domingo, 31 de marzo de 2024

"Los ángeles de Rilke".


 
Una novia que tuve de joven que se llamaba Ruth me preguntó cuál era mi número favorito y le dije que el 9, recordando el "pánico" que ocasionaba a algunos compositores románticos el hecho de escribir más de nueve sinfonías, como había hecho Beethoven. Me refiero a Schubert, Dvorak, Bruckner, y alguno que se me escapa. El otro día mi amiga malagueña Mavi Vázquez de Lara (a quien no conozco en persona) puso por aquí esa foto de la portada de mi novela "Poeta en Madrid". Hace poco Mavi se acercó a conocer a Javier del Prado cuando este fue a Málaga a hablar de su obra en una librería de la ciudad, y tal vez compró la novela. Ayer escuché la última sinfonía que Mahler no terminó (en realidad la escuché tres veces seguidas; no concibo mi vida sin banda sonora), y recordé esta conversación entre él y Beethoven que mantienen en mi novela (por cierto, Ruth es uno de los personajes).
 
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ESCENA 2.
 
Mahler y Beethoven, en la buhardilla, en otro momento.
 
(Están desnudos).
 
MAHLER: Se reían de ti, supongo que te darías cuenta. Y por eso te morías por dentro cada vez un poco más.
 
BEETHOVEN: No me molestaban, sus risas me ayudaban a luchar para intentar superarme.
 
MAHLER: ¿Y tu inmensa soledad?
 
BEETHOVEN: En eso te doy la razón, estoy solo, siempre he estado solo, inmensamente.
 
MAHLER: Yo tampoco me he librado de las críticas. Incluso Alma desea apuntarse al carro de la desesperación. A veces la fuerza de voluntad no es suficiente. María ha muerto entre los disparatados sollozos de mi música y las lágrimas de mi mujer. Incluso después de muerto he de luchar contra los amantes de Alma María Schindler Mahler Gropius Werfel, contra sus cartas y su memoria. ¡Si Sócrates levantara su hermosa cabeza y comprendiera nuestra enorme insignificancia!
 
BEETHOVEN: El recuerdo de tu mujer no puede hacerte ningún daño, ni siquiera el de sus maridos.
 
MAHLER: Lamento tu soledad.
 
BEETHOVEN: Y yo tus aires de grandeza.
 
MAHLER: Te envidio, envidio tu marcha fúnebre.
 
BEETHOVEN: ¡Podrías ser Beethoven!
 
MAHLER: Tu grandeza es peor que una cruz, aunque seas incapaz de oírla.
 
BEETHOVEN: De los hambrientos será el reino de los cielos.
 
MAHLER: Siempre he creído en los paraísos.
 
BEETHOVEN: Tu cara pálida, tu afilada nariz, quién sabe si la de un niño de quince años antes de una operación de cirugía estética.
 
MAHLER: Solo necesito una cura de humildad para ser el músico más recordado.
 
BEETHOVEN: Yo te recuerdo, y te quiero. Te he enseñado a escribir, aunque nunca termines esa sinfonía.
 
MAHLER: Preferiría dormir una noche en la Bauhaus y tener tiempo para leer La canción de Bernardette.
 
BEETHOVEN: No te hace falta, ya has construido todos los edificios y escrito todos los libros.
 
MAHLER: Sin el futuro habría perdido toda excusa.
 
BEETHOVEN: ¡Allá tú! No sé si sabes que Gide fue el primer homosexual contemporáneo, y después Mann o Aragon y Genet.
 
(Luces).
 
(Escena 2 del Capítulo IV de "Poeta en Madrid", Huso, 2021).
 
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Este es el último movimiento de la Décima sinfonía que Mahler dejó sin acabar. Sé que tal vez no sea de Mahler por completo, pero me da igual. También sé que Alma se acostó con otros, pero nunca dejó de llevar su apellido, aunque después se casara con el arquitecto que fundó la Bauhaus y con un novelista de éxito en su época. Tal vez la muerte de su hija María los empezó a distanciar o el carácter apasionado y contradictorio de Mahler, que cortó las alas creativas de Alma. Es una música de inmensa y melancólica belleza, como los ángeles de Rilke que sé que tampoco han existido nunca.
 
¿O sí?:
 

sábado, 30 de marzo de 2024

"Wuthering Heights".


 
 
Ayer mi amiga sevillana Clara Vega Rodríguez, a la que no conozco personalmente, me regaló este texto:
 
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"Te recuerdo de otras vidas. De otros amaneceres despertando sobre sábanas de amor. De otros besos que se dieron antes que nosotros.
 
De ti se escribieron muchos poemas y se compusieron millones de sinfonías.
 
Ya ves que el corazón no se ha olvidado aunque el cuerpo que nos habita sea otro. Todavía siento el calor incesante en mi pecho al escuchar tus pasos acercándose y sonrío al verte feliz simplemente existiendo.
 
Por ti, he luchado cada guerra y me he batido en duelo al amanecer, por ti he quemado ciudades enteras y naufragado por mares de la Antigua Grecia por querer volver de nuevo a tus brazos.
 
Bajé al inframundo y acepté las condiciones de Hades de no mirarte hasta que no estuvieras completamente bañado en sol.
 
Ya ves, los contratiempos no hicieron mella en mi amor ni te llevaron al olvido, y aún con todo lo vivido te seguiría esperando y luchando por encontrarte en próximas vidas".
 
Y después puso una canción preciosa de Roy Orbison. Me gusta con estas imágenes de la película "Cumbres Borrascosas" de 1992, con Juliette Binoche y Ralph Fiennes en su mejor momento:
 
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Y yo, en agradecimiento, le regalo esta margarita que arranqué ayer en un jardín. Soy de los que todavía pasea mirando las flores que se encuentra por el camino. Y de los que se da una vuelta por algunos lugares literarios de este mundo, como los páramos de Haworth, en el West Riding de Yorkshire. Hace unos años llegué hasta allí, me senté en una terraza, pedí un café y busqué entender lo que había alrededor, en este caso a Emily Brontë, una mujer del XIX en medio de un mundo masculino, religioso, puritano y autoritario. El entorno social, frío, gris, desangelado y solitario es un reflejo del estado de ánimo de los personajes de la obra y de las emociones y pasiones que estos reflejan. El espacio concebido con gran minuciosidad por Emily Brönte crea la atmósfera perfecta. La novela narra la historia de amor y odio entre Catherine Earnshaw, una joven adinerada, y Heatchcliff, un huérfano acogido. 
 
Es la literatura que queda. En el fondo cada uno de nosotros no es más que eso, un personaje en la mente de un escritor, un nombre real o ficticio en busca de una página en blanco que nos acerque a la inmortalidad.

viernes, 29 de marzo de 2024

"Aquellos besos de Mallorca".

"Eres un intelectual de los pies a la cabeza, mi estimado Justo; y a diferencia de otros, eres abierto, ameno, empático, y proyectas tu felicidad a los demás".
 
Es un comentario de ayer mismo del poeta y abogado Juan Murillo Castrillejo, que viene a las tertulias de Casa Manolo cuando puede desde Collado-Villalba, nada menos que a 50 kilómetros de Madrid (por cierto, la tertulia de este próximo martes será "on line" y en ella vamos a realizar un homenaje a José Félix Sáenz-Marrero, nuestro arquitecto, escritor y contertulio que nos ha dejado hace solo unos días. También recordaremos al escritor Antonio Mata). Además de dar las gracias a Juan por sus bonitas palabras, le diría que soy un romántico empedernido, y por eso me he sacado esta fotografía en un delicioso jardín romántico. Y ahora me tomo un café (cuando no hay café en los hoteles, me voy por ahí en busca de un bar que esté abierto ya a las 7 de la mañana) y escucho una música romántica. Chopin me acompaña desde siempre, como cuento en mi primera novela, "La muerte lenta", 1995, y nunca me ha defraudado. Anoche mismo me decía en un correo Angels Santa Bañeres, la catedrática de Lleida responsable de que me animara a escribir mi último libro, "Un hombre que se parecía a Al Pacino" (2023), que si no descanso ni en vacaciones, y yo le respondí que nunca me olvido de vivir, y escribir es una consecuencia de vivir:
 
¿Recuerdas cuando paseamos por la casa de Chopin en Valldemosa y nos besábamos en un jardín como el de la foto y subidos al coche de caballos alrededor de la catedral de Mallorca?
 

 

jueves, 28 de marzo de 2024

"Ni don Juan ni Casanova, don Quijote".

No puedo evitar ayudar a la gente que tiene problemas o al menos de intentarlo, ya sean de tipo físico, psicológico o sociológico. Me gusta que la gente sea feliz y siempre he tratado de transmitírselo, con una sonrisa, una clase inteligente y divertida, empujando una silla de ruedas de esa persona que no puede caminar o escribiendo algún poema a una persona tímida para que conquiste a la chica de sus sueños. Es tan hermoso ver a la gente que aprecias sentirse feliz consigo misma, al menos unos instantes. Quizá por eso me he pasado la vida defendiendo a los marginados, a los discriminados, a los homosexuales, a los negros, la libertad de la mujer y el respeto a los valores estrictamente humanos.
 
En su "Teoría de la novela", Lukács la definió como la historia de un héroe problemático que vive en un mundo complejo. Se cuestionan las barreras sociales tradicionales, los valores no son indiscutibles y los individuos ya no encuentran un lugar perfecto en el mundo. Don Quijote es uno de esos héroes, y la suya es la aventura en estado puro, aunque te partan los huesos, los dientes y el alma. Cervantes creía que había escrito un simple divertimento, pero sin el Quijote no se hubieran escrito el Tristram Shandy y Santiago el fatalista, y desaparecería de golpe la literatura inglesa, francesa y española de los siglos XVIII y XIX. Yo no hubiera encontrado sentido a "El idiota" de Dostoyevski, al Pierre de "Guerra y paz" de Tolstói, ni al Larry Darrel de "El filo de la navaja" de Somerset Maugham.
 
Esto lo cuento en mi último libro y de alguna forma siempre lo he sabido, incluso antes de estudiar al filósofo húngaro, marxista y crítico literario de origen judío.
 
Y hablando de instantes, me tomo un café escuchando uno de los momentos mágicos de la música. Una vez viví una historia de amor sustentada en este adagio de Chaikovski, entre otras cosas porque siempre me ha gustado bailar la vida:
 

"En el Día Mundial del Teatro".

Ya que dije en la entrevista de la Ser de este fin de semana que el teatro nunca morirá por mucha IA que nos inventemos y siempre me veo como un actor en la Universidad delante de mis alumnos, qué mejor que celebrar el Día Mundial del Teatro yéndome a uno de los Corrales de Comedias más antiguos de España (aunque diluviara por toda la Mancha), nada menos que de 1628, el único conservado por completo y donde tanto se representó a Tirso, Lope y Calderón. Ahora mismo se está representando "La Celestina".
 
Yo no sería una buena Celestina. Mis amigos suelen decir que me va más el papel de don Juan o de Casanova.
 
Pero es un bulo.
 

 

miércoles, 27 de marzo de 2024

"Antonio y Patxi".

 

 
Corría el mes de mayo del año 2016 cuando Antonio Mata Huete me pidió que presentara su novela "Baccanale" (Izana) en la librería Lé del Paseo de la Castellana de Madrid. Recuerdo que era un viernes y había llovido o quizá estaba a punto de hacerlo. Junto a nosotros estarían el cantautor y profesor Patxi Andión y la periodista de radio Rosa Maria Aranda. También recuerdo que lo que a mí me apetecía era subirme al coche e irme de viaje por ahí. A pesar de que soy un tipo sociable y conozco y he conocido a muchísima gente, a veces me gusta estar solo, y perderme por el mundo mientras observo en silencio a la gente, leo y escribo. Es la única manera que conozco de escribir una obra que pretenda ser lúcida, coherente y exigente. Sin embargo, la velada resultó muy agradable, así que hice bien en pasarme por aquella librería. Desde Toledo a Arromanches, la costa de los acantilados, hasta llegar a la deseada Florencia, en los años convulsos en que los Camisas Negras sembraban el terror fascista. Tocando con los dedos la piel del David de Miguel Ángel, al tiempo que nos vemos reflejados en las aguas del Arno, mientras resuenan aún los pasos de Brunelleschi en el Ponte Vecchio. El lenguaje es el que puede salvar al mundo, el del arte en Italia y Toledo, el lenguaje de la música de Chopin y de Mahler, de la filosofía de Nietzsche y Heráclito... Todo eso es "Baccanale", el gran legado de Antonio a la literatura, una novela extraordinaria.
 
Patxi Andión era uno de los amigos íntimos de Antonio y desde que me senté a la mesa me percaté del gran cariño que existía entre ellos. Nos dejó a finales del año 2019. Desde ayer seguro que los dos amigos se han reencontrado en uno de esos lugares por donde pasearon tantas veces, y estoy seguro de que el cantante canta al escritor una canción como esta, que se inicia con un rotundo "en Madrid":
 

martes, 26 de marzo de 2024

"Soy un escritor romántico y primaveral".

Qué le voy a hacer yo si me gustan los animales y me enamoré de adolescente de Goethe y su "Werther", de Lamartine y su "Jocelyn", de Chateaubriand y sus novelas breves "René" y "Atala". Todas ellas las recuerdo leyéndolas, a las orillas del río Tiétar, en mis veranos de los quince y dieciséis años de los meses de junio a septiembre, al pie de la sierra de Gredos, con las hormigas subiendo y bajando ricamente por mis pies descalzos. A la vez se apoderaban de mis sentidos Beethoven, Schubert, Berlioz, Chaikovski, Chopin, Wagner, Liszt, Brahms, Verdi, Puccini, Bruckner o Mahler.
 
Mientras me tomo un café en este martes de primavera me acuerdo de una tarde de domingo de aquellos diecisiete o dieciocho años en la que algunos amigos quedaron por la zona de Orense para tomar algo y ver si ligaban, me dijeron por teléfono (en aquellos teléfonos fijos que ya no usamos apenas). Yo les dije que prefería quedarme en casa escuchando y estudiando "El anillo del nibelungo", más o menos como se refleja en este video:
 
Con el paso de los años escuché la Tetralogía en el Metropolitan de Nueva York:
 
¿Me habré perdido muchos ligues, como los de aquellos amigos de mi juventud, por quedarme escuchando a Wagner?
 

 

lunes, 25 de marzo de 2024

"Te acabo de escuchar en la radio".

Me escribió un Wasap mi amiga Bárbara, a la que hace tiempo que no veo, aunque me felicita siempre por mi cumpleaños y por el Año Nuevo. Serían las cinco de la tarde, yo estaba leyendo tumbado en un banco de cualquier ciudad, y acababa de hablar en el programa de cine "Sucedió una noche" de la cadena Ser, diciendo que me doy un aire a Al Pacino (sobre el minuto 30):
 
Ahora me tomo el primer café de un lunes de Semana Santa en el que parece que va a llover y veo en Youtube el final de una película que aparece en el reportaje, ya que el periodista Elio Castro ha mezclado, deliciosamente, mi voz con escenas de varias películas:
 
¿Quién ha dicho que la vida no puede ser una película?
 

 

domingo, 24 de marzo de 2024

"Nunca más volveremos a tener 15 años".


 
Amanece un hermoso domingo de primavera y escucho en la radio (siempre me despierto con Radio Clásica, esté donde esté, incluso en el extranjero) que ayer murió la actriz Silvia Tortosa con 77 años. La recuerdo de la TV en blanco y negro de mi infancia y también de que participó en la película "Asignatura pendiente", de Garci. Y la vi subida en los escenarios interpretando "Las cítaras colgadas de los árboles", de Gala, "El adefesio", de Alberti o el "Tirano Banderas" de Valle, y después la perdí la pista. De repente recuerdo que la cito en uno de los relatos de mi último libro.
 
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"El hombre de moda".
 
Fue una de las primeras cosas que me dijeron mis alumnos cuando empecé a dar clase como profesor en la Universidad con veinticinco años. Después llegaron otros apelativos como yuppie, por aquello de ser bróker, y “Sr. Keating”, el protagonista de "El club de los poetas muertos", con aquel genial Robin Williams con el que me han identificado varias generaciones de alumnos. Todavía no había visto "El hombre de moda", la única película de Fernando Méndez-Leite, un profesional de RTVE que fue profesor de Teoría del Cine en la Universidad de Valladolid y desde junio de 2022 presidente de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas de España.
"El hombre de moda" se estrenó en 1980 y está interpretada por Xabier Elorriaga, un actor carismático durante la Transición, con el que pudo contar Amenábar en "Tesis", su primera película. Después de que su mujer le deje, Pedro decide regresar a Madrid y recuperar su antiguo empleo como profesor de literatura española de COU en un Instituto femenino. Lo primero que hará será hablar a sus alumnas de "Los gozos y las sombras", de Torrente Ballester, uno de los escritores que más aprecio, y en seguida se saltará el programa para comentar aspectos de las novelas "Lolita" y "El barón rampante". En cierto momento se fijará en Aurora, una refugiada de la dictadura argentina, que dará un vuelco a su vida, interpretada por Marilina Ross. Veremos también a Carmen Maura, Maite Blasco, Isabel Mestres, Walter Vidarte, Miguel Rellán, Alicia Sánchez, Antonio Drove (el director de cine con una escena fantástica hablando de "El hombre que mató a Liberty Valance"), Isabel Luque, Luis Politti, Pep Munné, José Luis Cuerda y Silvia Tortosa. En cierta manera todos forman parte de mi memoria de adolescente cinéfilo. El año 2017 la repuso RTVE en la 2, y la presentó el propio Méndez-Leite.
 
La vi ayer por primera vez en Movistar durante una tarde de mucho calor en España. Ahora me tomo un café y escucho en la radio que van a cerrar otros dos cines en Madrid, y pienso que empiezo a no estar de moda. Aun así no me arrepiento de lo que he leído ni del cine que he visto en mi vida".
 
("El hombre de moda", de "Un hombre que se parecía a Al Pacino", 2023, pp. 23 y 24).
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El instituto femenino de la película era el Lope de Vega, que está en la calle San Bernardo, y es cierto que tan solo estudiaban chicas. Mientras acababa mi libro, me di una vuelta por su interior para ver cómo estaba. Por otra parte "Asignatura pendiente" empezaba con la canción "15 años tiene mi amor" del Dúo Dinámico. Sonia y yo nos dimos un beso adolescente con 15 años, en seguida se terminó el verano, regresamos de la sierra y no volvimos a vernos. Muchos años después nos cruzamos en el Metro, pero creo que no me reconoció. Entonces la convertí en la Ofelia de mis "Cuentos de los otros".
 
Aquellos 15 años:
 

sábado, 23 de marzo de 2024

"Mi entrevista en la cadena Ser".



 
Ya comenté que grabé la entrevista hace unas semanas y la emiten esta noche y mañana domingo por la tarde. Estuve charlando con el periodista cinematográfico Elio Castro (también es licenciado en Historia de Arte) sobre mi último libro "Un hombre que se parecía a Al Pacino", y un montón de cosas más. Elio tiene una voz preciosa para la radio, y él dijo lo mismo de la mía. El programa de cine de la Ser se llama "Sucedió una noche", y se emitirá esta madrugada de 4 a 5 h. y de nuevo mañana domingo por la tarde de 16 a 17 h. Otro día compartiré el podcast por si os interesa a mis amigos. Y ya que este sábado de primavera se presenta muy agradable (me parece que voy a empezar a usar ya sandalias y pantalón corto), me tomo el primer café del día releyendo uno de los textos cinematográficos y primaverales de mi libro, "Innesfree", de mis viajes por Irlanda. El relato representa adecuadamente mi forma de escribir y entender la literatura, con una historia dentro de otra historia, con el cine y la vida como vasos comunicantes.
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"Innisfree".
 
"Yo era la princesa del poblado, dijo ella. Y yo el héroe que te rescató, dijo él.
 
Al llegar a la isla eligieron unas bicicletas para recorrerla. El viejo fuerte circular del que les habían hablado en el "bed and breakfast" se encontraba a unos quince kilómetros. Ella se puso a tararear la canción de "El hombre tranquilo". Él iba detrás, sonriendo. Dejaron las bicicletas al pie de la colina y subieron corriendo hasta el fuerte.
 
El viento soplaba con fuerza en la cima.
 
Allí se besaron apasionadamente.
 
Gracias por llevarme en tus brazos hasta la edad de hierro, dijo ella. Gracias a ti por elegirme entre tantos hombres, dijo él. Y añadió: Los dioses y los hombres tuvimos el mismo origen. Después vinieron las edades de plata y de bronce. Y naciste tú y yo te rescaté para que dejaras de ser tiempo.
 
Durante el camino de vuelta comenzó a llover con fuerza, pero siguieron pedaleando varios kilómetros.
 
Llevas la camiseta tan mojada como la de John Wayne en la escena de la iglesia de la película, rió ella. ¿Aprovechamos para casarnos, pelirroja?, dijo él. ¿No te importa que sea morena?, dijo ella acercando sus labios húmedos a los de él. Entraron en un pub y se secaron frente a una chimenea.
 
Un tipo cantaba "La isla de Innisfree" acompañándose de una guitarra”.
 
(Cuentos de los otros, 2017, Bartleby, Madrid, p. 49).
 
Hoy es tu día, como también lo es esa escena y lo es esta música, en Connemara, al oeste de Irlanda, en un pueblo que se llama Cong y John Ford llamó Innisfree, y él y ella montaban en bicicleta en una de las islas de Arán, tú y yo, y se ponía a llover y Paqui y yo entrábamos en un pub y nos secábamos frente a la chimenea y un tipo cantaba para nosotros".
 
("Innisfree", de "Un hombre que se parecía a Al Pacino", p. 142).
 
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La película es "El hombre tranquilo" de John Ford, una de las obras maestras de la historia del cine que quise vivir en primera persona. El bar de Pat Cohan sigue existiendo. 
 
En el cine no hay un beso de amor más hermoso:
 

viernes, 22 de marzo de 2024

"Es el mejor profesor del mundo mundial".

Llegan las vacaciones de Semana Santa, pero un profesor nunca descansa, como no lo hace un padre con su hijo o un escritor con los textos que siempre están rondando por su cabeza. A veces me preguntan por qué escribo casi todos los días un post en las redes sociales y siempre respondo lo mismo, porque estoy vivo. ¿Cómo si no hubiera escrito y publicado alrededor de veinte libros a lo largo de mi vida? El amor a tu hijo tampoco descansa nunca, como no lo hace el cariño a tus alumnos. Se es profesor desde que naces, y lo sigues siendo cuando llegan las vacaciones, estés mirando el mar o paseando por la montaña. Me da igual estar sentado en un Café de Montmartre o de paseo por las calles de Nueva Delhi. Siempre llevo un libro en la mano o en el bolsillo de la chaqueta; siempre estoy pensando o escribiendo alguna cosa.
 
Hace unos días una de mis encantadoras alumnas dijo la frase con la que he encabezado el texto. Cuando alguien dice eso de ti a las alumnas de otra clase que no te conocen, puedes hacer dos cosas, o creértelo y que aumente tu vanidad (sabemos que la esperanza no es lo último que se pierde) o hacerte el sueco. También puedes sacarte esa fotografía con tus chicos del Cunef y ponerte a cantar una canción con ellos. Son unos jóvenes fantásticos que siempre se están riendo, como yo. Hablando de alumnas, la semana pasada me encontré en la esquina de casa a Marisa, una de las alumnas que más he querido, a la que no veía desde hacía muchísimos años, ya que ha vivido en París y trabajado cerca del barrio de la Défense. En su día venía a mis tertulias cuando las hacía en la Universidad San Pablo. Su papá es médico en mi consultorio de la Seguridad Social, como su madre y su hermana, médica en el hospital de la Princesa, un lugar donde trabajaba, cuando se llamaba hospital de Diego de León, una de mis primeras novias, Natividad, una chica de León a la que convertí en un personaje de mi novela "La paz de febrero", tras llevármela como médica al hospital de la Paz. La "paz" del título se refería a lo que muchos pedíamos después de la invasión de Irak, al hospital madrileño y también a la personalidad de su protagonista, Luis Seoane. Marisa me comentó que trabaja en Madrid junto a dos hermanas gemelas de su curso a las que también aprecié mucho y que nacieron en un pueblo de Soria donde nació, igualmente, Julián Ruiz, uno de mis amigos filósofos con el que tuve en su día charlas interesantes.
 
Me gusta el mundo. 
 
Y esta es la canción que he estado cantando la semana pasada con varios grupos de alumnos:
 
Con dinero y sin dinero, yo hago siempre lo que quiero y mi palabra es la ley, no tengo trono ni reina ni nadie que me comprenda pero sigo siendo el rey, jeje.
 

 

jueves, 21 de marzo de 2024

"La primavera es una forma de ser".

Ayer llegó la primavera, me rodeé de flores y las regalé. Me gusta regalar y que me regalen flores. Son momentos en los que siempre recuerdo a Bécquer. Uno de los relatos de mi último libro, "Un hombre que se parecía a Al Pacino", habla de ello.
 
"La famosa rima IV de Bécquer asociaba la primavera a la poesía y esta a la música, a un beso y al rostro de una mujer hermosa. Es el tiempo de la juventud, y pienso en ello mientras me tomo el primer café de esta mañana de sábado y escucho a la Joven Orquesta Sinfónica de Galicia interpretando la Sinfonía en re de César Franck, una de las músicas más hermosas y románticas de la historia, en un concierto grabado en 2019. También leo lo que Bécquer escribió en 1871, y a veces me acompaña durante el paseo por el Monte de las Ánimas que tanto le gustaba, junto al arco de ballesta que forma el Duero a su paso por Soria y la ermita de San Saturio, uno de mis lugares de este mundo.
 
                    No digáis que, agotado su tesoro,
                    de asuntos falta, enmudeció la lira;
                    podrá no haber poetas; pero siempre
                    habrá poesía (…)
 
Y yo añado que mientras existan jóvenes que amen la música y la interpreten de esa forma habrá poesía.
 
Bécquer es poesía y Franck, la juventud es poesía y el Duero.
Como la primavera".
 
("A las 10.37 empiezan la primavera y la poesía", "Un hombre que se parecía a Al Pacino", p. 180).
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Ahora son las 7 de la mañana de otra primavera, me tomo un café y suena la sinfonía de Franck que escuché también por primera vez una primavera. 
 
Es una de las músicas de mi vida, de mi forma de ser:
 

"Una tertulia cervantina".


 
Esta es la impresión que me dio hablando ayer por la tarde en Casa Manolo, en el barrio de Argüelles del centro de Madrid, de la novela "Los espíritus de Oksana" del escritor colombiano Giovanni Holguin, aunque lleva más de media vida en Madrid, de la que dice que es la ciudad más abierta y más divertida del mundo. Y por eso invoqué a Cervantes. Y también dije que fue una tertulia que rezumó literatura por los cuatro costados, en la que aparecieron los nombres de Sor Juana Inés de la Cruz, Asunción Silva, Alejo Carpentier, Vargas Vila, García Márquez, Alvaro Mutis, siempre con la sombra de Cervantes en el ambiente, y de la música, puesto que Holguín la incluye en su relato casi antropológico en busca de las raíces sociales, culturales, literarias y musicales de Colombia. Y salió el "danzón" y me acordé de mis clases en la Complutense de "Literatura Hispanoamericana" (disfruté con la asignatura que me explicó la profesora Evangelina Soltero, que casi se apellida como yo) y también de los "danzones" de Arturo Márquez, sobre todo el 2, que Alondra de la Parra dirige con amor, dulzura, sensibilidad e incluso un poquito de erotismo:
 
Sí, esto es una tertulia literaria, amigos míos, mirándonos a los ojos, escuchándonos respirar, interrumpiéndonos, citando a escritores y músicas. Y con una copa de vino en la mesa o el zumo de tomate de mi querido Santiago Martínez o una manzanilla o lo que sea. Así Giovanni se mostró apasionado y enamorado de la literatura, como su presentador Mariwan Shall, y todos los tertulianos, empezando por un dicharachero Javier Del Prado, al que tuve a mi lado. Lo vi más joven, con otro corte de pelo; por lo visto se ha cambiado de peluquero. Tanto Santiago como Javier se ofrecieron a coserme el jersey roto y lleno de agujeros de Zara.
 
Esto es hablar de la vida y del arte.
 
Es el arte de la vida.
 


 
 
 

martes, 19 de marzo de 2024

"El profesor bohemio de primavera en Madrid".

Así es como me llama un alumno mexicano que está de intercambio en mi Universidad (este cuatrimestre tengo bastantes alumnos de México). Algunos días nos encontramos en el 2 después de clase. Me cuenta algunas cosas de su país y también lo que opina de los españoles, siempre tan sonrientes y dicharacheros. El domingo me acordé de estas palabras suyas mientras paseaba por un Rastro lleno de gente, la Plaza Mayor (donde me saqué esa fotografía) y todo el centro. Y me vinieron a la cabeza una canción de amor y unas frases de "El rey Lear". "Si por besarte tuviera que ir después al infierno, lo haría. Así después podré presumir a los demonios de haber estado en el paraíso sin nunca entrar". Como hacía muy buen tiempo pensé en todos los besos que me han dado en mi vida. Me han dado besos de lado, inclinados, directos, bajo presión. También besos superiores, de broche, palpitantes, de contacto, besos para distraer, para encender la llama, besos nominales. Y besos con las pestañas, con un dedo, con dos dedos, los besos que despiertan y demuestran. Besos del recuerdo, transferidos, lacrimosos, al pecho, viajeros y besos sin reloj, muchos besos sin reloj, que son los que más me gustan. 
 
En La Latina se había formado un corro de gente que escuchaba a unos músicos. No tocaron la canción que yo no dejaba de tararear, pero me dio igual. 
 
Sé lo que es una mujer enamorada:
 
 

 

lunes, 18 de marzo de 2024

"Una gaviota de Madrid en Tenerife".


 
 
(Para José Félix Sáenz Marrero, para el que escribí este post hace dos años, un arquitecto y escritor que nació en Madrid y se nos fue ayer en Tenerife).
 
"Algunos de los miembros de la tertulia on line viven en Tenerife y este verano me apetecía darles un abrazo. En realidad eran amigos míos antes que tertulianos, como el ingeniero Chema Menéndez con el que estuvimos el otro día, o José Félix, con el que estuvimos ayer. A Charo Alonso Panero y Javier De la Rosa no pude verlos por diferentes motivos. Durante más de una hora José Félix nos contó en el viejo café del Parque García Sanabria (la fotografía la sacó mi hijo o quizá fuera Paqui), uno de esos lugares tropicales que no me importaría que estuviera en El Retiro, las diversas construcciones que el despacho de arquitectos que abrió su tío abuelo y siguieron su padre, él mismo y ahora su hija tienen por todo Tenerife, como la misma basílica de Candelaria, tan querida en la isla. Hablamos otro rato de nuestra tertulia y de los amigos que José Félix ha podido conocer a través de ella.
 
Me gusta rodearme por la buena gente que hay en este mundo, y escuchar una canción del cantante tinerfeño Caco Senante a la vez que me tomo el primer café de esta mañana. Durante muchos años Paqui y yo fuimos a comer a su restaurante de la calle Echegaray de Madrid. Rodeados de teatros en nuestra buhardilla, que inspiró la buhardilla de mi novela "Poeta en Madrid", nos solían preguntar que si éramos actores de teatro.
 
¿Ponemos algo de salsa a la vida, como esta "Gaviota en Madrid"?
 
Aunque los madrileños no tenemos playa ni mar, en realidad todas las playas y todos los mares son de Madrid, aunque nos pillen un poco lejos".
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Siempre con nosotros, en nuestra tertulia donde estuvo hace una semana tan solo. Hablamos de si había diferencias entre la manera de escribir de una mujer y un hombre y le pedí que nos hablara de las diferencias que encontraba entre la arquitectura de su hija y la suya. Una vez me dijo que le gustaría conocer en persona a todos los tertulianos. La tertulia le había dado la vida desde que con la pandemia la convertí en virtual cada tres semanas. Por eso hubiera querido ir a Italia a conocer a Mirta, y llevar la compañía de teatro de María a Tenerife, e invitar a pasar por "su" isla a Almudena, María José, Pilar, Javier, en fin a todos los tertulianos. Seguro que algún día lo hace, en el lugar en donde esté ahora. 
 
Las gaviotas de Madrid es lo que tienen.