El Blog de Justo Sotelo
Un diario para el siglo XXI
miércoles, 18 de junio de 2025
"Y luego me quejo de que engordo, jeje".
"Es muy fácil hacerme feliz o lo eterno femenino".
"Junto al poeta Veyrat para terminar la Feria del Libro del Retiro".
domingo, 15 de junio de 2025
"Cuando un madrileño va al cine".
sábado, 14 de junio de 2025
"Ser humanista y progresista".
En nuestra última tertulia presencial en el centro de Madrid, la poeta Soledad Velázquez Moreno, que está en la fotografía con Almudena Mestre y donde también se ve al fondo a Javier del Prado, me pidió que le firmara dos de mis novelas, "La paz de febrero" (2006) y "Las mentiras inexactas" (2012), que acababa de adquirir y pensaba leer este verano. Le di las gracias y le dije que esperaba que le gustaran. Desconozco si las habrá empezado a leer, pero mientras me tomo el primer café de esta mañana le diría que la primera la escribí como respuesta a la invasión de Irak que el gobierno español apoyó junto al norteamericano y el inglés en 2003. Y construí una historia de amor y desamor alrededor de aquel hecho. Ser humanista y progresista es defender los derechos humanos, estar en contra de las guerras y no caer en la corrupción económica y política. Como he escrito en más de una ocasión, el siglo XVIII buscó la justicia equitativa y la libertad de expresión, religiosa y de pensamiento. La idea de ciudadanía civil se plasmó en los Derechos del Hombre y de la Mujer. El XIX sería el siglo del derecho de los ciudadanos a formar parte en el ejercicio del poder político. La ciudadanía política se refiere a los derechos que permiten la participación en ese poder, con la libertad de prensa, de reunión, de elegir y ser elegido, de constitución de partidos políticos y de sindicatos.. El siglo XX fue testigo de la forma en que el derecho de los ciudadanos se concretó en los campos social y económico, con la cobertura de unas condiciones mínimas de educación, salud, seguridad y nivel de vida.
El siglo XXI nos corresponde a nosotros. Yo poco puedo aportar por mí mismo, salvo ser profesor y escritor, contar esto a mis alumnos, escribir historias que defiendan los derechos humanos y organizar tertulias literarias como la de la fotografía donde nos reunimos unos cuantos hombres y mujeres para mirarnos a los ojos y para hablar de literatura y arte, de cine y música. Es lo que busqué escribiendo "Las mentiras inexactas" y "La paz de febrero", al igual que con mis otros libros. La banda sonora de "La paz de febrero" la forman la ópera "Dido y Eneas" de Purcell y el disco "Lágrimas negras" de Bebo y El Cigala:
https://www.youtube.com/watch?v=UT-JoJO1GEk&list=PL2DD633BA0AE8142E