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sábado, 22 de noviembre de 2025

"Hay un poeta en Madrid que sigue caminando".



 

Ayer José Luis Morante me sorprendió. Se había leído la novela que publiqué hace ya cuatro años con Huso y escribió sus impresiones en Entreletras. Es profesor, poeta, editor, ensayista y crítico literario, y aseguró que "leer Poeta en Madrid anima a entender el continuo proceso de renovación y búsqueda que impulsa el tiempo ficcional de Justo Sotelo". En la reseña dice que soy un "tertuliano convicto e incansable divulgador de contenidos" y que he creado un perfil de intelectual heterodoxo y humanista, apasionado y culto, que opta siempre por el juicio propio sobre cualquier aspecto de la actualidad literaria, musical y artística.

Obviamente tengo en cuenta cualquier opinión de alguien inteligente y que me hace pensar: 

https://www.entreletras.eu/libros/poeta-en-madrid-de-justo-sotelo/

Como siempre me tomo el primer café de un sábado tan agradable escuchando música. Cada línea que escribo persigue el ritmo de la música, como la Séptima de Maher dirigida por Bernstein, ya que el protagonista de la novela, Gabriel Relham, es Mahler al revés, y al igual que él incluyo todo lo que sé en mis libros:

https://www.youtube.com/watch?v=UzaKmsznTPM


viernes, 21 de noviembre de 2025

"Los jóvenes españoles son inteligentes y guapos, como su profe".


 
El otro día Paula y Dani estuvieron en el palco del Atlético de Madrid en un partido de la Champions, se acordaron de mí y me enviaron esta fotografía. Me dijeron que podían invitarme cuando quisiera, ya que el Atletico es mi equipo y a lo mejor me hacía ilusión. Una de las cosas hermosas de dar clase es que tus alumnos se acuerden de ti. En ese sentido soy afortunado puesto que me encuentro ex alumnos por todas partes y me sonríen cuando me ven, aunque hayan pasado muchos años. Me los encuentro por la calle y se paran a charlar, en medio de la carretera y entonces detienen el coche o la moto para saludarme, se me acercan en el Metro, el autobús o el avión. Los he encontrado incluso en la India, mientras buscaba el lugar en el que nació Buda. 
 
Siempre he sabido que un profesor feliz es el que también ha sido un alumno feliz y ha tenido buenos profesores. Así me recuerdo de niño en el colegio y luego en las universidades en las que he estudiado y donde he conocido a buenos profesores. Como ejemplo recuerdo al padre Jesús Plaza, que convertí en un personaje de mi novela "Vivir es ver pasar" (1997). De su sabiduría y bondad surgieron asignaturas como Lengua y Literatura, Historia, Francés e incluso Religión. En 2º de Bachillerato el examen final que me puso en Literatura fue que le escribiera un cuento. Sabía que yo escribía algunas cosas y esa fue su forma de decirme, "serás escritor". En los exámenes además nos ponía música clásica de fondo, como esta que este fin de semana se interpretará en el Auditorio Nacional de Música:
 
Cómo no ser feliz sabiendo que han existido personas como Jesús Plaza y Ludwing van Beethoven.

 

jueves, 20 de noviembre de 2025

"En dirección contraria".


 


A veces me levanto temprano, me subo en el coche y me voy hacia donde sale el sol. Tengo que atravesar la Plaza de Colón (segunda fotografía), pero en cuanto paso O´Donnell y RTVE, la carretera se queda sin coches. Todos vienen hacia Madrid, hacia sus trabajos, a hacer las compras, a pasear por mi ciudad. Entonces es cuando yo me voy. Mientras lo hago me pregunto por lo que estarán pensando los conductores y sus acompañantes, en sus amores y desamores, en sus tristezas y alegrías. Cada persona con la que me cruzo lleva una novela clavada en la frente, y seguramente merece que alguien se la escriba. ¿Cómo sería el escritor que me gusta para escribir una novela? El otro día decía a mis alumnos que un escritor debe llevar la contraria al poder, tanto al gobierno de turno como a los medios de comunicación que se empeñan en lo que debemos pensar y creer, a los editores que publican libros únicamente para ganar dinero, a los empresarios que se inventan necesidades de consumo y de deseo que no necesitamos para nada, y menos aún para ser felices. Llevar por supuesto la contraria al pensamiento políticamente correcto de cada momento, ya sea "woke" o lo contrario. Me aburre la gente que solo tiene poder y dinero y también la que solo quiere tener poder y dinero. Nunca me ha gustado mandar ni obedecer.
 
Ir hacia el sol, hacia el nacimiento. Es entonces cuando una música romántica y envolvente se apodera del interior del coche y yo me siento en armonía con el Universo:
 
Ayer el coche marcaba un grado. Los campos estaban ateridos, y de pronto la niebla se apoderó de todo, de mi respiración y de mis pensamientos. Era como si regresara al pasado, pero al pasado de la humanidad.
 
Supongo que la soledad es uno de los tributos de la libertad.

miércoles, 19 de noviembre de 2025

"Liternatura".


 



Ayer la maestra Mariola Satorre nos cogió de la mano y a las 18.30 de la tarde nos llevó a las 11.30 mexicana, y nos presentó al zoólogo, escritor y un conversador extraordinario Andrés Cota Hiriart, que ha publicado recientemente "Fieras interiores" (2025, Random House) donde se unen reflexiones científicas con sus memorias familiares a través del humor. El organismo humano es en realidad un ecosistema feroz donde la locura y la cordura se fusionan y confunden. En 2017 publicó la novela "Cabeza ajena" (Moho), donde un grupo de amigos experimenta consumiendo diversas sustancias en un recorrido en el que la curiosidad y el conocimiento estrechan relaciones y amistad entre Camilo, Boris, Genaro y Valenzuela. La aparición de una mujer pelirroja, la gentil paramédica, Nina, es también el detonante sexual y amoroso que llevará a Camilo hacia una profunda auscultación de si mismo. 
 
Andrés escribe así: 
 
“Planetas, estrellas y galaxias pasaron zumbando mis oídos como balas, solamente que quien se estaba moviendo a la velocidad de un proyectil, era yo. La Vía Láctea se presentó en el horizonte y segundos después era justamente nuestra galaxia la que dominaba mi campo visual. Sistema solar, Plutón, Urano, Saturno, Júpiter gordo como Valenzuela; planeta Tierra, atmósfera, nubes, continentes, montañas, Ciudad de México. Por una fracción de segundo capté mí cuerpo tumbado en el sillón; después, con la fuerza de un meteorito, me impacté de lleno contra mí mismo".
 
Os quiero presentar a Andrés Cota, un tipo encantador que estudió en México y Londres y que ayer nos regaló una tarde mágica uniendo México y el resto del mundo donde estaban mis amigos tertulianos. Dejo dos pequeños videos que grabé sobre la marcha y este otro más largo:
 
Andrés nos dijo que se hizo amante desde niño de los lagartos y las serpientes, y que luego leyó a Gerald Durrell con su trilogía sobre "La familia y otros animales" y se hizo escritor como no podía ser de otra manera. Yo leí a su hermano, Lawrence Durrell, el del "Cuarteto de Alejandría" y también me hice escritor tras enamorarme de Justine y la poesía.

martes, 18 de noviembre de 2025

"Hay personas a las que quiero y ya está".


 
Pepo Paz Saz es mi amigo y además el editor de Bartleby que me ha publicado ya cuatro libros, incluyendo el literario ensayo de Patrick Toumba sobre mis novelas. De las dos cosas la más importante para mí es la primera. Por mi forma de ser, suelo perderme bastante, por ahí y dentro de mí mismo, pero me gusta valorar las "raíces" que van surgiendo a lo largo de mi vida y que se quedan para decirme que la vida vale la pena. A Pepo le conozco desde hace más de quince años y le puedo considerar amigo íntimo (como soy exigente para estas cosas esa idea de las raíces me parece fundamental, pensando quizá en las raíces de las viñas de mi padre y del exquisito vino embocado que nos conseguía José, su cuidador). El otro día me dijo que iba a publicar un buen libro de poemas, con mucha calidad, "La hermana aprendida", de Ana Martín Puigpelat (Madrid, 1968). A pesar de que ayer estaba medio muerto de dar tanta clase, aunque unas alumnas me dijeron algún piropo (a mis años, qué cosas), me subí en el Metro para ir hasta la biblioteca Elena Fortún, en Doctor Esquerdo, la calle de Carmen Martín Gaite, aunque esta vez nadie me cedió el asiento. Me reanimé cuando me encontré con Pepo en la entrada del salón de actos y nos hicimos esa fotografía haciendo un poco el tonto, algo que a los dos se nos da bien. La presentación fue breve e inteligente -como deben ser estar cosas-, por parte de una poeta profunda como Julieta Valero, una actriz estupenda como Kiti Mánver y una autora que ha escrito poemas sobre el paso del tiempo en la mujer, sobre su paulatino acercamiento a la vejez, algo que no suelo leer en la literatura española, como pude comprobar después en el Metro, en el que me leí el libro.
 
"Lo que no tuvieron de niñas -Madrid años 40-.
Saborear galletas o pan
blanco/palabras/merienda/almuerzo/significante/deducción.
Mientras mastican miran el plato o el infinito, están solas entre sí.
No hace falta pensar y ya nada sucede al otro lado de la ventana" (p. 24).
 
"Amanece azul ultramar en medio de la acera. Hoy toca sintrom y vacuna. El andador no acusa la distancia.
Ya no hay brillo en los ojos y la velocidad del mundo
alrededor parece acelerada, como una vieja película teñida de ese azul.
Hay un hueso en el dedo corazón desbaratado y errante. A la otra le tiemblan los nudillos.
Avanzan por la ciudad despiertas, lentamente, sin ritmo en el azul" (p. 64).
 
"SOY mujer: pisé mi último escalón hace ya horas.
Quería más: quería la sombra de un cerezo y la casa resulta. Quería no abundar en cicatrices. Quería la emoción/convocar mundos/crear/crear/tal vez dormir.
La línea circular de este trayecto sin destino" (p. 70).
 
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Sí, hay que leer libros como este para entender un poco mejor el mundo femenino.
 
Hay que tener buenos amigos con los que te apetece charlar de vez en cuando.
 
Hay que escuchar música romántica, por supuesto en París:
 
Así es fácil ser feliz.

lunes, 17 de noviembre de 2025

"Aún me sorprendo al descubrir obras de arte".


 
Me siento en el Auditorio Nacional de Música de Príncipe de Vergara para escuchar la obra cumbre de Franz Schmidt (1874-1939), tras escuchar estos días sus cuatro sinfonías y sabiendo que había sido el violencelista en las sinfonías de Mahler que este dirigió en Viena. Y también que ha sido un compositor olvidado por sus veleidades con los nazis. Su oratorio "El libro de los siete sellos", que se basa en la mayor parte del Apocalipsis que nos revela San Juan, se estrenó en 1938 en la misma sala de cuento de hadas de los conciertos de Año Nuevo que escuchábamos desde niños, meses después de que la Alemania nazi se apropiara de Austria sin ninguna oposición. He leído aquella Viena de finales del siglo XIX y primeros del XX en los libros de Musil, Krauss y Zweig. La he intentado entender con Wittgenstein y Freud, mirando los cuadros de Klimt y Schiele. Para la música dejo estas palabras de Zweig: "Desde aquí [Viena] iluminó al mundo la constelación de lo siete astros inmortales: Gluck, Haydn, Mozart, Beethoven, Schubert, Brahms y Strauss. Aquí confluyeron todas las corrientes de la cultura europea; entre la nobleza y entre el pueblo lo alemán se unía con alianzas de sangre con lo eslavo, lo húngaro, lo español, lo italiano, lo francés y lo flamenco". Tras saber todo esto lo que me encontré fue la atmósfera de Durero, el canto gregoriano, la tradición de la fuga de Bach y una música poswagneriana. El Cordero abre los 7 sellos. El jinete blanco (Jesucristo) es el que precede a los 4 jinetes del Apocalipsis, la guerra, el hambre, la peste y la muerte, lo que me recordó la película de Vincente Minnelli con Glenn Ford que tanto me gustó de niño. Al abrirse el quinto sello, aparecen las almas de los mártires. Con la apertura del sexto, el Señor destruye a los pecadores. El "gran silencio" llena el cielo al abrirse el séptimo sello y San Juan nos cuenta la historia de la verdadera fe y de su iglesia. Tras el gran silencio celestial, que se supone durará hasta el fin del mundo, siete ángeles se preparan para dar la señal del Juicio Final. San Juan concluye su Revelación con el Aleluya. 
 
Me lo contó con calidad el director italiano Fabio Luisi, el mismo de la versión que he encontrado en Youtube desde Dallas, Texas:
 
Sí, ocurrió algo extraordinario para los que amamos y buscamos la belleza. Y ahora acabo de ver que Celia Diaz me escribió en esta red social para decirme que el órgano lo había tocado su yerno Daniel Oyarzabal.
 
¿Es extraordinaria o no esta vida?

domingo, 16 de noviembre de 2025

"Me entrevistan en El Imparcial".


 

Tras escribir una reseña hace dos semanas en el mismo diario sobre mi último libro publicado, "Un hombre que se parecía a Al Pacino" (2023), el crítico José Manuel López Marañón ha publicado ayer una entrevista en el digital de Luis María Anson, el mítico académico que presidió EFE y dirigió el ABC y La Razón, y que ha titulado "El artista debe ser un modelo de equilibrio y fuerza", donde me pregunta por la lectura y la cultura en España, por mi tertulia (a la que él denomina "célebre tertulia"), por la IA y la enseñanza, y en definitiva sobre mi vida y mi manera de vivirla.

Espero que os guste a mis amigos:

https://www.elimparcial.es/noticia/290128/cultura/justo-sotelo-el-artista-debe-ser-un-modelo-de-equilibrio-y-fuerza.html

Y, mientras me lo decís, me tomo el primer café de este domingo de otoño húmedo y escucho a Bach, su Partita que me ha acompañado tantos años mientras escribo. Me gusta la abstracción de su música que provoca en mi mente el deseo de describir matemáticamente el texto:

https://www.youtube.com/watch?v=nKLvX6lrrIU

sábado, 15 de noviembre de 2025

"Mi ideal como escritor es unir el arte con la ciencia".


 


El próximo martes nos iremos virtualmente hasta México para hacer nuestra tertulia. Nos la ha preparado la maestra y escritora mexicana Mariola Satorre, que es tertuliana desde hace años. Pese a la lejanía le hace ilusión presentarnos al biólogo y escritor Andrés Cota Hiriart (Ciudad de México, 1982). Se le puede conocer en el siguiente video. Me ha parecido un tipo encantador que defiende lo que me gusta a mí, la unión entre la ciencia y el arte o las humanidades:
 
Andrés dice: "lee un libro y verás las cosas de otra manera". Y con la idea que da título a este post, el otro día hablé por aquí de la pintora Ángeles Santos Torroella, una de las Sinsombrero, y hoy me tomo el primer café de la mañana con un poema de Josefina de la Torre, una de las poetas Sinsombrero, de "Marzo incompleto", publicado en el año 1968, aunque los poemas son de los años treinta:
 
Mientras saboreo el café quiero empaparme del concierto que voy a escuchar en el Auditorio Nacional, una obra que yo no conocía, el oratorio "El libro de los siete sellos" de Franz Schmidt, basado en el Apocalipsis. Estrenado en 1938, tres meses después de la anexión de Austria a la Alemania nazi, su olvido es más bien extramusical, al estar escrita por un músico que los nazis consideraban el mayor de Alemania.
 
Esta es la presentación de la obra:
 
Es maravilloso poder conocer siempre cosas nuevas.

viernes, 14 de noviembre de 2025

"Me gusta que me vendan en las farmacias".


 
El otro día mi amiga virtual Waldina Valladares escribió esto por aquí: "El médico me ha recetado a alguien como tú". Lo primero que pensé al leer la frase es que nunca me ha importado que las mujeres y los hombres me digan piropos (a veces me dicen todo lo contrario, pero qué le voy a hacer, nadie es perfecto, y menos en calzoncillos, como solía decir un pintor gay encantador que me quería mucho). Sin duda ser "medicina" es algo imprescindible. La vida es demasiado corta y por eso resulta hermoso que alguien se fije en ti de forma admirativa, con afecto y cariño. Lo contrario es triste. Por eso es estupendo que alguien te diga un halago o que te regale alguna cosa o incluso que te cante una canción en medio de una clase. El otro día hablé a mis alumnos en clase del antropólogo francés Gilbert Durand (Chambéry 1921-2012), creador de la "Mitocrítica". También nació en Chamberí, pero no en el centro de Madrid como yo, sino en la Saboya francesa. En Filología estudié algunas asignaturas como oyente, puesto que el horario de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada coincidía con mis clases, y una fue "Mitocrítica". Además de aprovechar para leer el libro fundamental de Gilbert Durand, que recomendé a mis alumnos el otro día, "Las estructuras antropológicas del imaginario", con el análisis del régimen nocturno (el de la mujer), el diurno (el del hombre) y la síntesis de ambos (con la cópula), una idea literaria que también está en la base del gran "bestseller" de las últimas décadas, "El código Da Vinci", en esta clase conocí a personas amantes de la literatura (en realidad todos los alumnos eran mujeres, que son las que leen en España y alguna se integró en mi tertulia). Cierto día una de ellas nos sorprendió tras lanzarse a cantar un aria de Händel en medio de la clase. Después dijo que era soprano y, clavando sus ojos en mí, me dijo que me la dedicada. Fue entonces cuando el mito se hizo poesía:
 
Y me gusta que me vendan en las librerías, como la que tengo detrás de la fotografía, mientras escucho a Händel.
 
 

jueves, 13 de noviembre de 2025

"Y dos ángeles vinieron a Madrid desde León".

 



Y se hizo la magia en nuestra tertulia literaria del barrio de Argüelles. Cada martes "brindamos" con la literatura y ayer lo hicimos con una estupenda novela que recomendé que leyeran a todos mis amigos. Y lo mejor es que pude conocer en persona a una de las dos autoras, Maite López Blanch, de "Un León para Gaudí" (2025, Loto Azul), un torbellino apasionado que nos quiso relatar en la novela una historia de amor platónico y ficcionalizado de su tatarabuela y de Antonio Gaudí en aquellos años en los que estuvo en León para levantar dos de sus edificios emblemáticos, la Casa Botines y el Palacio Episcopal de Astorga (en cierto momento aludí a mi recordado Germán Gullón). El otro ángel leonés pero nacido en Asturias es una de las escritoras y músicas que más aprecio e incluso quiero. Por Marta Muñiz Rueda siento una debilidad especial, y no solo porque me convirtiera en el protagonista de su anterior novela, el Plácido de "Tú, yo, la lluvia" (Camelot, 2023), sino porque sabe escribir literatura y música, da clase y es una buena persona, y reconozco que, por encima de todo en la vida, me quedo con las buenas personas. Mi presentación fue breve porque quería que hablaran ellas. Me referí a la dualidad entre la novela histórica y la de ficción histórica. Esta historia sobre Gaudí es más "Anna Karenina" que "Guerra y Paz" (no quiero extenderme ahora en aspectos de teoría literaria), y busca la autentificación con las cartas de Gaudí, el broche con la salamandra y la llave dentro, el poema que da la pista de todo, etc. Y hablé de que me fascinaron las historias de amor de la novela, la de Vera y Lucas, Lilly y su familia y con Fernando o Fer incluido, e incluso Xabier y Vera (Xabier es un personaje complejo con mucho glamour con el que me identifiqué al principio ya que es el director de la tesis sobre Gaudí que Vera está escribiendo, es decir, la propia Maite) y el amor platónico que recorre todas sus páginas. Por último añadí que los viajes que hay a lo largo del libro son deliciosos, por León, Barcelona, Niza y Asturias.
Y las dejé hablar a ellas, como se observa en estos pequeños videos que hice sobre la marcha. Mientras lo hacía me estuve fijando en las caras de buen sabor de boca de todos los tertulianos porque fue una hora y media encantadora.
 
El epílogo de este post puede ser el epílogo de una de las películas del siglo XXI que más me gustan y las autoras han incluido al final de la novela (casi cada capítulo lleva una música, que se recoge en las últimas páginas).
 
Y así termino en el Barrio Latino de París, con ella, con el amor, qué le voy a hacer si el mundo y yo somos así:
 

"Los lectores me estáis haciendo famoso".


 

 
Aurea-Vicenta González me envió ayer, desde Valencia, este texto que acababa de publicar en Amazon: "El autor de "Poeta en Madrid" es Justo Sotelo, una cultísima persona entregada en cuerpo y alma a la Literatura y la Enseñanza, un hombre devoto de la Belleza que con su libro comparte afinidades y experimentación en campos novedosos e intrigantes que por momentos retrotraen al lector a Saunders. Recomendadísima lectura en la que disfrutar del juego del Teatro y las Letras". Sonreí y le di las gracias con un abrazo. Aurea-Vicenta, a la que no conozco personalmente, me dijo que, después de leer la novela, la había llevado a una librería solidaria de Valencia para que la pudieran leer personas con menos medios económicos. Mientras hablaba con ella escuchaba a John Adams (Massachusetts, 1947), seguramente el compositor norteamericano actual de música clásica más importante. Esta fanfarria, interpretada desde el Albert Hall de Londres, es como damos un paseo corto en una máquina rápida, como tantos paseos que me he dado por Londres repasando la Historia con cada mirada:
 
Y después intenté recordar si había leído alguno de los cuentos de George Saunders (Texas, 1958). Es profesor de escritura creativa en la Universidad de Siracusa y publicó su primer relato corto en "The New Yorker" el año 1992 (yo mi primera novela en 1995), y desde entonces sus historias se publican en la sección de ficción de esta revista. Con el tiempo, se ha ganado la reputación de ser un escritor admirado por otros escritores. Tobias Wolff ha dicho de él: "Ha sido uno de los faros de luz de nuestra literatura en los últimos 20 años". Sus cuentos son una combinación de humor negro y mordaz crítica sobre el consumismo y la desigualdad, y con el uso de estructuras narrativas únicas construidas, a menudo, momento a momento en vez de a partir de una trama preestablecida. En este pequeño video lo podemos conocer un poco más (se pueden poner los subtítulos abajo a la derecha):
 
Como Aurea-Vicenta ha mencionado en Amazon que me encanta dar clase, dejo por aquí una foto del otro día antes de empezar a hablar con mis alumnos. Siempre digo que si soy escritor, entre otras cosas, es por rodearme de todo tipo de personas; no imagino la literatura sin el conocimiento previo del mundo. Por eso voy a proponer a mis amigos tertulianos que dediquemos una de nuestras tertulias de Argüelles a leer entre todos alguno de los cuentos de Saunders. 
 
¿Sabéis lo que sucede cuando alguien te pide que te subas en un estupendo coche deportivo y luego deseas no haberlo hecho? Algo así es la literatura y el arte para algunos que escribimos.

martes, 11 de noviembre de 2025

"Tertulia, 1929".



 


Miro la fachada del Reina Sofía y me encuentro con la reproducción de un cuadro de Ángeles Santos Torroella. Con 18 años pintó aquel retrato de cuatro mujeres que fuman, leen y se relajan en sofás, pero donde nadie habla. Se perciben la frialdad en la habitación gris y la influencia de las vanguardias europeas de la época, como la "Nueva Objetividad alemana", y también me recuerda La tertulia del Café de Pombo de José Gutiérrez Solana, reunión donde todos son hombres. Estas mujeres son libres, pero únicamente dentro de su casa, solo en esa pequeña habitación impregnada de gris tristeza que bien podría ser la España de la época. Ese era su estilo expresionista, de belleza tenebrosa. Surrealista y de las Sinsombrero, Ángeles Acosta nació en Portbou en 1911 y murió con 102 años en Madrid. Portbou es uno de los escenarios de mi novela "Entrevías mon amour" (2009, Bartleby). Ella se inició en el dibujo en el internado de la Congregación de la Inmaculada Concepción en Sevilla. En 1927 se fue a Valladolid, y allí recibió clases particulares del pintor Cellino Perotti. Se integró en los círculos intelectuales de vanguardia de Madrid y entabló amistad con Juan Ramón y Lorca, cuyas obras le causaron un gran impacto. La jovencísima artista tendría cierto éxito en la España de la República. Poco después se casó, estalló la Guerra y empezó a hablar sola. Su convencional y bienintencionada familia la ingresó en un psiquiátrico. Después de esto, nada sería igual. 
 
¿Paseamos por el Reina Sofía para conocerla mejor?
 
En mi tertulia de esta tarde vamos a hablar de arte y de literatura con las escritoras Maite López Blanch y Marta Muñiz Rueda, en torno a la figura de Antonio Gaudí. Sé que a Ángeles le hubiera gustado asistir hace cien años.

lunes, 10 de noviembre de 2025

"La decadencia de Casanova".



Es la segunda vez en una semana que una chica me cede el asiento en el Metro. Hasta hace bien poco lo que las chicas me cedían era un sitio en su cama, que yo no aceptaba, por supuesto, porque siempre he sido un caballero. Pero debo ir aceptando la realidad y a partir de ahora solo me quedan sopitas y buen vino, alguna botella de Moët Chandon de vez en cuando y la mantita que me tape las piernas en el sillón, como acostumbran a hacer en Gran Canaria, algo que copié a mi amiga periodista, la guapísima Ana Sharife. Con la autoestima por los suelos, al salir del Metro me fui a dar una vuelta por el Reina Sofía, pero eso lo contaré mañana. Y después a tomar el sol por el Paseo del Prado donde me hice la foto junto a una de las fuentes de las Cuatro Estaciones, entre el Prado y el Botánico. Me embargaba la tristeza y allí mismo me puse a llorar como Segismundo, clamando al cielo "Ay, mísero de mí, ay, infelice"
 
"Apurar, cielos, pretendo,
ya que me tratáis así
qué delito cometí                       105
contra vosotros naciendo;
aunque si nací, ya entiendo
qué delito he cometido:
bastante causa ha tenido
vuestra justicia y rigor,              110
pues el delito mayor
del hombre es haber nacido.
 
Solo quisiera saber
para apurar mis desvelos
dejando a una parte, cielos,       115
el delito de nacer,
qué más os pude ofender
para castigarme más.
¿No nacieron los demás?
Pues si los demás nacieron,      120
¿qué privilegios tuvieron
que yo no gocé jamás?
 
Nace el ave, y con las galas
que le dan belleza suma,
apenas es flor de pluma             125
o ramillete con alas,
cuando las etéreas salas
corta con velocidad,
negándose a la piedad
del nido que deja en calma;       130
¿y teniendo yo más alma,
tengo menos libertad?
 
Como me han cortado las alas, al igual que a ese pájaro de Calderón, me daré a la bebida y a escuchar música, y me pondré a bailar como si estuviera en el Carnaval de Venecia para recordar mis tiempos de Casanova: 
 
Como hoy es fiesta en Madrid todo el día, mañana no pasa sin que vaya a hacerme la manicura y una limpieza de cutis, a ver si así me consuelo un poco.

 
 

domingo, 9 de noviembre de 2025

"Era como si Dios hubiera dejado caer su taza de café con leche sobre el mar".


 
Mi personalidad rebelde (sin causa, como en la película de Nicholas Ray interpretada por James Dean con una cazadora de cuero como en esta fotografía que me hice ayer en la terraza de un Café en esta primavera en otoño), absolutamente libre e independiente me lleva a leer a escritores menos conocidos, que no salen en la televisión ni se encuentran en manos de editoriales y agentes literarios que buscan ganar dinero con el negocio de los libros. La calidad literaria es otra cosa. Todos sabemos que hay una industria alrededor de estos, de la que nos habla el ensayo autobiográfico "Personaje secundario", del editor, traductor y escritor Enrique Murillo (2025, Editorial Trama), un libro que acabo de empezar a leer y de la que hablaré más adelante cuando tenga más avanzadas sus más de 500 páginas. 
 
Pues bien, la frase con la que he comenzado este post se puede leer en la página 26 de una hermosa novela escrita por Letitia Vladislav, "Nada" (2025, Diversidad Literaria), una escritora rumana que vive en Alicante desde hace algunos años y que tengo de amiga en esta red social. Sus personajes me recuerdan a personajes esenciales de Dostoyevski, de "Crimen y castigo" y "El idiota", dos de esas novelas que me han acompañado siempre. Como el escritor ruso, Vladislav también habla del sufrimiento, en concreto de unas prostitutas, y lo hace desde la calidez humana. Los seres humanos tal vez podamos vender nuestro cuerpo, pero seguiremos siendo humanos mientras no vendamos nuestra conciencia. La escritora se fija en las mujeres que van escasamente vestidas y que tiritan de frío en las carreteras checo alemanas o que esperan sentadas en una silla a la entrada de Santa Pola. Y da las gracias a sus protagonistas, a Erika y a Olga, y a las otras, porque "os merecéis todo el cariño. Porque más allá de las apariencias, la vida sigue siendo, como un hilo rojo, tal como es". Y a mí me gustan los escritores y escritoras que se fijan en las personas en las que nunca nos fijamos, que maltratan los políticos corruptos, españoles y extranjeros, y todos aquellos miserables que se sirven de los demás. ¿Y por qué lo hacen? ¿Para ganar dinero, tal vez para aumentar su autoestima? Letitia tenía cuatro años cuando la novela surgió en su cabeza. "Una mujer de pueblo, nos dice, se acercó una noche a la ventana verde y llamó sin hacer ruido. Pensaba que mamá y nosotros, los niños, estábamos en Dostadt, donde vivía la tía Ilka, hermana de papá. No habíamos ido porque yo tenía fiebre. Mamá abrió las persianas con la misma discreción. Estaba muy oscuro. "¿Y tú? ¿A estas horas? ¡Puta! Los postigos volvieron a cerrarse. Oí los pasos de la mujer y luego me dormí. No sabía lo que era "puta", pero no tuve valor para preguntar. Dora, la chica de enfrente, que estaba de vacaciones, me aclaró las cosas. Era malo, feo, vergonzoso, peor que coger una pulmonía o la varicela (yo había tenido las dos cosas), un peligro enorme para todo el mundo. Y la vecina en cuestión era conocida por todas las mujeres engañadas" (p. 15). 
 
Me gusta cómo se cuenta esta historia, la poesía casi inapreciable que lo inunda todo.
 
Como si Dios hubiera escrito el "Claro de Luna" de Beethoven sobre el mar mientras me tomo el primer café de una mañana de domingo: