No pensaba escribir nada, pero estos dias varios alumnos me han preguntado mi opinión sobre el Premio Nobel. Ellos me siguen y me leen por aquí, Instagram, LinkedIn y mi blog, y también lo han hecho algunos amigos. No sé cómo puedo considerarme un buen doctor en Literatura y conciliar el sueño, jeje, dije a mis alumnos, sabiendo que mis autores preferidos, de cabecera, con los que he aprendido tantas cosas, no tienen el Nobel. Cervantes (que ni siquiera tiene el que lleva su nombre, algo que le ocurre a Goya con el cine), Galdós (el mayor novelista español), Baroja, Valle, Lope, Cortázar, Borges, Shakespeare, Homero, Dante, Joyce, Proust, Carpentier... No sigo con esta lista porque me aburro. Por otra parte, resultan curiosos los escándalos sexuales que se han contado últimamente sobre la concesión de los premios (será porque en Suecia hace mucho frío), unido al hecho de que no tengo ni idea de cuáles son los méritos y conocimientos literarios de los miembros del jurado (lo que también extiendo a cualquier premio). Y dejo fuera los evidentes intereses económicos, editoriales, etc., que no tienen nada que ver con la literatura.
Esta foto es de esta semana delante de la estatua del poeta persa Omar Khayyam, en el jardín del edificio A de la Facultad de Filosofía y Letras de la Complutense, donde hice la carrera de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, el doctorado sobre Murakami (un magnífico novelista que tampoco tiene el Nobel) y dos másteres sobre Estudios Literarios y Literatura Española.
Y ya que he mencionado a Khayyam, qué mejor que escuchar "El poema de los átomos" de Rumí, otro de los grandes poetas persas místicos:
Ayer pensé mucho en lo espiritual que hay en los seres humanos y en cada uno de los componentes de la Naturaleza, bajo la lluvia que bañó la ciudad; luego salió el sol tímidamente.
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