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sábado, 18 de enero de 2025

"Cuando me pierdo por las montañas de la imaginación".


 
Ayer me perdí por la sierra, subiendo y bajando montañas solitarias. Por la tarde me llegó un correo de la Orquesta Nacional de España. Este fin de semana interpreta obras de Berlioz y Chaikovski, y pienso escucharlas el domingo en el Auditorio de Príncipe de Vergara. Antes de leer las notas al programa me vinieron tres nombres a la cabeza, los de un poeta, un pintor y un músico, es decir, lord Byron, Turner y Berlioz. Una de las obras tempranas de Turner es "La peregrinación de Childe Harold a Italia" (1832), un tema sacado de la literatura del también romántico Lord Byron, uno de sus ídolos. El pintor refleja la panorámica de un valle casi imaginario con un recodo fluvial medio humeante y remarcado por montañas. Un pequeño grupo descansa en el camino, en una visión muy romántica. A su vez Berlioz escribió su Segunda sinfonía para viola basándose en esta historia. A veces me dan ganas de ser un romántico como lord Byron que se pierde en las montañas, como Harold, como Manfred (la obra que Chaikovski escribió sobre otro poema de lord Byron y que también escucharé mañana). En la obra de Berlioz el primer tiempo se titula "Harold en las montañas. Escenas de melancolía, de felicidad y de alegría". El segundo lo denomina "Marcha de peregrinos que cantan la plegaria de la tarde". El tercero "Serenata de un montañés de los Abruzzos para su amada". Y el cuarto "Orgía de bandidos, recuerdos de las escenas precedentes". Por si ello fuera poco, hay, además, algunas acotaciones o didascalias en diferentes pasajes dentro de los cuatro ámbitos sonoros:
 
Lo que me gusta es perderme por ahí, no tomarme demasiado en serio ni el trabajo ni el dinero, el poder o la fama. Y por supuesto no tomarme demasiado en serio a mí mismo. A veces me pierdo solo. Es importante estar solo de vez en cuando para comprender el mundo.



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