miércoles, 30 de octubre de 2024

"Y tus lectores, más afortunados todavía".


 
Me dijo ayer por aquí uno de los últimos grandes poetas "clásicos" de este país, Miguel Veyrat, cuando me referí a que mis "Cuentos de los viernes" continúan leyéndose después de ocho años de ser publicados. A la vez Almudena Mestre me regaló este collage tan bonito al lado de Pessoa, Dickens, Joyce, Magris y Balzac.
 
Debo reconocer que mis amigos me sitúan en el cielo, aunque a mí siempre me gusta estar debajo, de Madrid o de París:
 

martes, 29 de octubre de 2024

"Adiós Mr. Chips".


 
Supongo que la vi en televisión cuando era pequeño; luego la volví a ver en la Filmoteca Nacional del cine Doré. Me acuerdo de esta historia viendo las últimas fotografías con dos de mis grupos de la Universidad. El tiempo pasa, como es lógico, me hago mayor, pero mis alumnos siguen teniendo la misma edad. De ellos es el futuro de la humanidad, y me gusta comprobarlo y que me cuenten sus historias, mientras yo les lleno la pizarra de matemáticas y a veces les canto canciones.
 
"Adiós Mr. Chips" narra la vida de un profesor, el señor Chipping, a lo largo de su estancia en Brookfield, una ficticia escuela pública. Al principio, el Sr. Chipping tenía problemas para conectarse con sus alumnos, pero supera su incapacidad, así como su timidez inicial, cuando se casa con Katherine, una joven a la que conoce en las vacaciones y que rápidamente comienza a llamarlo por su apodo, "Chips". Cuando La Primera Guerra Mundial estalla, Chips, quien se había retirado el año anterior al cumplir sesenta y cinco años, se compromete a volver a trabajar para cubrir a varios maestros que han entrado en el servicio militar. Innumerables antiguos alumnos y maestros mueren en el campo de batalla. Gran parte de la historia muestra la respuesta de Chips a los horrores desatados por la guerra. El largometraje termina en el periodo del ascenso al poder de Hitler. 
 
Es de esas películas que guardo en un rincón de mi corazón:
 

lunes, 28 de octubre de 2024

"Mis "Cuentos de los viernes" se siguen leyendo".


 
Y eso que los publiqué hace 9 años.
 
La escritora rumana Letitia Vladislav me envió esta foto el otro día. Y añadió lo siguiente:
 
"Maestro, estoy encantada. Lectura terminada. Me gusta el estilo y su fina ironía. Cómo trata un tema sobre el que no solemos pensar demasiado cada uno de nosotros. Y, claro, se siente la inteligencia. Es moderno".
 
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Está claro que soy un escritor afortunado.
 
Comiendo ayer en un restaurante italiano, "Vecchia Milano", cerca de casa, escuché en su hilo musical la Rapsodia de George Enescu y entonces me acordé de la foto y las palabras de Letitia Vladislav. Y así me pareció que todo estaba en su sitio, junto a la botella de Chianti y las sonrisas que me rodeaban. El otro día me cogí un taxi, me puse hablar con la taxista, como hago siempre, y me dijo que era rumana y le gustaba mucho Madrid, una ciudad encantadora que nunca pregunta nada a nadie.
 
Los "Cuentos de los viernes" también suceden los domingos, en realidad suceden todos los días:
 

"Almodóvar, Erice y yo".


 
Esta foto es del viernes por la tarde en la Facultad de Literatura de la Universidad Complutense. El edifico que está detrás de mí es el E. Junto a él se encuentran el A -el original de los años 40 tras la Guerra Civil donde surgió la facultad de Filosofía y Letras-, el B que ahora es Geografía e Historia, el C al otro lado de la carretera, junto al Palacio de la Moncloa de los presidentes del Gobierno, y los más nuevos, el D y el E. Antes de subirme al coche y escuchar la Quinta Sinfonía de Mahler (las escucho todas seguidas cada cierto tiempo para llenar mis oídos de belleza y humanismo), el viernes pensaba en el hecho de que estos edificios son los últimos templos de la cultura:
 
No sé cuánto durarán los libros tal y como los conocemos ahora, ni el tiempo que seguiremos escuchando a Mahler, Beethoven, Bach, Mozart, Wagner o Puccini. Mi novela "Las mentiras inexactas"(2012, Izana) gira en parte sobre esa idea, cuando una profesora madura de esa facultad se enamora de un veinteañero que tiene una librería en la Plaza Santa Ana del centro de Madrid. Es obvio que cuando una persona cierra los ojos se acaba su mundo, todo el mundo para él, como en la última película de Almodóvar, que vi ayer por la tarde en los cines Princesa. Es una película tal vez un poco de plástico, de suplemento dominical de los periódicos, pero me gustó con sus librerías de Nueva York y sus continuas alusiones literarias, a Woolf, Joyce, Carrington, su nieve rosa y la espectacular Szoke House que no se encuentra en Estados Unidos sino en El Escorial. Aun así una cosa distinta es la poética despedida de la última película de Víctor Erice, "Cerrar los ojos", que he visto tres veces seguidas este año, la más hermosa y profunda del cine español, tal vez porque Erice es el único director español comparable a Bergman, Ozu, Tarkovski, Rohmer, Allen o Ford. 
 
Por todo esto agradezco ser testigo de la belleza de los libros en papel, de las películas en el cine y de la música corriendo por mis venas como la sangre.
 


 

sábado, 26 de octubre de 2024

"Hoy voy a hablar un poco de Teoría literaria mientras me tomo el primer café del sábado".


 
Francisca Arias: Tus dos novelas son muy diferentes a cualquier otra que haya leído, en cuanto al estilo y también en cuanto a las propias historias. Imagino que eso es el estilo "postmoderno".
 
Yo: Todo lo que escribo pretende ser diferente a cualquier cosa que tú y yo hayamos leído. Me sé de sobra lo que está escrito antes que yo, y nunca he pretendido imitarlo. Por eso no escribo best sellers ni libros para ganar premios o salir en la tele. Tengo muchas cosas que hacer en mi vida como para seguir repitiendo 30 siglos de literatura, oral y escrita.
 
Este es un breve diálogo que mantuvimos ayer por aquí mi amiga y tertuliana sevillana Paqui Arias y yo. Después me fui a la Facultad y desayuné de nuevo junto a esa señora tan fea de la fotografía. Ella dice que no quiere que la besen, pero a mí sí me gusta besar y que me besen. En realidad en Madrid cuando nos presentan a alguien o le damos la mano o le damos dos besos.
 
También me gusta cantar boleros mientras me afeito:
 

viernes, 25 de octubre de 2024

"Cuando el chico pregunta a la chica si quiere casarse con él".


 
El otro día mi hijo sacó la primera foto y me la envió como recuerdo. Podría pensarse que es un rincón de Florencia, pero es de Madrid, la iglesia de San Manuel y San Benito, al lado del Retiro. Justo Jr. se ha leído todas mis novelas y sabe que en este lugar finaliza "Vivir es ver pasar" (1997), mi novela de los "veintitantos" años junto a "La muerte lenta" (1995). En esa época me hice doctor en Económicas y empecé a publicar artículos científicos pues me apetecía hacerme catedrático de Universidad, lo que ocurriría cuando cumplí 40 años. En "Vivir es ver pasar" hay mucho amor y mucho jazz, como el que se escucha cada noche en el Café Central (es la segunda foto que saqué el otro día) y trasladé al barrio de Saint Michel, en la orilla izquierda del Sena, e imaginé en el Caveau de la Huchette. Allí me llevé a Georges Adam y Don Pullen, que había escuchado en Madrid y los cambié de nombre. Como digo siempre, para mí la literatura va unida a la vida y la música:
 
Al final de la novela, César Figueroa intenta impedir la boda del gran amor de su vida, Melia Acedarach, en la iglesia de la fotografía, con el director del periódico "El Nuevo Madrid", Martín Esquivias, y le pregunta delante del novio y los invitados (p. 220):
 
"- Melia Acedarach, ¿quieres casarte con este pobre imbécil en busca de aventuras más de dentro que de fuera, cuando ya no hay caballeros andantes ni edades de oro? ¿Quieres casarte con un maricón francés que tiene que enseñar, con mi ayuda y la tuya, a jugar al ajedrez a un niño de diez años? ¿Quieres casarte con una madre que juega a las criadas con el corazón, el dinero de sus hijos y el "Padrenuestro", el viejo y el nuevo? ¿Quieres casarte con un niño de diez años al que vamos a curar, entre todos, de sus males de cabeza, y que va a curarnos, a todos, de nuestros males de espíritu?"
 

 

jueves, 24 de octubre de 2024

"Nuestra tertulia literaria".


 
Este cuatrimestre estoy un poco liado en la Universidad, pero no he querido dejar de hacer la tertulia literaria que empecé de joven en las Cuevas de Sésamo, continué en varias universidades (Carlos III, Pontificia de Salamanca en Madrid, San Pablo CEU), y cafés como el Ruiz, Este o Este, Puro Teatro, Gijón y ahora Casa Manolo, en el literario barrio de Argüelles, de Galdós, Neruda y tantos escritores célebres. Desde la pandemia la hacemos además on line cada tres semanas para todo el que no viva en Madrid y esté tan enamorado de la literatura como nosotros (y del cine, el arte, el teatro, en fin, la vida). Almudena Mestre (sin ella todo sería imposible), Santiago Martínez (que nos hablará el próximo martes de su última obra pictórica) y Peter Redwhite se están ocupando estas semanas de coordinarla y dirigirla.
En la primera fotografía estoy bailando en medio del Café Gijón con Almudena. Y en las otras fotos con mis alumnos de varios años en la Feria del Libro de Madrid. Durante muchos años la tertulia la hice solo con ellos, y siempre que me visitan en el Retiro tenemos otra tertulia improvisada.
 
Ahora me tomo un café y canto la última canción que he cantado en clase con ellos:
 

miércoles, 23 de octubre de 2024

"Este soy yo antes de entrar en la Universidad por las mañanas".


 
Siempre digo a mis alumnos que pagaría por darles clase. Además de explicarles la materia y hablarles de la vida, no paro de reírme con ellos desde que entro en el aula hasta que salgo. En el fondo, dar clase es como la vida, una continua improvisación basada en el rigor y el conocimiento. Y las personas, incluidos los jóvenes, lo que necesitan es que les cuentes "cosas" interesantes y los trates con respeto y con inteligencia. Quieren ser felices, en la Universidad, el colegio o donde sea. 
 
Ser un donjuán también me gusta, pero no el que se burla de las mujeres, todo lo contrario. Me gusta el que interpreta las obras que escribieron Tirso, Moliére, Goldoni, Mozart, E.T.A. Hoffmann, Byron, Puskhin, Dumas, Espronceda, Baudelaire, Zorrilla, Clarín, Valle y Apolinaire, para transmitir la belleza de los textos clásicos, como estudié en la asignatura "Don Juan" que me impartió en un máster en la Complutense el recordado José Paulino, y el que lee la novela de Torrente Ballester, uno de mis escritores españoles favoritos del siglo XX. 
 
Luego la música me la pone Richard Strauss:
 
(Por cierto, no sé si el sol de la fotografía está detrás de mí o es una poética metáfora).

martes, 22 de octubre de 2024

"Nuestra tertulia literaria es un viaje hacia la libertad".


 
Este martes, a las 18.30 horas, como siempre, tendremos la primera tertulia virtual del curso, después de dos sesiones presenciales en Casa Manolo. Almudena Mestre y Peter Redwhite se ocuparán de todo y yo me conectaré un ratito desde la Facultad. Por ejemplo, sé que Almudena se va a referir al Congreso de este fin de semana de la Asociación de escritores de Castilla-La Mancha, coordinado en Manzanares, Chema Menéndez a un relato que acaba de publicar. Y nuestra filóloga Mirta Amanda Barbonetti nos hablará desde Italia de su reciente viaje por las Hébridas. 
 
Mirta me escribió un mail para comentármelo, y nada más leerlo me acordé de la obertura que Félix Mendelsshon dedicó a esas islas en 1830 tras su viaje por Escocia (yo lo hice un siglo y medio después), junto a la Sinfonía escocesa. En la isla de Staffa descubrió la "Gruta de Fingal". Según la leyenda fue el castillo de Fion na Gael, (Fingal en inglés), el gobernante del reino de Morven y padre del célebre guerrero y poeta del siglo III conocido como Ossian. Todo rastro de la estructura del supuesto castillo ha desaparecido cubierto por el mar.​ Y lo que hizo Mendelsshon fue pintar esa leyenda.​ La obertura consta de dos temas. Las notas iniciales, interpretadas por violas, cellos y contrabajos establecen aquello que Mendelssohn escribió en la cueva misma. Este tema lírico y sugerente está pensado para inspirar sentimientos de soledad. El segundo tema, por el contrario, representa el movimiento del mar y de las olas, como un forma de sumergirnos en la leyenda.​ 
 
Y esto es lo que me parece que representa nuestra tertulia literaria, la pintura de una escena, de un paisaje, a través de las palabras. Sé que algún día la literatura y los libros serán considerados parte de la leyenda de los seres humanos:
 

lunes, 21 de octubre de 2024

"Amor de domingo".

 

Mis alumnos me preguntan a veces si es verdad lo que se dice de que me voy a cenar a París de vez en cuando. Entonces sonrío y les digo que a veces también me voy a comer a Lisboa desde Madrid, como sucedió ayer, aunque ya había hecho la mitad del camino. Mis visitas a esta ciudad se plasmaron en varios capítulos de mi novela "Las mentiras inexactas" (2012, Izana), título que saqué de un poema de Pessoa. 
 
En sus páginas 197 a 200 se lee: "Cuando el taxi nos dejó en la rua Da Duarte, frente al Hotel Mundial, no tuve ninguna duda. Berlín quedaba lejos. Había comenzado a olvidarlo con la ayuda del taxista que nos llevó al centro de la ciudad (...)
 
Soy vago y pedigüeño, dijo Queirós como si tal cosa (...)
 
Queirós me llevó hasta la biblioteca, un lugar inmenso atestado de libros. Tras sentarme en un escritorio, le pregunté por qué un intelectual como él trabajaba de taxista. Se echó a reír, y me dijo que tenía que comer. Luego se tendió de espaldas sobre la mesa, cruzó las manos por debajo de la nuca y, mirando el techo donde había dibujadas figuras mitológicas, dijo que era un heterónimo de Pessoa. El poeta había escrito que somos quien no somos, o lo escribió Soares; y Caeiro aseguró que ser poeta no era una ambición suya, sino una manera de estar solo. Portugal era tierra de poetas, y nadie les quitaría la luz y la tristeza (...)"
 
Mi primer viaje a Lisboa fue para escuchar "Las bodas de Fígaro", la ópera de Mozart, en el Teatro de San Carlos. Me gustan los viejos y modestos restaurantes del otro lado del Tajo (el Tejo, como dicen ellos); aun así lo que más me gusta es que ella me mire, mientras comemos arroz, y me cante una canción, un fado como este, por ejemplo:
 

domingo, 20 de octubre de 2024

"Un sábado de pueblo".


 
De vez en cuando me gusta oler el humo de las chimeneas de los pueblos, y saborear las castañas y los níscalos. Es una manera de mirar a la España casi perdida en el tiempo, con un espacio que se transforma poco a poco, con esa lentitud de su ensimismamiento. Estos viajes hacia atrás y hacia adelante siempre están llenos de música, como ocurrió ayer con la Tercera de Mahler y su explosión de la Naturaleza con el dios Pan y con lo que nos dicen las flores, los animales del bosque, el hombre (es el poema de Nietzsche), los ángeles del cielo y el Amor, el de Dios y el de ella, que para mí son la misma cosa:
 

sábado, 19 de octubre de 2024

"Justo Sotelo, tú te pareces a Víctor Mature".


 
Mientras me tomo el primer café de este sábado de otoño leo los comentarios al post de ayer sobre el análisis de Almudena Mestre a "El hombre que se parecía a Al Pacino" y me detengo en la frase de Emma Alonso, una mujer tan inteligente como atractiva, admiradora de Greta Garbo y David Bowie. Además de dar las gracias a todos los amigos por los cariñosos comentarios, me viene a la cabeza la película que interpretó Víctor Mature con John Ford, "Pasión de los fuertes". Si por un lado Ford es el mayor director de la historia junto a Alfred Hitchcock, por otro a mí me gusta vivir, permanentemente, dentro de una película. Siempre he dicho que la vida hay que vivirla con pasión (se lo repetía esta semana a mis alumnos), pues si no no merecería la pena.
 
Termino el café escuchando "Life on Mars?":
 
Y en algún momento volveré a ver "Pasión de los fuertes":
 
En realidad toda la historia de la cultura está a mi disposición, y a mí me gusta interpretar todos los papeles y contarlo.

viernes, 18 de octubre de 2024

"De aniversario literario".


 
Tengo lectoras que leen, trabajan el libro que leen, lo estudian, lo analizan técnicamente y escriben después sobre él. Y son cariñosas y amables conmigo. 
 
Hace unos días Almudena Mestre escribió un texto compartiendo esta fotografía:
 
"Hace justamente un año tuve el privilegio y el placer de presentar en Casa Manolo, en el centro de Madrid, el último libro de Justo Sotelo, "Un hombre que se parecía a Al Pacino" (Pagès Editors, 2023). En el libro el autor incorpora una mirada analítica y profunda ante la realidad que le rodea. Su capacidad de asociación y relación le conducen a una estructura pensada y meditada, en la forma y el fondo. Abordar este libro implica desvelar las claves del autor, como ya lo hizo en 2021 con la publicación de su sexta novela “Poeta en Madrid” (Huso). Existe una interconexión entre realidad artística y virtual con las herramientas de creación, donde todo es posible, lo plural, lo híbrido, la realidad virtual, la multiplicidad y la hibridación de géneros de ficción con una combinación textual y semiótica. El autor se toma un café con sus lectores en los doscientos cuentos que forman parte de este libro. Lo hace en el Café de Oriente, en el Café Comercial, en el Café Gijón, en el Café Venecia o en su propia casa. Escucha música, piensa y lanza su mirada caleidoscópica al lector retrocediendo en el tiempo e indagando en el mundo de la ficción y la realidad. Exalta la belleza y la felicidad a través del cine, la literatura y la música siempre gracias a la "Poética" de Aristóteles que tanto ha influido en él y en su escritura. Un mundo creador late en cada uno de sus cuentos donde se refleja la importancia de lo sublime, de lo siniestro y de lo bello vertido en un mundo inteligible, sensible y emocional. La unicidad del autor reaparece en cada una de sus palabras que reflejan siempre los valores que defiende, la libertad, la paz y la igualdad. En su libro, Sotelo traza un recorrido de la cultura a través del cine, el arte y la música, de los viajes y la literatura por los que transitan una serie de personajes. La mayoría lo acompaña a lo largo de un ensayo posmoderno. Son inmigrantes, es decir, proceden del mundo real o bien porque pertenecen a su círculo social (tertulia literaria, amigos íntimos, alumnos, profesores, familia) o son amigos virtuales de las redes. Otros pertenecen al mundo cinematográfico, numerosos directores (Woody Allen, Garci, John Ford, Alfred Hitchcock, Frank Capra, Hawks, Godard, Melville, Rohmer, Truffaut, Chabrol, Rivette, Varda, Erice, Tarkovski, Fellini, Almodóvar, Pasolini, Scorsese, etc.), actores y numerosas películas (El club de los poetas muertos, Memorias de África, La Dolce Vita, La gran belleza, Ocho y Medio, La edad de la inocencia, Parásitos, etc.) que marcaron e influyeron de manera notable la vida del autor. Dentro del mundo literario alude y comenta su visión sobre La Comedia, El Quijote, Ulises, Madame Bovary, etc. y analiza autores como Juan Ramón Jiménez, Machado, Borges, Cortázar, Murakami, Henry James, Marcel Proust, Javier del Prado, del mismo modo que nos introduce en cada una de sus obras literarias. Otros pertenecen al mundo musical (la ópera Tosca de Puccini, los valses de Strauss, Beethoven, Mahler, Mozart, etc.). No se olvida de tomarse un café con sus filósofos favoritos, los mismos que le han aportado las bases sólidas que sustentan su pensamiento y su creación literaria (Platón, Aristóteles, Kant, Walter Benjamín, Levi Strauss). No hay que olvidar que muchos de sus cafés artístico-literarios se los toma con cada uno de los tertulianos que cada martes le acompañamos precisamente en Casa Manolo donde se presentó el libro aquel 10 de octubre de 2023. No me extraña que Europa Press, la agencia de noticias más importante de España, junto a la agencia EFE, se hiciera por la noche eco de la publicación y presentación del libro pues la ocasión y el motivo lo merecían debido a la importancia del evento en el mundo cultural. Aquella tarde brindamos con champán con el autor, por su nuevo libro. Brindamos y brindaremos siempre por la literatura, la vida y el amor entre los seres humanos". 
 
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Tras leer a Almudena, se me ocurre que esta mañana de viernes podríamos desayunar con champán en vez de con café, y brindar con Verdi:
 

jueves, 17 de octubre de 2024

"Podría ser París".


 
Ayer me encontré a un ex alumna en la cafetería de la Facultad y me dijo que si había estado recientemente en París. Había visto una de mis fotos en las redes y le parecía París. Me tomo el primer café de la mañana, mientras llueve suavemente sobre la ciudad, miro fotos pasadas y supongo que se refiere a esta que me hice el otro día por el centro de Madrid casi en otoño, como si paseara por el centro de París.
Así que la pongo de perfil.
 
Esto lo escribí a mediados de los noventa, y aparece en la página 101 de mi novela "Vivir es ver pasar", 1997. Intento resumir algunas sensaciones que me habían provocado aquellos primeros viajes a París:
 
"Xavier, Ivry-sur Seine. París, los recuerdos, París presentido. Cálido. Del lado de acá. ¿Otro Madrid? París de giocondas felices, de mapas del alma, de los libros de historia, de la revolución, de las perlas de la corona de Sacha Guitry. Onírico. París de los Campos Elíseos, de Proust y los días de enfermedad en busca de Albertina, tal vez de Dos Passos. París de la adolescencia, de Van Gogh y los otros pintores de la luz, de Ravel y el concierto de piano (el que no es para la mano izquierda), de los naufragios de Debussy y su defensa a ultranza por Ortega en contra del edulcorado Mendelssohn, París de Berlioz y los trasuntos románticos. París de Quasimodo, de Francisco I y la torre de los Lujanes desplazada de lugar. De la Torre Eiffel. París del Sena y la bohemia. París del mayo del 68 y las posturas heterodoxas del 69. París de Jean Gabin y Rohmer, de Godard y Gerard Philipe. París de seda y de lluvia. De Rayuela y de jazz. De hambre y de guerra. París como Madrid en invierno. París del recuerdo..., porque la primera vez que vio París César solo era un niño. Por eso París es una contradicción para él. Nada hay tan contradictorio como los recuerdos. París de Xavier. ¡Porque siempre tendremos París y a Bogart y a Bergman!"
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Ahora solo falta la música, por si alguien quiere tomarse un café conmigo en París:
 

miércoles, 16 de octubre de 2024

"La literatura y... otra cosa".


 
En estas fotos se ven algunos momentos de la tertulia literaria de ayer en Casa Manolo con Javier del Prado Biezma y su último libro presentado por Almudena Mestre. Yo no pude estar porque a la misma hora estaba hablando a mis alumnos de Keynes y Hayek, y las fotos me las envió por la noche Óskar Rodrigáñez. Eso era en Madrid. A esa misma hora uno de los grupos literarios duopolistas de este país estaba concediendo en Barcelona su multimillonario premio que dicen que es literatura. Del otro grupo duopolista tampoco quiero decir nada.
 
Ahora llueve sobre la ciudad, como nevaba sobre Irlanda en aquel cuento de Joyce que Houston retrató en su última película:
 
Uno a uno todos nos convertiremos en sombras. Es mejor pasar a ese otro mundo impúdicamente, en la plena euforia de una pasión que irse apagando y marchitarse tristemente con la edad. ¿Cuánto tiempo has guardado en tu corazón la imagen de los ojos de tu amado?
 
Ese sentimiento debe de ser amor.
 

 


martes, 15 de octubre de 2024

"Historia de una mujer sola entre hombres".


 
Ayer por la tarde comenté a mis alumnos que tengo la sensación de que seguimos viviendo en un mundo machista. Incluso yo, que me considero el tipo más progresista del mundo, quizá no esté curado completamente de ello (el lenguaje que leo y observo en las redes sociales y demás medios de comunicación todavía posee restos del viejo machismo, por decirlo suavemente, incluso entre las mujeres). Nací en una época machista y las toneladas de cultura y de buena educación que me he echado encima quizá aún no sean suficientes. También dije a mis alumnos que lo más grave que he vivido en mi vida, socialmente, ha sido la ETA. De ello hablé en mi novela "Vivir es ver pasar", de 1997. En esos mismos años 90, una joven policía, recién salida de la Academia de Ávila, se infiltró 8 años en la banda terrorista, y fue clave para desarticular el comando Donosti, aunque sus jefes no estaban convencidos por ser mujer. Esto es lo que nos cuenta la directora bilbaína Arantxa Echevarría en una película que se estrenó el viernes en España y vi el sábado en los Princesa, la historia de Arantxa Berradre, el nombre falso que adoptó esta mujer cuando tenía solo 22 años, sacrificó su juventud por un ideal y se enfrentó a la presión y al machismo a cambio de nada, porque sabía que su labor nunca sería reconocida de forma pública, y tuvo que convivir en un piso del centro de San Sebastián con dos etarras. Si "La infiltrada" se hubiera rodado hace 15 años la habría dirigido un hombre y las motivaciones de su protagonista serían diferentes, ha asegurado Echevarría. Tal vez por ello además de prestar atención al contexto histórico, la cineasta ha creado una especie de juego de espejos donde el machismo es transversal, tanto en la policía como en ETA. 
 
Es lo que me ha parecido más interesante en esta película que, en ocasiones, te remueve por dentro e incluso llega a dar un poco de miedo por lo que tanto nos afectó a los españoles. Carolina Yuste está maravillosa en el papel de Arantxa, y Luis Tosar y el resto de actores están bien. El ritmo de la película (interior, claustrofóbico) es trepidante, casi del estilo de algunas películas de Hitchcock, durante las dos horas que se me pasaron volando: