miércoles, 18 de junio de 2025

"Y luego me quejo de que engordo, jeje".


 
Porque de vez en cuando desayuno un chocolate con churros en la cafetería Valor de Callao, en el centro de Madrid. Y me acuerdo de la playa de nudistas de L'Esparrelló, en Villajoyosa, en Alicante, donde he tomado el fresco alguna vez. Villajoyosa y el chocolate se unieron ya desde el siglo XVII. La tradición marinera que tiene esta localidad alicantina con la rutas y travesías pesqueras con América facilitaron la llegada de cacao, salazones, almendras y más productos exóticos. No es extraño que el primer chocolatero de Villajoyosa se registrara en 1810 con la creación de una fábrica de chocolate que se llamó "La Perfección". Por otro lado, no sé si Pacino tendrá unas piernas como las mías, pero esta mañana de verano, aun en primavera, me apetece bailar un tango, pero con la voz de Leonard Cohen. Estoy de acuerdo con él en que hay que bailar hasta el final del amor, aunque siempre he creído en el primer principio de la termodinámica. 
 
El segundo es otra cosa:
 
En el video corren los caballos por la playa, en libertad. Así he visto siempre la vida, desde la libertad. Toda mi vida me he metido en multitud de historias, profesionales, académicas, culturales, políticas, y siempre me he acabado marchando, eso sí, con una sonrisa en los labios.
 
Al final, te quedas desnudo, en una playa, viendo amanecer.

"Es muy fácil hacerme feliz o lo eterno femenino".


 
La Orquesta Nacional de España despidió este domingo el curso con "Las escenas del Fausto de Goethe", de Schumann, una adaptación musical de escenas seleccionadas del poema dramático de Goethe que combina elementos de oratorio, ópera y lieder. Y fui feliz durante dos horas y media ya que mientras escuchaba la obra recordé varias de las lecturas más bellas de mi vida junto a ciertos acontecimientos vividos. Johann Wolfgang von Goethe (1749-1832) fue un escritor y científico alemán, una de las figuras más importantes de la literatura occidental y padre del romanticismo alemán. Su obra abarca desde la poesía y la novela, al teatro y el ensayo, y su influencia se extiende a numerosos campos del conocimiento. Su "Fausto" es un poema dramático en dos partes publicadas en 1808 y 1832 respectivamente (Goethe lo terminó con 82 años, nada menos) que explora los temas del esfuerzo humano, el conocimiento, la insatisfacción, la redención y la naturaleza del bien y el mal. Fausto es un erudito que hace un pacto con el diablo, Mefistófeles, con el fin de adquirir conocimiento y experiencia que trasciendan los límites del entendimiento humano. La obra analiza la condición humana, con la tensión entre los deseos terrenales y las aspiraciones espirituales, y finalmente sugiere que la salvación se encuentra en el esfuerzo y en la conexión con el mundo, incluso ante el fracaso. El "Ewige Weibliche" o "Eterno Femenino" es un concepto central en la obra, y se refiere a la fuerza redentora y salvadora asociada con lo femenino. No es un personaje específico, sino una idea manifiesta a través de varios personajes femeninos, en concreto Margarita y la Helena clásica. Este eterno femenino es la capacidad de trascender la imperfección humana y de alcanzar la salvación, puesto que la redención puede venir a través del amor y la gracia, no solo a través del conocimiento o el poder. Margarita, en su pureza y en su sufrimiento, encarna la capacidad de sacrificio y amor incondicional, lo que lleva a la redención de Fausto. En la segunda parte, Helena representa la belleza y la cultura, y juega un papel en la transformación de Fausto. 
 
La obra de Schumann termina con el Coro místico, que tiene esta letra: "Todo lo transitorio es solo un símbolo; / Lo inadecuado, aquí se hace acontecimiento; / Lo indescriptible, aquí se ha consumado; / El eterno femenino nos impulsa hacia lo alto":
 
 

"Junto al poeta Veyrat para terminar la Feria del Libro del Retiro".


 
El otro día Almudena Mestre me envió un video de diez segundos con Pepo Paz, editor de Bartleby, del que he obtenido esta fotografía. Pepo tiene en la mano el libro de poemas "Vértigo" (2024) del poeta valenciano Miguel Veyrat, aunque llamarlo solo poeta sea quedarme corto, y la novela "Entrevías mon amour" (2009), del novelista madrileño Justo Sotelo, un tipo que me suena de algo, ambos publicados por él. Siempre digo que la vida es pura literatura, por eso se escucha a Almudena, un poquito a Pepo e igualmente el murmullo del Paseo de Coches del parque con toda la gente paseando, comprando libros, haciéndose fotografías, remando en las barcas del estanque, bebiendo horchata, tumbándose en la hierba, mientras se besan las parejas. 
 
Va por todos los escritores que han estado en el Retiro, y por los que no lo han hecho.
 
Me tomo un café mientras despierto poco a poco y escribo. Dentro de un rato presidiré un tribunal de Trabajos Fin de Grado (TFG) en la Universidad. Me iré caminando lentamente, oliendo y saboreando la luz de la mañana y escuchando el andante del Segundo concierto para piano de Shostakóvich (1957) dedicado a su hijo Maxim por su 19 cumpleaños en este año en el que se celebran los 50 años desde la muerte del compositor:
 

domingo, 15 de junio de 2025

"Cuando un madrileño va al cine".


 
Entonces puedo viajar a Marruecos (en realidad a Teruel, pero eso no importa) y a la región de Jura, al este de Francia, sin moverme de los cines Golem, es decir, de la calle Martín de los Heros, al lado de la Plaza de España, como se ve en esta fotografía de ayer por la tarde, gracias a las dos últimas películas que he visto en el cine, "Sirat" de Oliver Laxe (París, 1982) y "La receta perfecta" de Louise Courvoisier (Ginebra, 1994). Y de paso puedo darme una vuelta por Cannes, ya que a las dos las han premiado en el festival de cine más prestigioso del mundo. Laxe se llevó el Premio del Jurado con su cuarta película y Courvoisier el Premio de la Juventud con su debut en el cine. Me gustó mucho "Lo que arde" (2019), que vi también en los Golem, la anterior película de Laxe, dura y reivindicativa, la historia de Amador cuando sale de la cárcel tras cumplir condena por haber provocado un incendio. Regresa a su casa, una aldea perdida de las montañas de Lugo (Laxe es gallego, aunque naciera en París), donde volverá a convivir, al ritmo sosegado de la naturaleza, con su madre Benedicta, su perra Luna y sus tres vacas. Recuerdo que era una historia que abrazaba la sensibilidad poética, que me llevó a pensar en el cine de Erice, que para mí son palabras mayores. En cambio, aunque "Sirat" es una buena película, técnicamente hablando, se le ha olvidado esa sensibilidad y se nota que Laxe está peleado con el mundo (sobre todo el occidental) y no quiere a sus personajes. A la joven directora le ocurre lo contrario. Su película tiene un tono naturalista muy a lo Zola y, aunque la historia empieza tan dura como la otra película, se desarrolla entre el amor y la amistad. Y sales del cine con ganas de tomarte un trozo de queso Comté (la película nos cuenta cómo se fabrica) y una copa de vino.
 
Este es el tráiler de "Sirat":
 
Y este el de "La receta perfecta":
 
Por cierto, viéndome en la fotografía con detalle, me parece que voy a tener que comer menos queso y beber menos vino, jeje.

sábado, 14 de junio de 2025

"Ser humanista y progresista".


 

En nuestra última tertulia presencial en el centro de Madrid, la poeta Soledad Velázquez Moreno, que está en la fotografía con Almudena Mestre y donde también se ve al fondo a Javier del Prado, me pidió que le firmara dos de mis novelas, "La paz de febrero" (2006) y "Las mentiras inexactas" (2012), que acababa de adquirir y pensaba leer este verano. Le di las gracias y le dije que esperaba que le gustaran. Desconozco si las habrá empezado a leer, pero mientras me tomo el primer café de esta mañana le diría que la primera la escribí como respuesta a la invasión de Irak que el gobierno español apoyó junto al norteamericano y el inglés en 2003. Y construí una historia de amor y desamor alrededor de aquel hecho. Ser humanista y progresista es defender los derechos humanos, estar en contra de las guerras y no caer en la corrupción económica y política. Como he escrito en más de una ocasión, el siglo XVIII buscó la justicia equitativa y la libertad de expresión, religiosa y de pensamiento. La idea de ciudadanía civil se plasmó en los Derechos del Hombre y de la Mujer. El XIX sería el siglo del derecho de los ciudadanos a formar parte en el ejercicio del poder político. La ciudadanía política se refiere a los derechos que permiten la participación en ese poder, con la libertad de prensa, de reunión, de elegir y ser elegido, de constitución de partidos políticos y de sindicatos.. El siglo XX fue testigo de la forma en que el derecho de los ciudadanos se concretó en los campos social y económico, con la cobertura de unas condiciones mínimas de educación, salud, seguridad y nivel de vida.

El siglo XXI nos corresponde a nosotros. Yo poco puedo aportar por mí mismo, salvo ser profesor y escritor, contar esto a mis alumnos, escribir historias que defiendan los derechos humanos y organizar tertulias literarias como la de la fotografía donde nos reunimos unos cuantos hombres y mujeres para mirarnos a los ojos y para hablar de literatura y arte, de cine y música. Es lo que busqué escribiendo "Las mentiras inexactas" y "La paz de febrero", al igual que con mis otros libros. La banda sonora de "La paz de febrero" la forman la ópera "Dido y Eneas" de Purcell y el disco "Lágrimas negras" de Bebo y El Cigala:

https://www.youtube.com/watch?v=UT-JoJO1GEk&list=PL2DD633BA0AE8142E

viernes, 13 de junio de 2025

"Si no te conociera, pensaría que eres como el tío Oswald, de Roald Dahl".


 
Del gobierno no voy a hablar puesto que son cosas que me parecen demasiado cutres y poco literarias e intelectuales, así que, mientras me tomo el primer café de esta bella mañana, me apetece quedarme en la frase que me dijo el otro día el escritor Fausto Guerra en alusión al post que escribí sobre el "escritor coqueto". Conocí a Fausto hace unos años cuando presenté uno de sus libros en el Casino de Madrid al lado de Sol (en la copa posterior que nos sirvieron en la terraza de un hotel de la Gran Vía conocí a la escritora asturiana Patricia José Álvarez y nos hicimos buenos amigos, hasta el punto de incluirla en "Un hombre que se parecía a Al Pacino"). A Dahl lo conocía por sus libros infantiles llevados al cine, "Charlie y la fábrica de chocolate" y "Matilda", pero no había leído esta novela. Oswald es un millonario esteta, bon vivant y donjuán cuya vida amorosa deja en pañales a la de Casanova. Su sobrino y transcriptor de sus diarios dice de él ya desde la primera página que es "el mayor fornicador de todos los tiempos". Muy joven empieza a amasar su fabulosa fortuna con el polvo de escarabajo sudanés que le sirve para inventar unas píldoras de extraordinarias virtudes afrodisíacas. Con ello funda un "banco de esperma" y, en compañía de la excitante Yasmin, parte en busca de celebridades, cuyo semen congelado será adquirido a precio de oro por acaudaladas clientas, ansiosas de tener retoños con pedigrí. En este peculiar safari, las aventuras picarescas, a veces escabrosas, otras delirantes, se suceden a un ritmo trepidante. Yasmin seducirá a Stravinsky, Renoir, Proust, Picasso, Nijinski, Joyce, Freud, Einstein, etc.
 
Evidentemente, Fausto me conoce bien.
 
Lo curioso es que se llama como el mítico personaje de Goethe que vendió su alma al diablo para enamorar a Margarita y ser inmortal. Me quedé anonadado cuando leí con veinte años (me lo puse como obligación) la segunda parte del "Fausto". Algo parecido tuvo que ocurrirle a Mahler, puesto que incluyó el final en su Octava sinfonía. Casualmente, el domingo voy a escuchar el "Fausto" de Schumann en el Auditorio Nacional para acabar la temporada. Es la apoteosis del Romanticismo:
 

jueves, 12 de junio de 2025

"Lo que dice la IA de mí".


 
Ayer por la mañana estaba vigilando un examen con otro profesor y nos pusimos a bromear sobre el papel que está adquiriendo la IA en nuestras vidas. Mi compañero entró en Google, escribió mi nombre junto al de Murakami y salió esto:
 
"Justo Sotelo Navalpotro es escritor, profesor y economista español reconocido por sus análisis de la obra de Haruki Murakami. Su libro "Los mundos de Haruki Murakami" es el primer ensayo en español que analiza el corpus narrativo del autor japonés de manera extensa, rigurosa y accesible. Y explora los temas centrales de su escritura, como la soledad, la búsqueda del amor y la intersección entre la realidad y el mundo onírico. Este ensayo ha sido reconocido como una contribución significativa al estudio de la literatura japonesa contemporánea. Sotelo, además de su trabajo en literatura, también es profesor de Política Económica en la Universidad Pontificia de Comillas y la Universidad Complutense de Madrid. Nació en Madrid el 29 de febrero, y es conocido por su capacidad de combinar su formación en economía y en literatura. 
 
En resumen, Justo Sotelo Navalpotro es un intelectual español que ha dedicado su carrera a la enseñanza, la literatura, la investigación y la crítica literaria".
 
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Por la tarde caminaba por la calle con una horchata en la mano y me encontré (antes de que empezara a granizar), casualmente, con uno de los catedráticos que más sabe de teoría de la novela en este país, Antonio Garrido, que me codirigió la tesis sobre Murakami. Después de hablar un rato de la vida, el mundillo literario en estos tiempos de IA y la Feria del Libro del Retiro me dijo que siempre que escuchaba el nombre de Murakami se acordaba de mí. No le extrañaría, añadió, que yo pasara a la pequeña historia de la literatura por estas cosas.
 
En fin, lo que no dice la IA es que no puedo vivir sin música y desde luego sin bailar: