuera con otro:
 
"La moza de Bedmar".
 
"Entre Torres y Canena,
acerca des’Allozar,
fallé moza de Bedmar,
sant Jullán en buen estrena.
 
Pellote negro vestía,
e lienzos blancos tocaba,
a fuer del Andalucía,
e de alcorques se calzaba.
Si mi voluntad ajena
non fuera en mejor logar,
non me pudiera escusar
de ser preso en su cadena.
 
Preguntele dó venía,
después que la hobe saluado,
o cuál camino facía.
Díjome que d’un ganado
quel’guardaban en Racena,
e pasaba al Olivar
por coger e varear
las olivas de Ximena.
 
Dije: «Non vades señera,
señora, qu’esta mañana
han corrido la ribera,
aquende de Guadïana,
moros de Val de Purchena
de la guarda de Abdilbar;
ca de vervos mal pasar
me sería grave pena».
 
Respondiome: «Non curedes,
señor, de mi compañía;
pero gracias e mercedes
a vuestra grand cortesía;
ca Miguel de Jamilena
con los de Pegalajar
son pasados atajar.
Vos tornad en hora buena".
 
(Marqués de Santillana, 1398- 1458, "Serranilla VI").
 
¿Alguien se viene conmigo unos siglos hacia atrás? La belleza no es patrimonio de ninguna época, y tampoco estar enamorado.
 

jueves, 2 de mayo de 2024

"Compartiendo la literatura con Beatrice Bonhomne y Marie-Merçe Marçal".

 


Lo bueno de salir de tu ensimismamiento durante unas horas (en mi caso de mis clases en este cuatrimestre) es que comprendes que siempre se pueden aprender cosas nuevas. O dicho de otra forma, que apenas sé de casi nada (cuando piense un poco en ellos, ya hablaré de Paul Auster y Siri Hustvedt, una hermosa pareja de los que he leído varias novelas; de ella cogí incluso el apellido de uno de mis personajes de "Entrevías mon amour"). Lo que quería decir esta bella y viajera mañana de primavera mientras me tomo un café es que el otro día me fui a Lleida a presentar el último libro que he publicado en las jornadas internacionales de poesía "La langue de la poésie contemporaine: Quatrièmes Journées internationales de la poésie contemporaine", organizadas por la Università degli Studi di Bari Aldo Moro, la Academia Mundial de Poesía, la facultad de Letras de la Sorbonne Université, la Università degli Studi di Cagliari y las Universidades de Jaén y Lleida. En ellas se dedicó una atención especial a las poetas Beatrice Bonhomne y Marie-Merçe Marçal.

https://www.segre.com/es/cultura/240427/jornadas-internacionales-de-poesia-en-la-udl_424767.html

Es tanta mi curiosidad por el conocimiento que estos días he estado leyendo sobre ambas mujeres. Béatrice Bonhomme (Argel, 1956) es poeta, crítica literaria y docente francesa. Es directora de la revista Nu(e). Sus poemas comenzaron a aparecer en revistas en 1986. En 1991, publicó una primera colección con "Traces" (L’Age d’en Haut). El año pasado recibió el Premio Mallarmé por su colección "Mundo, rodillas coronadas" (Collodion, 2022).

Este es uno de sus preciosos poemas:

https://www.youtube.com/watch?v=yg86VXYxpn8

Por otra parte, Maria Mercè Marçal i Serra (Ibars de Urgel, Lleida, 1952-Barcelona, 1998) fue poeta, catedrática, narradora, editora y traductora y una activista en los movimientos feminista, nacionalista catalán y comunista. Tradujo a autores como Colette, Marguerite Yourcenar, Anna Ajmátova, Marina Tsvetáyeva, Charles Baudelaire o Leonor Fini. Murió en Barcelona a causa de un cáncer a los 45 años. Antes de morir recibió la Medalla de Honor de Barcelona. ​Su primer libro "Cau de llunes" (Premio Carles Riba 1976) prologado por Joan Brossa con una sextina, incluye el poema "Divisa", una especie de manifiesto que resume las directrices de su activismo. Estos versos se hicieron muy famosos, una bandera del movimiento feminista de izquierdas en Cataluña.

"Al azar agradezco tres dones: haber nacido mujer,
de clase baja y nación oprimida.
Y al turbio azur de ser tres veces rebelde".

Esta foto me la hice en el Pati de les Comèdies de Lleida, y ya que el vicerrector de cultura de la Universidad, Joan Busqueta (se le ve en la cuarta foto rodeado por mi mecenas Angels Santa Bañeres y mi editoria Eulalia Pagés), comentó que mi Pacino era casi un libro "impresionista", hoy me tomo el primer café de la mañana pensando en estas poetas y escuchando una música impresionista, de Ravel, que me gusta mucho.

Como dije en la mesa al presentar mi libro, después de todo soy ciudadano del mundo, como diría Ortega:

https://www.youtube.com/watch?v=cJOW5mlhH_Y

 




 

miércoles, 1 de mayo de 2024

"Susurrando a la vida".

 


Si es que pareces un actor de cine, me dijo la poeta y bióloga Isabel Fernández Bernaldo de Quirós cuando nos íbamos ayer a las ocho y pico de la noche de la tertulia de Casa Manolo; luego acompañaría a Almudena Mestre hasta el Metro. Isabel vino a la tertulia con "Un hombre que se parecía a Al Pacino" en el bolso, subrayado en casi todas sus páginas y me pidió que se lo dedicara. Y me trajo su libro "La inquietud de las flores", que comienza con unas palabras de la poeta norteamericana Emily Dickinson: "La vida es el secreto más delicado. Mientras ella dure, nuestro deber es susurrar". Como yo deseaba dedicar una tertulia al cine, a mis cines Alphaville, Renoir y los viejos cines de la Gran Vía, Mavi Vázquez de Lara quiso hacerse una foto conmigo y que le firmara mi novela "Poeta en Madrid", y se cogió el tren desde Málaga y se vino a la tertulia, y se quedó en la Gran Vía. Hablamos de "Anatomía de una caída", "Pobres criaturas", "Perfect days", y las películas de Tarantino y Fincher, entre las de ahora, y "Los 400 golpes", "Dersu Uzala", "El árbol de los zuecos". "La kermesse heroica" o "Casablanca", entre las de siempre. Quise escuchar al arquitecto y pintor Santiago Martínez y a Mariwán Shall y a los demás amigos que también piensan, como yo, que esta vida nuestra puede ser una película.
 
Cine, cine, cine, más cine por favor, nos decía Aute, porque nuestro deber es susurrar a la vida:
 

"La conquista de la felicidad".



 
El viernes pasado leí en la Universidad de Lleida el primer relato de "Un hombre que se parecía a Al Pacino", ya que en cierta forma define el espíritu del libro. Este próximo 7 de mayo se cumplirán los 200 años del estreno en Viena de la Novena sinfonía de Beethoven, una de las obras "clave" de la historia de la música occidental. Por ese motivo estos días se está interpretando en todo el mundo. 
 
Ayer me fui al Auditorio de Música de Madrid para celebrarlo, y me acordé de Pacino. 
 
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"Ayer daba una vuelta en coche por las calles próximas al parque de la Fuente del Berro cuando tuve que parar el motor y dejar que pasara una hembra de pavo real a la que seguían sus crías. En ese momento me vino a la mente el rostro de mi madre. La Tercera de Mahler sonaba con fuerza dentro del coche, y por eso recordé también que fue la última sinfonía que ella escuchó en directo en el Auditorio de Príncipe de Vergara con Paqui y conmigo. Tras arrancar recordé un texto que escribí de un tirón una mañana como esta mientras me tomaba el primer café, como ahora. En él está mi madre, como en tantos otros sitios.
 
Escribo porque soy feliz y estoy enamorado y juego con mi gatita Ana cuando me despierta por la mañana. 
 
Escribo porque me gusta que los niños coman pasteles y jugar y reír con ellos y cruzar la calle con ese ciego que te pide ayuda y pararme a escuchar a los músicos callejeros y levantarme de mi asiento del autobús y el Metro para que se sienten los viejos y las mujeres embarazadas.
 
Escribo porque busco la belleza de la vida, de la música, del arte, de la literatura, del cine, del pasado y del presente.
 
Escribo porque existieron Homero, Dante, Shakespeare, Kant, Goethe, Nietzsche y Bach, Mozart, Beethoven, Wagner, Mahler y Tarkovski, Bergman, Ford, Hitchcock, Rohmer, Erice, Allen.
 
Escribo porque quiero que me quieran, pero sobre todo porque quiero querer.
 
Escribo porque me gusta reír y sonreír y comer y beber y viajar y bailar y hablar y escribir. Escribo porque me gusta escribir.
 
Escribo porque me gustan los trajes y las pajaritas y los vaqueros raídos y los pantalones cortos y los jerseys deshilachados y las sandalias.
 
Escribo en contra de los xenófobos, de los homófobos, de los
machistas, de los que se creen dueños de los demás, de los que hacen guerras por motivos económicos y políticos y religiosos. En realidad no escribo contra nadie sino a favor del bien común.
 
Escribo porque a mi madre le gustaba que escribiera. 
 
Escribo para ella, todavía sigo escribiendo para ella".
 
("Escribo porque vivo en armonía con el mundo", "Un hombre que se parecía a Al Pacino", pp. 19 y 20).
 
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Todavía, cuando escucho el himno a la alegría, himno de la Unión Europea, se me saltan las lágrimas, y ayer estuvo a punto de ocurrir de nuevo. Esta interpretación de Barenboim es muy buena, pero no hay nada como escuchar esta música en directo. Y pensar que Beethoven nunca pudo escuchar su obra. No obstante, siempre he pensado que sabía lo que estaba escribiendo, y por eso escogió el poema de Schiller:
 
"Alegría, hermosa chispa divina,
hija del Elíseo,
ebrios de fuego entramos,
diosa celestial, en tu santuario..."
 
Sí, Beethoven, es uno de los causantes de mi particular "conquista de la felicidad", como diría Bertrand Russell:
 

sábado, 27 de abril de 2024

"El poder seductor de los libros y del canto de los pájaros. O cómo vivir dos veces".


 
Y me fui a la Universidad de Lleida a dar dos besos a la catedrática de literatura Angels Santa Bañeres, que presentó "Un hombre que se parecía a Al Pacino" -en la colección que dirige y se llama "El fil d´Ariadna"-, junto a la editora y el vicerrector de cultura, coeditor del libro. Y di más besos, a Carmen Figuerola que es la secretaria del departamento de Letras y antes fue decana y vicerrectora, a la editora Eulalia Pagés y hasta estuve a punto de dar dos besos más a Joan Busqueta, el vicerrector de cultura, que se ha leído el libro de cabo a rabo y lo puso por las nubes. La encantadora Àngels también lo ha leído y dijo que lo había hecho con tanta pasión que casi se había convertido en mi amante. En la primera foto estoy en la puerta de la Facultad de Letras, lugar donde se presentó el libro, y comparto un breve video de la presentación con Justo Junior en primer plano, con personas que la seguían "on line", otra fotografía con los asistentes en el claustro de la Universidad y otra foto más durante el paseo que me di por Lleida, delante de la Seu Vella del siglo XIII. Para mí vivir es lo primero, y después escribirlo, con lo que vivo dos veces.

La verdad es que me gusta besar al pueblo catalán, sobre todo a las mujeres catalanas, y luego escuchar El Cant Dels Ocells:
 

jueves, 25 de abril de 2024

"Una nueva reseña de mi último libro, esta vez en catalán".


 
Ayer estaba cortándome el pelo con mi peluquero favorito cuando mi hijo me envió por Wasap esta foto con un articulo de prensa de Ángels Santa Bañeres publicado el Día del Libro sobre "Un hombre que se parecía a Al Pacino" (Luis, mi peluquero, es precisamente de los que siempre me ha comparado con Al Pacino, y a él le dedico uno de los relatos). En la reseña Ángels comenta que "es una obra singular, plena de evocaciones, de recuerdos y sugerencias". Acto seguido evoca a Proust y su magdalena a la hora de tomarme el primer café de cada día. 
 
Esta es la reseña completa en castellano:
 
"El último volumen del escritor Justo Sotelo es una obra singular, llena de evocaciones, de recuerdos y sugerencias. Una obra hecha de fragmentos, de microrrelatos que nacen mientras el autor toma una taza de café como Proust tomaba su tila acompañada de una magdalena. Del aroma del café, de su sabor amargo, de su calor afloran los recuerdos y sensaciones. La memoria afectiva estalla y el escritor capta sus emisiones traduciéndolas en palabras que descubren por nosotros todo un mundo, toda una vida, la de un hombre que se parece, como dice el título, a Al Pacino. A Justo Sotelo le gusta jugar con las comparaciones, lo hace con facilidad, con elegancia. Estas comparaciones manifiestan el carácter del escritor. Un hombre sensible, enamorado de la vida, enamorado del amor y sobre todo enamorado de la escritura. La escritura que es para él una manera de vivir, una manera de disfrutar de la existencia, una manera de decirle al otro que le ama ofreciéndole la creación como el más exquisito regalo. Pero la literatura que emerge del café matinal no va sola, le acompañan la filosofía, el cine, la música, el arte, o mejor las artes, todas las artes en general. Un panorama impresionante desfila ante nuestros ojos. Un panorama que tiene un espacio privilegiado: la ciudad de Madrid. Un Madrid donde la mezcla de arte y de cotidianidad se pone de manifiesto en cada uno de los fragmentos que constituyen el libro: Casa de Campo, Retiro, Gran Vía, Atocha, Plaza de Colón, Moncloa y tantos otros sitios que viven entre las páginas como Manhattan en Madrid. Tenemos presente siempre un referente mítico: el París artístico y bohemio, el París de nuestros sueños. En el prólogo Sotelo nos dice: “Sabemos que el cine inventó la ciudad de París y antes lo hicieron los pintores y los bohemios”. El artista es el inventor de la vida con su creación y, como pensaba Flaubert, la creación es vida. En el espacio corresponde el tiempo. El tiempo se divide en cuatro estaciones: Verano, Primavera, Invierno y Otoño, en una particular división del autor. Cada estación le aporta su encanto y sus particularidades y marca el paso del tiempo con escenas de la vida diaria iluminadas por el recuerdo, por las lecturas, la amistad y el amor. "El filo de la navaja" es su película de referencia, evocada al principio del libro (la ilustración es ya un fotograma). Con su bagaje, todo lo que Larry Darrell posee para aceptar el destino y derrotar a los problemas que le presenta la existencia: su afán de conocimiento y su bondad, afronta el recorrido por el itinerario creativo. Emprende este camino porque se siente en armonía con el mundo y le acompaña la música de Mahler, músico icónico que siempre está a su lado, y porque han existido personas como Homero, Dante, Shakespeare, Kant, Goethe, Nietzsche o Bach, Mozart, Beethoven, Wagner y Tarkovski y también Bergman, Ford, Hitchcock, Rohmer, Erice y Allen. Todos ellos han contribuido a su talante, todos ellos le han dado razones para ser libre y dedicarse a la creación. Los temas son diferentes y atractivos: Balbín y La Clave, "El hombre de moda" de Fernando Méndez-Leite, "Zorba el Griego" de Nikos Kazantzakis con música de Theodorakis, Anouk Aimée y Alfonso Sánchez, Cyrano de Bergerac, Ingmar Bergman, "Casablanca" y Rick Blaine , Galdós y Pardo Bazán, "Carta a una desconocida" de Stefan Zweig, Pedro Iturralde y "Las hojas muertas", "La Gaviota" de Chéjov o Mahler y Bernstein entre muchos otros. Todos ellos son partes de la biografía de Justo Sotelo, porque él sólo trata lo que de manera directa o indirecta tiene relación con él y su forma de ver la vida y su complejidad. Libro, el suyo, lleno de experiencias vitales, lleno de amor y de gozo, de enseñanzas y de reflexiones. Libro para ser leído con calma, a ratos, para gozarlo, para meditarlo, para aprender el sentido de la felicidad y del bienestar. Libro del amigo y del amante".
 
Esta es la versión digital, en catalán, del artículo:
 
Mañana estaré en Lleida con ella y así los dos estaremos en París, una ciudad en la que Ángels pasa largas temporadas cada año y en donde yo siempre he sido muy feliz. Y ya que cita a Pedro Iturralde porque lo cito yo en el libro y me gusta mucho el jazz y este se escucha muy bien en París, me voy a San Javier para escuchar "Las hojas muertas", tan parisinas:
 

miércoles, 24 de abril de 2024

"Bruno, el niño mexicano al que le gusta leer".

Ayer por la tarde planteé en nuestra tertulia "on line" de los martes la pregunta de si leemos lo que quieren las editoriales que leamos, o las Universidades o la RAE de turno o solo a los autores apoyados por los poderes políticos, económicos y culturales que interesan en cada momento y que terminan instalados en los lugares culturales más visibles, como el Cervantes, los ministerios o la Universidad. Ya he comentado alguna vez que me parece que España es uno de los países donde el "nepotismo" ha campado a sus anchas en todos los estamentos. Los premios importantes (desde el punto de vista mediático y económico) están siempre dados, y así sigue el círculo. Y esto ocurre con las noticias de las que se habla, los asuntos que llenan las horas de los telediarios, y ha sido siempre igual. En su día la RAE convirtió en canónica, en una época, la novela "La Dorotea", de Lope de Vega, y luego la sustituyó por el Quijote. ¿Y en un futuro próximo? ¿El Quijote volverá a desaparecer como le ocurrió durante un par de siglos? ¿Alguien recuerda a los autores que se leían en la España de los 50 o 60, o en siglos anteriores? ¿Y en los países de nuestro entorno? Teniendo en cuenta que los Nobel siempre me han parecido una bobada, como los Óscar en el cine, ¿realmente estamos manipulados para ver el cine y leer los libros que quieren los demás?

La charla resultó apasionante, como no podía ser de otra forma con los encantadores tertulianos, personas intelectuales y sensibles. En concreto ayer me conmovió la breve aparición de Bruno, un chaval de 10 años, alumno en el colegio de México donde Mariola Satorre ejerce como bibliotecaria (solo estuvieron un momento y luego ella siguió la tertulia desde su coche, cuando acabó su trabajo) que nos dijo que le gusta mucho leer, sobre todo historias de aventuras y fantásticas (no pongo la fotografía del niño por el derecho a la privacidad de los menores). Y yo siempre me digo lo mismo, a pesar de todas las manipulaciones de los poderosos de cada momento, incluso en el mundo cultural, mientras haya niños como Bruno la memoria de la humanidad no desaparecerá.

Igual que si existe música como esta:

https://www.youtube.com/watch?v=8vHL0UNCa1Q

 


 

martes, 23 de abril de 2024

"Nuestra tertulia en el Día del Libro".

Hace unos días Miguel Veyrat, uno de los grandes poetas vivos que tenemos en España (para el que escribí un ensayo), dijo de nuestra tertulia: "Gracias, Justo Sotelo, la tertulia que has construido suela a suela y lengua a lengua es una de las maravillas de esas que no suelen durar en nuestro país, pero a pesar de ser ya bien conocidos tus tertulianos voy a dejar que los lectores los descubran. Así, de variadas procedencias y conocimientos y temperamentos, citarlos a todos sería imposible. Muy pronto estaremos juntos de nuevo en torno al acantilado de mi "Vértigo" (Bartleby Editores, 2024), libro indispensable en toda mi obra. Un aplauso atronador para todos vosotros".
 
Las fotografías son de su última visita en el salón de Casa Manolo, hace justo un año. Miguel volverá el 7 del mes que viene, y ya lo comentaré. 
 
Mientras tanto continuamos con nuestras tertulias de cada martes, y hoy toca "on line". 
 
He propuesto a mis amigos tertulianos que intentemos responder a esta pregunta: ¿Qué leemos y por qué? Ahora, mientras me tomo el primer café de la mañana, y antes de irme a clase, voy a escuchar a Verdi brindando por Cervantes, Shakespeare, el Inca Garcilaso, Veyrat y todos mis amigos a los que os gusta leer.
 
Escuchemos al poeta:
 

lunes, 22 de abril de 2024

"Cómo seducir viajando en tren".

Este viernes me iré a Lleida a presentar "Un hombre que se parecía a Al Pacino". Hace dos o tres años la catedrática de literatura de la Universitat de Lleida Ángels Santa Bañeres me preguntó si quería escribir un libro hablando de cine y de literatura, de amor y filosofía. Me dijo que su Universidad lo publicaría junto a Pagés editors. Ella había comenzado a leer mis novelas y ya no se detuvo hasta leerlas todas.
 
Y por eso mismo el viernes me subiré al AVE en Atocha, para dar un par de besos a Ángels. 
 
Me gustan los trenes, desde que de pequeño viajaba para veranear en Murcia, en la Manga del Mar Menor, y en Valencia. Y también me gusta este AVE de ahora que va tan deprisa. En los trenes he vivido románticas historias, sobre todo en los coches cama, y divertidas, como cuando mi hijo de pequeño se subió encima de las piernas de Jesús de Polanco, que viajaba al lado rumbo a Sevilla; podía haber aprovechado para decirle que me publicara un artículo en EL PAÍS, que acababa de escribir, pero no lo hice. Y recuerdo el tren de una película, "Casino Royale", cuando 007 se enamora de Vesper, la que se convertirá en la mujer de su vida. Hace un tiempo estudié una asignatura de literatura y la joven, inteligente y hermosa profesora, que desde el primer día se fijó en mí o, mejor dicho, en el libro de Nietzsche que llevaba en la mano, nos habló de una escena de la película, de un ejemplo canónico de seducción entre un hombre y una mujer:
 
Además aquella profesora nos cantó un día, en clase, un aria de Hándel, ya que también era soprano:
 
¿Es bonita o no la vida de un escritor, al que le gustan Nietzsche y la ópera?
 

 

sábado, 20 de abril de 2024

"Hoy voy a meterme un poco conmigo".

Siempre digo que estoy cansado de que digan que soy el tipo más guapo que anda por las redes y por este país, e incluso que soy el mejor escritor. Así que hoy, mientras me tomo el primer café de esta mañana tan bonita y agradable de primavera, voy a meterme un poco conmigo o, mejor, voy a poner algunos ejemplos de los que se meten conmigo.
 
El otro día, cuando defendí a aquel maestro de la República al que asesinaron al empezar la guerra española, alguien escribió en este muro que yo era un egocéntrico y un narcisista, incluso más que Pedro Sánchez. Esta red social censuró el comentario y tan solo lo puedo ver yo.
 
Ayer me encontré un post escrito el día anterior por un lector que se llama Javier Divisa con una lista de 10 libros que no le gustaban, y entre ellos está el último que he escrito.
 
Por otra parte, la verdad es que llamarme feo no me lo han llamado nunca. Recuerdo que una vez estuve en un programa de Radio Nacional y antes de empezar alguien me alertó de que el director del programa llamaba feos a todos sus invitados. Lo curioso es que cuando me estaba entrevistando me llamó feo, pero luego me miró fijamente y dijo "bueno, un poquito feo".
 
Para compensar, esta semana mis alumnos me han dicho que soy un profesor 10, que siempre estoy alegre y que soy un "disfrutón" de la vida.
 
En fin, no somos nadie. Ya nos lo contó Sorrentino en la película "La gran belleza":
 
Y luego ponemos su música, claro, con "Las beatitudes" de Vladimir Martynov: