Ayer mis alumnos del máster que estoy impartiendo estos días me dijeron que vale, que quizá me dé un aire a Pacino, pero sobre todo a Sylvester Stallone. Así que voy a terminar creyéndolo, porque me lo han dicho otras veces. En todo caso sería un Stallone siempre con un libro en la mano y con una sonrisa en los labios. Ayer animé a mis alumnos a mantener la curiosidad por las cosas a lo largo de toda su vida. Y a sonreír. Me pasé siete horas seguidas pidiéndoles que me llevaran la contraria, que pensaran por sí mismos, eso sí, sin dejar de reír y sonreír. Al final me quedé más cansado de hablar sin parar y reírme continuamente que de permanecer tantas horas de pie, yendo de un sitio para otro y haciéndoles una pregunta tras otra.
Esto es lo que me pasa por no dejar de moverme, jeje:
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