miércoles, 30 de noviembre de 2022

  "Una tertulia deliciosa con el poeta Santiago Sylvester".

"Empecé escribiendo por desesperación y terminé haciéndolo por vicio, por placer", nos dijo ayer en el Café "Casa Manolo" el poeta de Salta, Argentina, Santiago Sylvester, uno de los más premiados de su país. Y esto me recordó una pregunta que me hizo una vez nuestro arquitecto Santiago Martínez (ayer no pudo acompañarnos) en el sentido de que por qué seguía haciendo tertulias después de tantos años si la literatura no tenía ningún secreto para mí. Al irnos Concepción Heras Elvira me comentó que se sorprendía de que yo escribiera tanto cada día. Como es obvio las respuestas están en las palabras de Sylvester. Soy de mi época, la acepto y me divierte, una época llena de videos, podcasts, fotos, etc, pero la literatura, la palabra escrita resulta incomparable, ya que es un puro placer que me permite pensar y reflexionar con tranquilidad. Y por todo ello me gustó escuchar a nuestra arquitecta María José Muñoz Spínola en su análisis del libro de Sylvester que la poeta Pilar S. Tarduchy tiene en la mano en la última foto que he compartido, "Estar de paso. La forma de la poesía" (Visor, 2022) y que nos recitara un poema de la antología de Sylvester que también está en esa fotografía, ahora en las manos de Esteban Caro, un joven doctorando argentino que nos acompañó ayer y que está realizando una tesis en la Universidad de Salamanca sobre Sófocles. Pero confieso que lo que más ilusión me hace es ver a una institución como Javier del Prado prepararse con tanto cariño e interés el análisis en profundidad no solo de esos dos libros de Sylvester, sino de otra antología que le publicó también la editorial Visor, "La conversación" (2017). Y que entre los tres (hice intervenir a Leonor Fleming, la esposa de Sylvester, que es filóloga y ensayista) nos hablaran del endecasílabo, el alejandrino, el verso libre, y Platón, Boscán, Garcilaso, Lugones, Darío, Gil de Biedma, Valente.
 
Después de casi dos horas de conversación salí a la calle Princesa (charlando con Peter Redwhite y Juan Tena) con esa sensación tan agradable que experimento cuando me como una de las frutas que más me gustan o escucho cierta música. Vale, Madrid no es París, pero con estas tertulias siempre tengo la sensación de encontrarme en Saint-Germain-des-Prés, en el Café de Flore que tanto gustaba a Sartre, Beauvoir y los existencialistas, y el Café Les Deux Magots, el preferido de Cortázar.
 
Es el sabor de la manzana:
 
 
"La rótula".
 
"De la rótula conozco, sobre todo, la palabra rótula.
No sé qué sabe la rótula de mí, tal vez que hablo solo
y duermo de a pedazos,
pero ocurre que nos necesitamos, nos debemos
favores, y eso cuenta al hacer el inventario.
 
Ella es un énfasis entre vocales graves,
yo un peso arbitrario, propenso a caminar sin rumbo.
Ella viene del latín, de boca en boca,
yo vengo de Salta, de tropiezo en tropiezo.
Ella se incrusta como un acorde haciendo fuerza,
yo digo mi opinión: enfermedad sagrada que
agradezco a Heráclito.
 
Y aquí estamos los dos, sin saber el uno
casi nada del otro, pero ambos
capeando el temporal cuando lo premonitorio
habla de una dura década
que ya habrá comenzado,
y el dato de ese cálculo soy yo:
pieza llena de mañas
que ha llegado hasta aquí
gracias a la complicidad de lo que ignora".
............
"Manuscrito verdadero o falso encontrado en el umbral".
 
"El Código de Hammurabi,
las Tablas de la Ley,
los barcos de la Ilíada enfilados hacia Troya,
miran todos en la misma dirección;
el Templo del Sol en la península de Yucatán,
La Niña, la Pinta y la Santa María,
los caballos de Atila y los gansos del Capitolio, miran en la misma dirección;
las matanzas que no han cesado en el tercer planeta
del sistema solar,
los que apuestan a que el alma existe y los que
apuestan a lo contrario,
la caravana que vuelve a Buenos Aires después de
las vacaciones:
agota
toda esa gente que invoca a dioses tan distintos, tal
vez
no vayan juntos ni hacia el mismo sitio: cada uno
con su propia muchedumbre,
con sus necesidades a la vista,
pero todos miran en la misma dirección;
Bach, de quien se dijo que es una prueba de la
existencia de Dios, la atracción del suicidio,
las cuatro estaciones:
las tablillas de Persia, los quipus incaicos, el arte de
callar:
da risa y llanto este mundo terrible, y no hay otro:
aquí
o nada,
y en la misma dirección".
 
("Antología personal (1974-2022). Ed. Zorzal).

 







 
 
 

martes, 29 de noviembre de 2022

  "Qué suerte tenéis los escritores".

En esa fotografía de verano estoy comiendo con dos de mis amigos profesores de toda la vida, el escritor Pepe Villacía (es el papá de la Vicealcaldesa de Madrid) y el filósofo Patricio Herráez. Estábamos esperando a los otros amigos, el historiador Luis Pérez Montero, el matemático y óptico Antonio Franco, el poeta místico José Manuel Suárez y el economista Juan Manuel González. Llevo comiendo con ellos 30 años, casi todas las semanas, salvo cuando llueve, porque entonces Luis dice que no va porque se moja, con el parón de la pandemia y las fiestas y épocas de vacaciones. Hace unos días Luis precisamente nos dijo durante una comida la frase que ha motivado este post: "Qué suerte tenéis los escritores, pues aunque os vayáis haciendo mayores nunca dejaréis de escribir". 
 
Villacís me llamó el otro día por teléfono para hablar de literatura un rato. Me contó que lleva cien páginas de una nueva novela. Antonio Carmona, también amigo y compañero de la Universidad (pudo ser el alcalde de Madrid con el PSOE, aunque en su caso no pase a la historia por haber cambiado la tumba de Franco, entre otras cosas) y yo le hemos presentado algunos de sus libros. En la conversación salieron a relucir los nombres de García Márquez, Borges y Proust. Villacís tiene muchas cosas del novelista colombiano, como dije en la última presentación. A pesar de que lleva toda la vida en Madrid, nació en Ecuador y allí escuchó muchas historias sobre el "realismo mágico" cuando era niño de boca de las mujeres que le cuidaban, como sucedió con la abuela de García Márquez. Y me pidió que le hablara un poco de Borges, un escritor que le interesa mucho y al que me refiero siempre en las comidas. Y para terminar aludió a mi literatura, y añadió que soy tremendamente proustiano (estuvo en la presentación en Madrid de mi "Poeta en Madrid").
 
Eso sí, siempre dice que parezco un actor judío neoyorquino. Y qué mejor que escuchar al gran compositor neoyorquino del siglo XX, también de origen judío, en una grabación de 1931, pues hay que tener ritmo en esta vida, digo yo:
 

lunes, 28 de noviembre de 2022

"Las tertulias de Justo Sotelo con el poeta Santiago Sylvester".

Mañana tendremos como invitado en la tertulia a Santiago Sylvester (Salta, 1942), uno de los poetas argentinos más reconocidos. Hace unos días tan solo presentó "Estar de paso. La forma de la poesía" (2022), en la librería Antonio Machado del Círculo de Bellas Artes. María José Muñoz Spínola asistió a la presentación. Y se hizo la foto con él, en el Hotel Wellington, y con su mujer, Leonor Fleming, una magnífica ensayista que ha publicado estudios en Cátedra (Mújica Láinez, Quiroga) y que tuvimos como tertuliana desde Buenos Aires durante el año de la pandemia, y su amiga Milagros Gonzalvo, que también es tertuliana.

Sylvester es autor de más de 20 libros de poemas, uno de relatos y tres ensayos. Visor publicó, en 2017, "La Conversación", la antología de sus poemas. Es miembro de "número" de la Academia Argentina de Letras (desde 2014) y correspondiente de la RAE (desde 2015). Ya en 1993 recibió el Premio Jaime Gil de Biedma, el Gran Premio Internacional Jorge Luis Borges en 1999 y el Premio Municipal de la Ciudad de Buenos Aires en 2008.

La idea esencial de "Estar de paso. La forma de la poesía" es que la poesía permanece porque su forma está siempre de paso. A partir de esta afirmación, reflexiona sobre las modificaciones formales de la poesía a través del tiempo. "Estar de paso" es una opinión acerca de cómo la poesía fue mutando para renovarse y obtuvo un nuevo sentido, ya que "toda época se expresa a través de la forma". Este ensayo recorre distintos períodos y poetas, desde Homero a hoy, según una libre elección del autor. Analiza las dificultades que, en cada caso, tuvo la llegada de nuevos aportes, como el endecasílabo o el verso libre, y hace de la forma poética una apasionante materia de conocimiento y reflexión. María José nos hará la introducción y creo que Javier del Prado también ha reflexionado sobre todo ello. Y yo seguiré aprendiendo mientras los escucho.

Esta es una entrevista donde podemos conocer mejor a Santiago Sylvester, en la que se pueden leer frases e ideas como estas: "Había un tiempo en que para escribir poesía había que saber escribir poesía". "Para mí, pensar es matizar, mientras que la idea maniquea de blanco o negro es la comodidad de las consignas, que eluden el pensamiento por cuenta propia". "No aprecio, en poesía, lo confesional, el poeta que cuenta dónde y cuánto le duele; el abuso trivial de la primera persona del singular".

https://www.todoliteratura.es/noticia/53141/entrevistas/santiago-sylvester:-un-estilo-no-se-busca:-se-lo-encuentra-y-en-general-no-es-deliberado.html

Y antes de irme un rato con mis alumnos, me tomo el primer café de la mañana escuchando "Pájaros", una obra de Daniel Teruggi, un amigo de nuestro poeta invitado. Hace poco estuvo en uno de sus conciertos. Teruggi nació en La Plata, Argentina, en 1952. Estudió Física, composición musical y piano. El año 1977 viajó hasta Francia para estudiar composición electroacústica y estética musical en el Conservatorio Nacional Superior de Música de Paris. Es Doctor en Arte y Tecnología en la Universidad de Paris VIII. Enseña Sonido y Artes Visuales en la Universidad de Paris I Sorbona y es director de un seminario sobre las "nuevas tecnologías aplicadas al análisis musical" en la Universidad de Paris IV.

Estos son sus pájaros:

https://www.youtube.com/watch?v=kwLh0vNPK28

 


 

domingo, 27 de noviembre de 2022

"Blues en la noche".

Ayer se cumplieron los 80 años desde el estreno de "Casablanca", la película más amada, como dijo Billy Wilder. Antes de ayer escribí sobre la película en las redes, y la escritora Almudena Mestre puso una foto donde mi rostro aparece junto al de Humphrey Bogart. Al verlo me vino otro rostro a la cabeza, el del pintor Antonio Zaballos, mi amigo a lo largo de más de treinta años, que nos dejó demasiado pronto. Mientras me tomo el primer café de este bonito domingo de otoño, recuerdo otro sábado de otoño como el de ayer, otro 26 de noviembre, cuando viajó a Madrid desde Béjar, en Salamanca, en el autobús de siempre (por su enfermedad casi desde adolescente, no volvió a conducir ni a beber alcohol). Quedamos en Sol y estuvimos caminando por el centro. Cuando nos cansamos, entramos a tomar algo y escuchar "Blues" en el Café Populart, en Huertas, adonde fui tantas veces con Paqui hasta que cerró hace tiempo. En uno de los descansos de los músicos, Antonio y yo nos pusimos a charlar de literatura y de pintura, y una muchacha que estaba sentada al lado nos preguntó si éramos artistas. Ella era francesa, aunque hablaba bien español. La chica me sacó varias fotografías, y una de ellas la puse después en las redes (es la que Almudena ha tomado para su composición). Yo no tardé en marcharme y Antonio se quedó con la francesa.

Aquella noche escuchamos la música que tanto le gustaba a él:
 
No sé lo que habrá sido de Aimée.
 



 

sábado, 26 de noviembre de 2022

"As bestas y las luces de Madrid".

Ayer por la tarde me quedé pegado a la butaca del cine Princesa y al levantarme me fui a ver las luces de Madrid".

Hay una escena en "As bestas" que es de lo mejor que he visto en el cine reciente español y diría que del cine reciente. Estamos en la taberna de una aldea de la Galicia profunda, y Luis Zahera se come la pantalla. Es uno de los dos hermanos que quiere el dinero de una empresa que va a instalar molinos de viento en aquellas tierras para generar energía limpia. El otro es un francés, profesor universitario, que se ha instado allí con su mujer tras jubilarse y no quiere vender sus tierras. El guion no es demasiado original y casi parece de una película del Oeste de Ford o Hawks, pero es de los españoles Sara Peña y Rodrigo Sorogoyen (él dirige las películas). El interés lo veo en cómo se filma a los personajes, y se puede generar una tensión asfixiante sin recurrir ni a un solo golpe de efecto.
 
La película se ha estrenado hace unos días en España. Antes lo hizo en Francia y tuvo mucho éxito. "Días de cine" de la 2 lo cuenta muy bien:
Y luego mi Madrid, lleno de luces y de gente, de coches y de ruido, y que por todo eso me gusta tanto. Si las tertulias literarias las he empezado a hacer al final de la calle Princesa, mis cines (en el cine, es decir, en esos edificios donde se apagan las luces y los móviles, y empieza la película) están al principio de la calle, junto a la Plaza de España y la Gran Vía, tan bonitas como se ve en las fotografías. 
 
Y la música, porque una casa sin ti es una emboscada:
 

viernes, 25 de noviembre de 2022

  "Rick es la idea del hombre que tienen las mujeres".

Ayer me di una vuelta por la Filmoteca Nacional del cine Doré. Hacía tiempo que había cerrado aquella antigua librería donde siempre he comprado libros de cine que después han inspirado algunos de mis relatos, de Eric Rohmer, Woody Allen o Alfred Hitchcock, por decir algunos directores imprescindibles para mí, y vi que había vuelto a abrir. Sonreí con ganas, estuve fisgando un rato en los estantes y al salir me fijé en la fotografía de Bogart en el escaparate y me acordé de una historia. Toda mi vida me han comparado con Rick Blaine, el protagonista de "Casablanca", y eso que yo nunca he dicho a nadie eso de "Here´s Look At You, Kid", una frase que dice Rick a Ilsa en tres ocasiones, y es considerada por el "American Film Institute" la quinta cita o frase de película más célebre de la historia. Lo curioso es que en los doblajes al español se ha traducido como "toda la suerte, Ilsa", "por ti, pequeña" y "ve con él, Ilsa" (en la escena de la famosísima despedida en el aeropuerto cubierto por la niebla) y ha pasado mucho más desapercibida que "siempre nos quedará París" o "atrapen a los sospechosos habituales". Es la expresión cariñosa y coloquial que decía Bogart a Bergman en los descansos del rodaje mientras le enseñaba a jugar al póker. Por otra parte, la frase con la que he encabezado este texto aparece en un documental de Garci sobre esta película. Y la verdad es que, pensándolo bien, Rick no es aquel tipo que inspira un amor confortable y hogareño, sino, muy al contrario, una relación inesperada, arriesgada y apasionada, de las que tal vez dejan una huella imborrable. A lo que habría que añadir que es el hombre más seguro de sí mismo que se haya visto en una pantalla. Y si las mujeres se enamoran de Rick, los hombres le han imitado a lo largo de varias generaciones. Es ese héroe existencial que no precisa guardar las apariencias; su rostro es el de la lealtad, la entereza y la esperanza. Rechaza la cobardía y lo mediocre, pero, de alguna forma, acepta la falta de escrúpulos de Renault o Ferrari. Con su máscara contra las heridas, Rick siempre será admirado, ya que, además, físicamente no es un adonis inalcanzable.
 
Y la música, porque no se puede vivir sin música:
 
 
El avión despegaba al final de la película, y Rick Blaine no iba en él.
 
Llovía a la salida del cine.
 

 

jueves, 24 de noviembre de 2022

"La bohemia de Montmartre en el centro de Madrid".

Ya no me acordaba, pero para eso tengo cerca a Almudena Mestre, la escritora que conoce tan bien mi obra literaria, para que lo diga. No recordaba que antes de ayer hizo un año desde que presenté, presencialmente, mi novela "Poeta en Madrid" (Huso, 2021). Antes lo había hecho por Zoom en mi tertulia literaria con las palabras del catedrático de literatura Germán Gullón. 
 
Entonces dije cosas como estas:
 
"Observo la primera fotografía con Almudena Mestre, Silvia Ramos y María José Muñoz Spínola y tengo la sensación de que me meto en la famosa serie "Los ángeles de Charlie", de 1976. Si no recuerdo mal Charlie nunca aparecía, y el hecho de llevar la mascarilla tiene quizá algo de ello, aparte de encontrarme rodeado por tres bellezas muy inteligentes. Porque hablamos de quién era Gabriel Relham, el protagonista de la novela, de quién era yo y sobre todo del propio "hecho creativo", de dónde surge esa chispa de la inspiración para escribir una novela, un libro de poemas, una sinfonía o una obra de arquitectura.
 
"Almudena Mestre efectuó una presentación espléndida, entregada, inteligente, culta, muy impetuosa, y después me preguntó sobre el hecho creativo. Y entonces me levanté y me puse a hablar y luego a preguntar a la gente. En las siguientes fotos, hablan Almudena, que también se levantó y fue pasando el micro a Silvia, María José, Pepe Villacís, Charo Fierro, Pepo Paz, Yolanda Brown, Juan Tena, Emma Prieto, Marga Mayordomo, Mariwan Shall y mi arquitecto preferido, Santiago Martinez Saenz. Y aquello se nos convirtió en una de las tertulias literarias que llevo haciendo más de un cuarto de siglo y tanto me divierten. 
 
"Y ahora diré algo de lo que dije entonces.
 
"Esta novela es una síntesis de toda mi vida. No es que cuente "mi" vida en poco más de 100 páginas, sino que hablo de lo que he leído y estudiado, de la música que he escuchado y de los viajes que he hecho, por el mundo y por mi propio interior.
 
"Cuando era un adolescente dediqué un tiempo a pensar en lo que quería hacer en esta vida. 
 
"Desde que era un chaval me había gustado leer y ver películas, y desde los 11 años a montar en la bicicleta verde que me regalaron un verano mis padres para que pudiera recorrer la sierra, los ríos y los arroyos, antes de determe en cualquier lugar sombreado, como hacían los pastores de Garcilaso junto al río Tajo, y sentarme a leer a Lamartine, Verne, Hugo, JRJ y Galdós, como cuento en mi quinta novela, "Las mentiras inexactas". En aquellos momentos comencé a imaginarme en el interior de algunas películas donde yo era el chico protagonista, como escribí en mi primera novela, "La muerte lenta". Desde siempre me ha gustado todo, las Matemáticas y la Literatura, la Física y la Historia, el Dibujo y la Música. Por eso elegí las dos cosas que podían darme más libertad e independencia, ser escritor y profesor.
"Gabriel Relham se sienta con veintitantos años en la buhardilla del centro de Madrid para escribir una novela, que a su vez es un largo poema y una obra de teatro, y la termina muchos años después, y 100 páginas más tarde". 
 
Y yo ahora me tomo el primer café de la mañana. ¿He dicho que soy un bohemio empedernido que debería haber vivido en París, como me decía siempre mi madre?
 
Que lo diga Aznavour:
 

miércoles, 23 de noviembre de 2022

  "Una tertulia peripatética".

La "escuela peripatética" fue un círculo filosófico de la vieja Grecia. Seguía las enseñanzas de Aristóteles, su fundador. Sus seguidores recibían el nombre de peripatéticos, pues estaba situada al lado del templo dedicado a Apolo Licio, el cual poseía un jardín por donde el maestro paseaba con sus discípulos y reflexionaba sobre la vida. En griego "peripatêín" significa dar vueltas. Tras su muerte, la escuela se preocupó más por investigaciones naturalistas y científicas que por cuestiones estrictamente filosóficas.
 
Ayer nos juntamos unos cuantos enamorados de la literatura y de la vida para "dar vueltas" a nuestra España y a la ecología, al paisaje y al paisanaje, que diría Unamuno, de la mano de un hombre singular, una de las personas que más ha luchado en este país por lograr un mundo más justo y más limpio. "Mi condición de ferroviario, de hijo, sobrino y nieto de ferroviarios, natural de la muy ferroviaria Águilas (Murcia), tuvo su importancia en mi inclinación a la geografía y a los viajes" dice Pedro Costa Morata en su último libro que nos presentó ayer en la tertulia, "Cien Españas, por ejemplo", p. 11. Y más tarde en la 273, "Ávila, llamada de los Caballeros y de Santa Teresa, fría y nevosa, de campanarios y de espadañas impresos en el cielo azul pastel, encerrada en murallas de novela, de místicos conventos, la catedral gótica pionera (...) siempre ha de ser una experiencia para un español mediterráneo, cálido y libre, abierto y fantasioso. Y si se trata de un niño de nueve años, más aún. En el otoño de 1957, Ávila aparecía siempre hacia el sur como una realidad alejada y temerosa, y a ella la enmarcaba más al fondo la sierra de la Paramera, antesala del Gredos majestuoso". Educado también en León y sobre todo en Madrid, como otro Miguel Hernández de la poesía que se viene a vivir a la Residencia de Estudiantes de la Colina de los Chopos de la que nos habló Juan Ramón Jiménez, Pedro sigue su "lucha" camino de los 80 años, haciendo lo único que sabe hacer, como nos dijo su hija, escribir y leer. Y viajar, como un nuevo Aristóteles alrededor del jardín del templo de Apolo, de España, del mundo.
 
En la calle Princesa (la he puesto como última foto) el suelo estaba mojado por la última lluvia, y casi se empezaba a palpar la cercana Navidad. Cuando caminaba hacia casa balbuceé aquella "Elegia" de la amistad que aprendí de Serrat:
 

martes, 22 de noviembre de 2022

  "Las tertulias de Justo Sotelo".

Este martes nos visitará el escritor Pedro Costa Morata, uno de los fundadores del Movimiento Ecologista en España, y al que conocí a finales de los años 90 y con el que escribí un libro el año 2000. Es ingeniero, licenciado en Ciencias Políticas y en Periodismo, y Doctor en Sociología, un viajero empedernido, "Premio Nacional de Medio Ambiente" en 1998 y nombrado en 2017 Hijo Predilecto de Águilas (Murcia) donde nació, por su lucha constante para intentar salvar el Mediterráneo. Nos vendrá a hablar de sus dos últimos libros, que le presentaré yo, "Cien Españas, por ejemplo", que son relatos breves sobre la España montañosa, la litoral, los monumentos y las ruinas, y los paisajes con relato, que Pedro recorre como un nuevo Ulises, y "Agrocantón murciano: tóxico, rebelde, insostenible", formado por los "escritos indignados" sobre la provincia de Murcia. El otro día me tomé un café con él, y en la fotografía tengo esos dos libros en la mano. Por cierto, Pedro no sabe lo que es un GPS, no utiliza las redes sociales y es un tipo feliz. Eso sí, camina tan deprisa que tuve que decirle el otro día que caminara más despacio. A mí es como me gusta caminar por los Bulevares de Madrid, y por todas partes de este mundo.
 
Hoy la música solo puede ser esta:
 
(Los martes a las 18.30 en el Café "Casa Manolo", calle Princesa 83 de Madrid).
 

 

  "La felicidad".

"Te he visto pasando del brazo de un hombre,
que con su mirada te envuelve en amor,
te he visto sonriendo mostrando tus ojos,
sin sombras, sin dudas, sin guardar rencor,
al tiempo en que al solo pronunciar mi nombre
con cierta ternura te ahogaba en dolor.
 
Me vi caminando guardando distancias,
que solo mostraba la complicidad
de besos furtivos, de manos con ansias,
de darte un abrazo y gritar mi verdad,
de grandes olvidos, de encuentros,
de instantes, de amores
y un poco tu infelicidad.
 
Qué dulces mentiras, qué grandes verdades,
que nos inventamos para perdurar,
qué filosofía, qué honor, qué ironía,
que nadie se hiera, que todo se cuide,
si solo mi cuerpo se va a desgarrar.
 
Te he visto pasando del brazo de un hombre,
que de cierto modo podría ser yo,
te he visto sonriendo mostrando tus ojos,
mientras te despeina y te envuelve en amor,
al tiempo en que solo pronunciar tu nombre
con cierta ternura me ahoga en dolor".
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En un rincón de un largo pasillo de paredes amarillas, que une dos líneas del Metro, un tipo de unos cuarenta años canta un poema y rasguea una guitarra.
 
Mirar, aprender, buscar la música de la vida, de los pájaros, del silencio.
 
Escribir.
 
(Gracias, Pablo Milanés).
 

 

domingo, 20 de noviembre de 2022

  "En las orillas del Sena".

En poco más de hora y media estábamos en Orly. Dije al taxista que nos llevara a la Place Saint-Michel. Por ahí ha empezado siempre París para mí.
 
"Xavier, Ivry-sur Seine. París, los recuerdos, París presentido. Cálido. Del lado de acá. ¿Otro Madrid? París de giocondas felices, de mapas del alma, de los libros de historia, de la revolución, de las perlas de la corona de Sacha Guitry. Onírico. París de los Campos Elíseos, de Proust y los días de enfermedad en busca de Albertina, tal vez de Dos Passos. París de la adolescencia, de Van Gogh y los otros pintores de la luz, de Ravel y el concierto de piano (el que no es para la mano izquierda), de los naufragios de Debussy y su defensa a ultranza por Ortega en contra del edulcorado Mendelssohn, París de Berlioz y los trasuntos románticos. París de Quasimodo, de Francisco I y la torre de los Lujanes desplazada de lugar. De la Torre Eiffel. París del Sena y la bohemia. París del mayo del 68 y las posturas heterodoxas del 69. París de Jean Gabin y Rohmer, de Godard y Gerard Philipe. París de seda y de lluvia. De Rayuela y de jazz. De hambre y de guerra. París como Madrid en invierno. París del recuerdo..., porque la primera vez que vio París César solo era un niño. Por eso París es una contradicción para él. Nada hay tan contradictorio como los recuerdos. París de Xavier. ¡Porque siempre tendremos París y a Bogart y a Bergman!"
 
("Vivir es ver pasar", 1997, p. 101).
 
En seguida entramos en Shakespeare and Company, antes incluso de buscar una habitación de hotel. Ya sabes que siempre me gusta viajar sin billete de vuelta y sin hotel. Por la noche fuimos al Caveau de la Huchette. Y tú bailaste con varios franceses a los que habías seducido con tu belleza. Yo escribía en una mesa y escuchaba a Coltrane:
 

sábado, 19 de noviembre de 2022

"La tertulia literaria se va a la calle Princesa".

Empezaremos una nueva etapa en el Café "Casa Manolo" en la calle Princesa 83, junto a los arcos de Moncloa. En la fotografía estoy en este Café desayunando una mañana con María José Muñoz Spínola y Javier del Prado (es mi barrio y el de Javier, como fue de Galdós, Pardo Bazán, Miró, Hortelano, Pombo). En mi novela "Las mentiras inexactas", de 2012, se describe el restaurante en un capítulo. A lo largo de sus casi 100 años de historia, han pasado por allí Neruda, Rosales, Alberti, Sampedro, Saramago y muchos de los escritores de este país (a la vuelta se encuentra la librería Alberti y muy cerca Visor o Gaztambide). Ahí también se celebran comidas de las tesis doctorales que se leen en la Complutense.
 
Entre las páginas 99 y 105 de mi novela, el lector también entra en este local con Nora y Amorós, y allí aparecerá el escritor José Luis Sampedro con su joven mujer Olga Lucas:
 
"La ciudad universitaria estaba atascada, y tardaron media hora en llegar. A ella no le importó gran cosa; sabía que el restaurante estaba lleno de magia, en los juguetes de la vitrina que separaba los dos comedores y en el mismo fricasé que todavía no se le había olvidado preparar al cocinero. En la vitrina había juguetes antiguos, muñecas de rostro perfecto, trenes de hojalata, coches extraños, payasos melancólicos, pelotas desinfladas, aros irrespetuosos con la lógica, patinetes que parecían bicicletas. Eran juguetes aún más antiguos que ella, fragmentos de lata encerrados en una vitrina.
 
"Era uno de los restaurantes favoritos de Neruda, dijo Nora mientras atravesaban la cafetería. Había fotos del Madrid antiguo colgadas en las paredes, en blanco y negro, un Madrid desaparecido hacía tiempo (...)
 
"José Luis Sampedro entró en el restaurante acompañado de Olga Lucas. Cada vez estaba más delgado, pensó Nora, pero sus movimientos eran seguros, como si fuese a vivir otros noventa años. Su mujer tenía buen aspecto y miraba a su marido con admiración. El viejo escritor se percató de la presencia de Nora, y se acercó a ella; cogió su mano e hizo ademán de besarla. Ese verano pensaba dictar unas conferencias en Santander sobre la novela española de los últimos años, donde citaría su trabajo como crítica. También se refirió a la novela que estaba escribiendo con la ayuda de Olga.
 
"Mi testamento, sonrió mirando a su mujer.
 
"Su vida se había repartido entre la literatura y la economía, pero al final había ganado la literatura. Tampoco desdeñaba sus conocimientos sobre estructura económica, aunque solo fuese para intentar cambiar un mundo tan injusto y egocéntrico. Recordaba, perfectamente, la última manifestación a la que habían asistido para criticar al sistema capitalista que lo devoraba todo. Dentro del sistema se podía comer varias veces al día, pero fuera hacía frío y se pasaba hambre; por eso los pobres se hinchaban hasta reventar. Los más radicales quemaron contenedores de basura y destrozaron los escaparates de todos los bancos y comercios que encontraron a su paso. Algunos fueron a parar a la cárcel, pero a Olga y a él no les ocurrió nada. No se consideraba un gamberro anti sistema, pero algo había que hacer. A pesar de la edad, no quería quedarse de brazos cruzados. El pensamiento único que dominaba el mundo desde los ochenta, con la alianza entre Reagan y Thatcher, pretendía anestesiar a todos los que no compartían sus gustos.
 
"Olga pidió a su marido que no se alterase. Le cogió la mano y le recordó que tenían una mesa reservada. Claro, claro, dijo Sampedro con una mirada luminosa. En este restaurante tengo la mesa reservada desde hace años. Es siempre la misma, junto a esos juguetes fascinantes de principios de siglo.
 
"Nora lo abrazó, y le dijo que sus libros se encontraban a la misma altura moral que su persona.
 
"Olga me cuida demasiado, dijo Sampedro antes de toser ligeramente. Como no dejes de hablar, vas a enfermar, aseguró su mujer con infinita dulzura. Deberías obedecerla, dijo Nora acariciando su hombro. Gracias por la ayuda…, sonrió Olga, porque no atiende a razones. En los últimos tiempos no deja de coger el teléfono en cuanto le llaman, ya sea una emisora de radio o cualquier desconocido. Además, ofrece entrevistas en todas las televisiones que os podáis imaginar, y da charlas en colegios, institutos y universidades. José Luis está viviendo una segunda juventud. Sampedro había escrito novelas que trascendían la fuerza de su lenguaje. Aconsejaba a los jóvenes escritores que nunca dejaran de escribir, aunque tuvieran que trabajar en otras cosas para poder comer. Él también pensaba que una novela era la creación de un mundo; por eso elaboraba sus tramas con minuciosidad. Nada de lo que aparecía en el texto resultaba improvisado. Cada personaje tenía su propia historia, se mencionase o no en la trama. Su visión de la literatura no la compartían todos los escritores, ni mucho menos, pero aun así había conseguido que sus lectores le quisieran. Sampedro había afirmado en varias ocasiones que escribía para lograr el amor de sus lectores, y ese era uno de los consuelos que le quedaban a su edad. 
 
"Una vez en la calle, Amorós dijo a Nora que le apetecía caminar. Se había quedado buena tarde. Madrid era un infierno en verano, pero el resto del tiempo no estaba mal. Y se acercaba la primavera.
 
"Ahí tienes al último gamberro anti sistema, sonrió Nora todavía sin moverse de la puerta. Necesitaríamos muchos Sampedros como él, ¿no crees? En la universidad hay gente que no se lo perdona. Siempre digo a mis alumnos que Sampedro iba a la facultad en autobús, incluso después de conseguir la cátedra o ser senador. Podría haber vivido como un marqués, y eligió una vida modesta, tranquila, escribiendo poco a poco sus novelas. Por eso le llama tanta gente para hablar con él.
 
Amorós insistió en el paseo.
 
"¿Un beso?, dijo Nora tras acercarle la cara. ¿Eso es todo lo que vas a darme?, se extrañó el profesor. Eso es todo lo que voy a darte por ahora, dijo ella, ya sabes que estoy cansada. Creía que no te habías encontrado mejor en mucho tiempo, dijo Amorós. Entonces, serán los nervios, dijo Nora con una expresión infantil. Qué tendrá el amor, intentó reír el profesor. Que todo lo transforma, terminó ella.
"Amorós cruzó la calle Princesa y se dirigió hacia la parada del autobús. Quería aprovechar la tarde para terminar de leer el último texto de Umberto Eco que había caído en sus manos, un estudio sobre el papel del autor en la literatura. Últimamente se prestaba demasiada atención al lector, y había que recuperar su papel. 
 
"Nora se dirigió a su casa, que estaba a unos metros de allí. Mientras abría el bolso y buscaba la llave del portal, recordó la dedicatoria que Amorós le había escrito en uno de sus libros: “Para ti, Nora, mitad demonio, mitad diosa, siempre en el lugar de la duda y el deseo..."
 
(La banda sonora de la novela se la debo a mi hermano, algo mayor que yo. Mientras yo escuchaba a Beethoven, Schubert y Chopin a los 12 o 13 años, en casa se oía más a Jethro Tull, Status Quo, Led Zeppelin y toda esa gente. Durante todos los años en que estuve escribiendo esta novela escuchaba un disco de Jethro Tull muchas veces en el coche -pensaba en mi hermano, en su bello rostro de jipi de aquella época, como el padre de mi protagonista-, al que me subía para despejarme después de estar escribiendo varias horas. Lo hacía a todo volumen, como todo lo que escribo cuando escribo de verdad:
 

viernes, 18 de noviembre de 2022

"La dama cuántica, los fractales y Beethoven".

Ayer por la tarde me fui a Vallecas para escuchar a mi vieja amiga y tertuliana Aurora Da Cruz mientras presentaba su libro "Multiverso" (Ibérica libros, 2021). Nos debemos de conocer desde hace más de diez años. La recuerdo acercándose, tímidamente, a la tertulia que entonces tenía en el Café "Este o Este", en Malasaña. Poco después me pidió que leyera un manuscrito repleto de poemas inusuales en estos tiempos de "poesía pseudo". La suya es una poesía épica con algunos aspectos líricos, bajo el dominio de los mundos paralelos y las conversaciones entre los vivos y los muertos, donde una mujer llamada "la dama cuántica" observa el mundo y se relaciona con el Lázaro bíblico, el último hombre sobre la tierra. Almudena Mestre me acercó en su coche hasta la librería Diwan, al lado del Metro de Nueva Numancia, cerca del campo de fútbol del Rayo Vallecano, y les hice esas fotos. Y ahora me tomo el primer café de una mañana que parece que va a ser más fresca, y pienso en el significado del libro de Aurora, con el fin de contextualizarlo en la historia del arte; es la manera que tiene mi cerebro de valorar las cosas, pues si no se aburre. El concepto de fractal fue creado por Benoît Mandelbrot (1924-2010) en 1975. Derivado del "fractus" latino, se refiere a los objetos cuya estructura básica, fragmentada o irregular, se repite a diferentes escalas. La "Quinta Sinfonía" de Beethoven supone una estructura básicamente fractal, donde el primer tema es el fractal que se repite y el segundo contiene las notas fractales de manera simultánea. Los fractales muestran formas y colores que la mente capta por repetición y autosemejanza, lo que genera el concepto de "posicionamiento". El libro de Aurora da Cruz -un largo poema- se "posiciona" en la postmodernidad desde el conocimiento repetido del pasado. La Quinta de Beethoven se estrenó el año 1808 y es la sinfonía mas ejecutada y recordada por el público. 
 
Escuchemos a unos jovencísimos intérpretes 200 años después. Es el posicionamiento y la repetición:
 

miércoles, 16 de noviembre de 2022

"All About Annie Ernaux".

En la base está la idea del grado cero de la escritura, de su relación con el filósofo Pierre Bourdieu y su crítica del sistema político, de la globalización. Porque todo lo que tiene que ver con el "lenguaje" es motivo de resentimiento, más que el dinero. Surgen así las ideas de "autosociobiografia", de la escritura plana o blanca, sin adornos, sin belleza aparente, aunque no tanto por los motivos intelectuales de Barthes sino por la voluntad de Annie Arnaux de situarse fuera de la lengua literaria. Es su manera de escribir y situarse en la "culpa", en la "vergüenza" por nacer en una época difícil, 1940, y dentro de la clase obrera. Quizá por eso nace su firme voluntad de ser escritora y profesora, primero en provincias y más tarde en París, hasta que desde los años 2000 toda su vida será ser solo escritora y ponerse al lado de los "chalecos amarillos" y las personas más humilladas y desfavorecidas. Desde "La Place" se instala en la primera persona y busca un sitio, tanto físico como literario. Con "Los años" todas las imágenes y analogías desaparecen para que emerjan los cuerpos, del padre y la madre, del suyo a través de la superación del cáncer. Y llega la unión de las fotografías y los textos en "El uso de la foto" (son las cinco fotos que he puesto al final), y de la cotidianidad con su amante de aquel momento, el fotógrafo Marc Marie, después de hacer el amor. La ropa queda por el suelo, como los zapatos, y de aquí se llega al texto, fuera de cámara. La catedrática de Literatura francesa Dolores Picazo, discípula de Javier Del Prado desde 4º de carrera, habla del carácter narratológico del libro y los contenidos simbólico y semántico retorico. Y la escuchamos durante más de media hora casi sin interrumpirla pues entendemos que la claridad y la profundidad en el análisis de una obra literaria no son antitéticas. Y después hablamos y nos interrumpimos, y casi no damos tiempo a que la otra catedrática que iba a hablar, Lourdes Carriedo, tenga tiempo, por lo que le sugiero que dediquemos otra tertulia virtual, en este caso de la relación entre la literatura de Annie Arnieux y el también Premio Nobel francés Patrick Modiano.

 
Tras casi dos horas de conversación se despiden 39 personas, una cifra que me recuerda Javier por teléfono mientras analizamos el contenido de la tertulia. Cuelgo el móvil, ceno y pienso en lo que voy a escribir ahora, mientras me tomo el primer café de la mañana y escucho esta música de otoño a la vez que llueve ligeramente tras los cristales:

 
https://www.youtube.com/watch?v=P_faR8r8k4g