jueves, 23 de enero de 2025

"Una reflexión sobre Estética".


Cuando en 2012 leí mi tesis sobre las novelas de Murakami en la Complutense, uno de los miembros del tribunal, el catedrático de la Universidad de Zaragoza, Luis Beltrán Almería, que es experto en Teoría Estética, comentó que echaba en falta un análisis sobre este aspecto en las novelas del japonés. En el turno de respuestas le dije que me gustaba su comentario y que se notaba que se había leído la tesis (cosa que no siempre ocurre en la Universidad española), pero que había escrito quinientas páginas sobre las novelas de Murakami desde la Heterocósmica de la ficción y de los mundos posibles del teórico checo Lubomír Doležel, y no podía abordarlo todo. También es verdad que me había apetecido escribir la tesis como si fuera una novela, y me tomé unas cuantas licencias, sobre todo en el uso del lenguaje lírico de ciertos pasajes. 
 
Aprovechando la reciente publicación del libro "Paleoarte y Paisaje: una teoría estética" (2024, Editum), de la doctora de la Universidad de Murcia Gabriela Amorós Seller, he buscado el libro póstumo del filósofo alemán Theodor Adorno, "Teoría Estética" (1970), uno de los máximos representantes de la Escuela de Fráncfort y de la teoría crítica de inspiración marxista, para refrescarme las ideas y leer con sentido este libro de Gabriela, puesto que la lectura de las primeras páginas me lo ha recordado. 
 
Adorno articula una explicación teórico-crítica de la base mimética del arte, que es mimético no solo en su contenido, sino también en las actividades estéticas de la actuación y la experiencia. La mimesis estética no es simplemente lo opuesto a la cosificación, sino que es un concepto diagnóstico. La cosificación es el proceso de atribuir forma concreta a un concepto abstracto. Por ejemplo, una rosa roja puede ser una cosificación del concepto de amor. La cosificación es una idea compleja cuando se trata algo inmaterial como material (la felicidad, el miedo o el mal). Hay una relación entre personas en la que una se acomoda a la otra, se identifica con la otra, empatiza con ella. Este proceso imitativo sugiere la explicación de Adorno de la experiencia no idéntica, que implica que los sujetos se ajusten a un momento que ellos mismos no son. Platón denunció la mimesis como una mera copia de una copia. Pero Aristóteles lo consideró central para la capacidad y método de aprendizaje. El rechazo de Adorno a la mera representación como una cualidad genuinamente estética lo lleva a un tajante repudio de la fotografía como forma de arte, con lo que criticaría a Benjamin en este sentido.
 
Esto me lleva al libro "Los papeles de Walter Benjamin", del profesor, escritor y a veces tertuliano Demetrio Fernández-González, que acaba de publicar con la editorial Pygmalión, y que me llegó antes de ayer. Cuando lo lea le pediré que lo presente en nuestra tertulia, ya que tengo un cariño especial a Benjamin.
 
Escribo todo esto escuchando esa particular declaración de amor entre Du Pré y Barenboim, con el concierto de cello de Elgar como representación mimética de la rosa, es decir, del amor:
 

miércoles, 22 de enero de 2025

"Ayer nos visitó un ángel de la poesía española".

 

Yo le llamo la "voz" de nuestra poesía, amigo y discípulo de Vicente Aleixandre, un poeta que está llegando a la "esencia" libro tras libro, cerca ya de sus 83 años. 
 
"La lectura nos permite estar en determinados lugares de un modo casi físico. Podemos ver la luz de un atardecer y sentir una brisa marina, escuchar unas voces como si estuviéramos muy cerca de ellas. Hay páginas de una novela que se transforman en habitaciones o jardines, todo gracias a la fuerza del lenguaje que desaparece como tal cuando al entregarnos a él sentimos, no solo cómo nombra una cosa, o una calle, sino que se hace tocable la misma cosa nombrada y habitamos la calle.
 
El viaje a algunos lugares que propicia la lectura no se quedan en la manifestación exterior de una ciudad o un paisaje hermosos, en los límites de un territorio, sino que se funde con la vida de sus pobladores, y participa de los pensamientos y deseos más íntimos de la obra de ficción, capaz de suspender en más de una ocasión nuestros sentidos. Basta para ello que las conductas de los personajes sean verosímiles. Hasta puede llegar un momento en que, si nuestra conversación es intensa, nos olvidemos del tiempo real y nuestro reloj marque la hora de los seres creados por el autor. Por eso no importa que sean ya las dos de la mañana y tengamos que madrugar. ¿Hay acaso dicha mayor, aprovechamiento mayor de la existencia que la que nos regala un libro? Quien lee vive más. Y así es más feliz. ¡Feliz descanso al lado del resplandor de la tinta!"
 
Este es el "introito" del último libro publicado por Javier Lostalé, "La morada infinita. Quien lee vive más 2" (2024, Polibea), que ayer por la tarde nos leyó en la tertulia de Casa Manolo, en una calle Princesa regada por la lluvia. Nos leyó más cosas y le preguntamos también muchas cosas, sobre su vida y su trabajo en los programas de libros de Radio Nacional. Y nos contó cómo y dónde han leído los grandes escritores de la historia, y yo aproveché entonces para que todos los tertulianos nos dijeran dónde y cómo leen ellos. En cierto momento me vino una música a la cabeza. Mi madre me puso este Adagio de Rachmaninov para que lo escuchara por primera vez, de pequeño, tras prepararme unas galletas María rellenas de mermelada de melocotón:
 
Nuestra tertulia es un poco eso, unas galletas María rellenas de melocotón y Khatia Buniatishvili tocando el piano.
 
Quien lee vive más.
 

 




martes, 21 de enero de 2025

"Los dos amantes de Anaga".

 

Dos amantes tiene el mar, dice la canción. No son perlas ni sirenas, añade. La primera vez que descubrí este lugar (que volví a visitar a primeros de este año) me fui caminando por un pequeño sendero entre la tierra y el mar, desde la última playa, la de Benijo, una playa de nudistas, hasta los dos roques que se ven al fondo de la foto. Me bañé en una cala que había junto a los dos amantes ensimismados y observé que sonreían y se besaban. A veces cuando dos personas se encuentran el mundo desaparece para ellos, a pesar de que no sean completamente conscientes de que han encontrado su propio mundo. Claro que pasan cosas, pero ellos solo son conscientes de la magia que les ha ocurrido. Es cuando nace la utopía de la isla, de la recuperación de un solo cuerpo como decía Platón a partir de dos cuerpos. Y de alguna forma adquiere sentido el mito de la eternidad. Al regresar, había subido la marea y se había borrado el camino. Tuve que trepar por la ladera de la montaña para que no me arrastraran las olas, pero me dio tiempo para darle la mano a ella:
 
Para que luego digan que no existe algo más.

lunes, 20 de enero de 2025

"Eres el hombre más sexy y guapo de Madrid".


 
Dijo anoche por aquí la asturiana Isabel Menéndez Menéndez. Lo leo mientras me preparo el primer café de un lunes de invierno en el que va a llover, lo cual le añade cierta dosis de romanticismo, y pienso un poco en la frase antes de ponerme a corregir exámenes. Aparte de la exageración de los dos adjetivos de Isabel, ya que me voy haciendo mayor y el tiempo no perdona, supongo que por sexy se refiere a una persona que lee, escribe, estudia, da clase y camina por la vida con absoluta libertad e independencia. Que prefiere reunirse con poetas en vez de con políticos y capitalistas, como ocurrirá mañana en la "tertulia de los amigos de Justo", ya que en Casa Manolo, Princesa 83, a las 18.30 h. nos visitará el poeta Javier Lostalé (Madrid, 1942). Estudió Derecho, aunque ha desarrollado la mayor parte de su vida laboral en Radio Nacional, donde creó y dirigió con Ignacio Elguero el programa cultural "La estación azul", donde aún colabora, y presentó "El Ojo Crítico". Fue discípulo de Vicente Aleixandre, miembro de la llamada generación de los 70 y escribe una poesía que ha depurado libro tras libro hasta llegar realmente a lo esencial, como ocurre con las grandes obras de los grandes escritores. Esta vez nos traerá su última obra editada "La morada infinita. Quien lee vive más 2" (2024, Polibea), un libro delicioso. Y supongo que ser sexy también es que te guste gente como el sensual, apasionado y romántico Chaikovski. Como siempre dicen que tengo pinta de italiano, ayer me paseé por las montañas de Italia sin salir de Madrid gracias a la sinfonía "Harold en Italia" de Berlioz, que escuché en el Auditorio Nacional de Música interpretada maravillosamente por la Orquesta de Castilla-León, y después dejé volar mi mente por el apasionado mundo de Chaikovski y, de nuevo, de lord Byron. Ahora lo que hago es escuchar la versión también estupenda de la Orquesta Sinfónica de Milán Giuseppe Verdi en manos de la directora chino-norteamericana Xian Zhang (1973, Dandong) la primera mujer en ser la directora titular de la Orquesta Sinfónica de la BBC en Gales:
 
En lo de guapo no me meto, ya que como dijo David Lynch el mundo entero es salvaje en el corazón y extraño en la superficie, pero quizá una persona sea sexy si tiene una mente universal.

domingo, 19 de enero de 2025

"Más opiniones para mi retrato, por Edita Brocos y Eulalia Oviaño".


 
"Tierno amor te miro
con esos grandes ojos
y me desdigo de la ira".
 
Esto tan hermoso y poético me lo ha escrito por aquí Edita Brocos, ante esta foto que compartí a las puertas del Auditorio Nacional de Príncipe de Vergara, donde había ido para escuchar a Wagner y al que volveré dentro de un rato para escuchar a Berlioz y Chaikovski. En ese sentido, Eulalia Ovaño comentó que es la foto que debería dejar siempre como portada. Ayer sábado lo recordé mientras mis alumnos hacían uno de los primeros exámenes de 2025. Hacía un frío tremendo a las ocho de la mañana en la Ciudad Universitaria, y mientras miraba a mis alumnos, me dio por pensar en las palabras de Edita. La ira puede ser o no un pecado (nunca me he metido en las cuestiones morales de cada persona), pero es uno de los mayores errores de los seres humanos. Si mis grandes ojos de miope desde la niñez pueden provocar esas palabras de Edita, me alegro de tenerlos y de que me los regalaran mis padres. Y hablando de Chaikovski, por el camino a la Facultad fui escuchando su primera sinfonía, "Sueños de invierno":
 
El primer movimiento, allegro tranquilo, se titula “Sueños junto a un camino barrido por el viento”. El primer tema es presentado por la flauta y el fagot. El clarinete presenta el segundo tema, ampliamente melódico también con sabor ruso. Durante la sección de desarrollo se escuchan frases habituales de sus posteriores obras. El viento invernal no puede impedirnos soñar. El segundo movimiento, adagio cantabile ma non tanto, nos habla del “País de desolación, país de niebla”. Después de una tranquila introducción mediante la cuerda, el oboe presenta el tema principal, un característico y hermoso tema de sabor ruso, con una amplia y soñadora melodía, que luego toma la orquesta. Se siente el calor del hogar mientras la nieve cae en el exterior. El scherzo es una adaptación de su sonata para piano en do sostenido menor, a la que añadió un nuevo trío. El tema es rítmico y más contenido. Acaba con una amplia coda en la que interviene un solo del violonchelo. El final de la sinfonía es un andante lúgubre que expresa el frío glacial del invierno, seguido de un allegro que posee un enérgico tema principal, seguido de un folclórico tema ruso. 
 
En esto pensaba cuando iba a mi examen y escuchaba la música en el coche. Esta música es la representación de una atmósfera, de una forma de respirar y de sentir el mundo. Es el sentido y la sensibilidad del alma humana, aspectos que siempre tengo presentes cuando escribo.

sábado, 18 de enero de 2025

"Cuando me pierdo por las montañas de la imaginación".


 
Ayer me perdí por la sierra, subiendo y bajando montañas solitarias. Por la tarde me llegó un correo de la Orquesta Nacional de España. Este fin de semana interpreta obras de Berlioz y Chaikovski, y pienso escucharlas el domingo en el Auditorio de Príncipe de Vergara. Antes de leer las notas al programa me vinieron tres nombres a la cabeza, los de un poeta, un pintor y un músico, es decir, lord Byron, Turner y Berlioz. Una de las obras tempranas de Turner es "La peregrinación de Childe Harold a Italia" (1832), un tema sacado de la literatura del también romántico Lord Byron, uno de sus ídolos. El pintor refleja la panorámica de un valle casi imaginario con un recodo fluvial medio humeante y remarcado por montañas. Un pequeño grupo descansa en el camino, en una visión muy romántica. A su vez Berlioz escribió su Segunda sinfonía para viola basándose en esta historia. A veces me dan ganas de ser un romántico como lord Byron que se pierde en las montañas, como Harold, como Manfred (la obra que Chaikovski escribió sobre otro poema de lord Byron y que también escucharé mañana). En la obra de Berlioz el primer tiempo se titula "Harold en las montañas. Escenas de melancolía, de felicidad y de alegría". El segundo lo denomina "Marcha de peregrinos que cantan la plegaria de la tarde". El tercero "Serenata de un montañés de los Abruzzos para su amada". Y el cuarto "Orgía de bandidos, recuerdos de las escenas precedentes". Por si ello fuera poco, hay, además, algunas acotaciones o didascalias en diferentes pasajes dentro de los cuatro ámbitos sonoros:
 
Lo que me gusta es perderme por ahí, no tomarme demasiado en serio ni el trabajo ni el dinero, el poder o la fama. Y por supuesto no tomarme demasiado en serio a mí mismo. A veces me pierdo solo. Es importante estar solo de vez en cuando para comprender el mundo.



viernes, 17 de enero de 2025

"Anda que no te gusta que te regalen la oreja".

 

Esta frase me la han dicho muchas veces. En realidad me gusta que lo hagan porque soy muy mimoso y siempre me han mimado mucho. También me apetece que me regalen todo tipo de cosas hermosas, besos, abrazos, deseos, poemas, retratos, foulards, pajaritas, flores, plantas, libros, discos, canciones (al oído, claro). Me parece que la vida de cada persona podría resumirse en los regalos recibidos a lo largo de ella. La foto es de "Terciopelo azul", una de las películas más perturbadoras e inteligentes que he visto, la obra maestra de David Lynch, un poeta del cine que casi siempre está presente en lo que escribo. Va por Lynch y su "Cabeza borradora", "El hombre elefante", "Corazón salvaje", "Una historia verdadera", "Mulholland Drive" y por los que miran el mundo de otra forma, los que crean y no imitan, los que usan todo su imaginario particular (imaginación y fantasía) y transformen el tiempo y el espacio creativos. La oreja es una abertura en una parte del cuerpo, un agujero hacia otra cosa, se asienta en la cabeza y va directa a la mente. Es algo simbólico que conduce a Jeffrey, el protagonista, al peligro. La cámara no vuelve a señalarla hasta el final de la película. Cuando Jeffrey finalmente sale ileso de su terrible experiencia, la toma se repite, solo que al revés, se acerca a la propia oreja de Jeffrey mientras se relaja en su jardín en un día de verano. Lynch estaba tan obsesionado con la prótesis de oreja que también apareció en un episodio de "Twin Peaks".
 
Lo demás es Isabella Rossellini, la bellísima hija de Ingrid Bergman y Roberto Rossellini. 
 
 

jueves, 16 de enero de 2025

"Siempre me ha gustado colarme en las fiestas".


 
El domingo pasado Antonio Beltrán Vidal, amigo de esta red social, pero al que aún no conozco personalmente, me envió la fotografía del último libro que he publicado, con las siguientes palabras (me gusta ese lápiz que aparece entre sus páginas, lo que significa que está subrayando y tomando notas):
 
"Madre mía, Justo. Esto es la vuelta al Universo en un solo libro. Estoy leyéndolo por fin, estoy encantado de la vida. Mil gracias".
Me gusta la alusión que hace a la vuelta al Universo en un solo libro porque esto es lo que busco cada vez que escribo, "la universalidad de la belleza", intentando crear objetos estéticos con capacidad de "sugerencia sentimental" para el que los lea, como diría mi maestro Antonio García Berrio. Este es el sentido que tiene la literatura. No me molestan las críticas de la posmodernidad a esa universalidad, que podrían comenzar en Nietzsche y terminar en Derrida, pasando por la Teoría de la Recepción. Mi mente, que también es científica y posee un sentido holístico de la realidad, lo que hace es asimilarlas, incluirlas también en ese "universo" de la creación. Y por eso ahora me tomo el primer café de la mañana pensando que es bonito que tu lector esté "encantado" de la vida leyendo tu libro. Como dijo Eloy Tizón en nuestra última tertulia, es hermoso que un lector te escriba un correo electrónico, desde donde sea, desde cualquier lugar de España o del extranjero, y te comente las impresiones que obtiene de la lectura de tu libro. Antes se mandaban cartas a los artistas (casi como las de amor de Cecilia en noviembre), y ahora Wasaps, correos electrónicos o mensajes por Facebook, Instagram o Linkedlin). Como me dijo el otro día un compañero muy majo de la Universidad para felicitarme el Año Nuevo, que ha sido mi jefe durante unos años (y a pesar de ello me cae bien), "Justo, sigue colándote en todas las fiestas, que es como colarte en la mente de cada lector":
 
A lo largo de mi vida me han echado (y me he echado) de muchos trabajos, pero de lo que nadie me ha echado es de su corazón.

miércoles, 15 de enero de 2025

"Una tertulia deliciosa con Eloy Tizón".


 
Eloy no solo es uno de los mejores escritores de este país, sino un tipo encantador con el que se puede estar dos horas hablando de literatura (y de la vida) y no dejar de aprender y reír y sonreír con él. Ayer por la tarde no solo hablamos en Casa Manolo, Princesa 83, en ese café donde iban Neruda, Sampedro, Saramago, Rosales, Pombo y todos mis amigos que se dejan seducir por el placer de la palabra, de su último libro de cuentos, "Plegaria para pirómanos" (2023, Páginas de Espuma), y de los secretos de su escritura, sino que lo hicimos de la alta literatura, de esa profundidad literaria y creativa que siempre reclamo allá por donde voy y me muevo, en las obras y sus presentaciones, en las reseñas y en los artículos académicos. Lo primero que hice -después de hablar un poco de sus obras a mis amigos- fue preguntarle por su Poética, ya que como solía decirnos otro de mis maestros en esto de la literatura, Ángel García Galiano, que me dio clases de Teoría de la Literatura y de Lenguaje Literario en la Complutense, "todo buen escritor tiene su propia poética de la ficción", o, dicho de otro modo, "dime a quién lees y te diré cómo escribes". Y Eloy fue analizando sus libros, desde "Velocidad de los jardines", de 1992, hasta la actualidad mientras respondía a todas las preguntas y las intervenciones de los tertulianos, se refería a las diferencias estilísticas entre su último libro de cuentos y el anterior, "Técnicas de iluminación" (2013) y entre todos los amigos dábamos un repaso a la situación actual de la literatura, al hecho creativo, al discurso literario, al tiempo y el espacio. Como dice Borges en "El Aleph" (y comenté en algún momento) "lo que vi fue simultáneo, lo que escribo es sucesivo, porque el lenguaje lo es", como nuestra propia tertulia, simultánea y sucesiva a la vez. Los libros son gente, dijo Eloy y también lo dice Dersu Uzala, el personaje de Kurosawa, refiriéndose a los árboles, los ríos y la Naturaleza en su conjunto. 
 
Después de todo, donde mejor se está es en casa, como asegura Dorothy, el personaje de Judy Garland en "El mago de oz", es decir, en nuestra tertulia:
 
Gracias a la literatura quizá podamos saber algún día qué hay más allá del arcoíris.
 

 




martes, 14 de enero de 2025

"Eloy Tizón en la tertulia de los amigos de Justo".


 
Hoy vuelve la tertulia a Casa Manolo, calle Princesa 83, como todos los martes a las 18.30 (cada tres martes es "on line"), y nos visitará Eloy Tizón, uno de los grandes escritores de este país, para hablarnos de su último libro de cuentos, "Plegaria para pirómanos" (2023, Páginas de Espuma). Eloy (Madrid, 1964) es autor de tres libros de cuentos, "Velocidad de los jardines" (1992), "Parpadeos" (2006) y "Técnicas de iluminación" (2013), de tres novelas, "Seda salvaje" (1995), "Labia" (2001) y "La voz cantante" (2004), y del ensayo literario "Herido leve. Treinta años de memoria lectora" (2019).
 
Esta es una reseña que hice de su Plegaria:
 
En esta fotografía estoy con él en la biblioteca del Retiro. Cuando yo era pequeño ahí se encontraba la Casa de Fieras (luego se trasladó al Zoo actual de la Casa de Campo). Evidentemente ni Eloy ni yo somos ninguna fiera, sino dos tipos a los que nos gusta la literatura, la buena literatura, aunque también tenemos sentido del humor, así que podríamos volver al Zoo en compañía de Camille Saint-Saëns, jeje (todo el que quiera pasarse, está invitado, por supuesto):
 

"Quien no inventa no vive o un paseo por la vida y por la literatura de Ana María Matute en el Cervantes".


 
Este año se cumple el centenario del nacimiento en Barcelona de una estimable escritora española. Entre otras obras escribió una trilogía titulada "Los mercaderes" ("Primera memoria", "Los soldados lloran de noche" y "La trampa"), sufrió una depresión a lo largo de muchos años y pasó de la "literatura realista" de la posguerra a la "fantasía épica" de "Olvidado Rey Gudú" (en la última foto). Entre las fotos de la exposición me encontré a dos de los escritores españoles que más admiro y que he estudiado, sobre los que he escrito varios trabajos académicos, Carmen Martín Gaite y uno de los mayores genios de la literatura española, Gonzalo Torrente Ballester (en la segunda y la tercera fotos). En la primera aparece un tipo al que le gusta mucho hacer el tonto, aparte de estudiar, escribir, dar clase, viajar y amar. Y escuchar a Wagner, como el dúo del segundo acto de "Lohengrin", que no me canso de escuchar, sobre todo si lo canta Waltraud Meier, por otra parte la mejor Isolda que he escuchado nunca:
 
Porque yo con Isolda me transformo en Tristán y me voy con ella al Segundo Círculo del infierno de la "Comedia" de Dante; sí, el de los pecadores, de amor:
 

domingo, 12 de enero de 2025

"Soñando con el Soneto 104 de Petrarca".


 

Hoy he soñado que Murakami y yo escuchábamos la misma música de Liszt. Paseábamos por una playa hablando de algunos escritores del XX que nos gustan a los dos, como Thomas Mann o Scott Fitzgerarld, pero él no quiso salir en la fotografía. Según mi maestro de Crítica y Teoría Literaria, Antonio García Berrio, uno de los mayores expertos del mundo, en los sueños radica una parte de la obra literaria posterior en relación a la imaginación que, junto con la fantasía (es un elemento diurno y no nocturno), conforman el "imaginario" de cada escritor, una de las tres patas de su Sentimentalidad creativa. Esta es la música que he soñado esta noche, interpretada por un ángel que se llamaba Horowitz, con unas manos que podrían ser las de Rilke, y que Murakami usó en su novela "Los años de peregrinación del chico sin color":

https://www.youtube.com/watch?v=qtqmnnZhjfU

Y este el soneto de amor platónico del Cancionero de Petrarca (1470), de ese amor cortés del que tuve que examinarme cuando hice la carrera de Literatura, en torno a la "Cárcel de amor" (1492), de Diego de San Pedro. Durante el examen no recordaba si esta historia de amor entre Leriano y Laureola terminaba bien o no, pero al final aprobé:

"Pace non trovo, e non ho da far guerra;
E temo e spero, ed ardo e son un ghiaccio;
E volo sopra ´l cielo e giaccio in terra;
E nullo stringo, e tutto il mondo abbraccio;

Tal m´ha in prigion, che non m´apre, ne serra;
Ne per suo mi riten, ne scoglie il laccio;
E non m´ancide Amor, e non mi sferra;
Ne mi vuol vivo, ne mi trae d´impaccio.

Veggio senz´occhi, e non ho lingue e grido;
E bramo di perir, e cheggio aita;
Ed ho in odio me stesso, ed amo altrui;

Pascomi di dolor, piangendo rido;
Equalmente mi spiace morte e vita,
In questo stato son, Donna, per vui".

[No tengo paz ni puedo hacer la guerra;
temo y espero, y del ardor al hielo paso,
y vuelo para el cielo, bajo a la tierra,
nada aprieto, y a todo el mundo abrazo.

Prisión que no se cierra ni des-cierra,
No me detiene ni suelta el duro lazo;
entre libre y sumisa el alma errante,
no es vivo ni muerto el cuerpo lacio.

Veo sin ojos, grito en vano;
sueño morir y ayuda imploro;
a mí me odio y a otros después amo.

Me alimenta el dolor y llorando reí;
La muerte y la vida al fin deploro:
En este estado estoy, mujer, por ti].

.................................................

Sí, en otra vida yo debí ser italiano. Cómo no voy a estar permanentemente enamorado.

sábado, 11 de enero de 2025

"¿El poeta liga más?"


 
 
Me hago esta foto en el llamado Soho madrileño, en la Plazuela Trans. Acabo de pasar por la Facultad donde estudié la primera carrera, entre Bilbao y Alonso Martinez, y me he acordado de unos compañeros de 1° con los que salí alguna vez. Siempre querían ligar en los bares y me pedían que escribiera poemas a las chicas que nos encontrábamos. Era una manera de romper el hielo.
 
-Este poema es para vosotras, les decía, y empezábamos a hablar. Luego se acercaban mis compañeros.
 
Dejé de escribir poemas cuando comprendí que lo que las chicas querían era hablar, tener conversaciones interesantes, y la verdad es que a mí siempre se me ha dado muy bien hablar. Y me dediqué a escribir novelas.
 
Sigo caminando y me meto en el Cervantes, donde veo que hay una exposición sobre Ana María Matute. A la salida me quito el chaquetón. Hace sol y se está muy bien por la calle Alcalá. Un organillero toca un pasodoble:
 
 
Todo está en su sitio.

"Un paseo por Aranjuez y la camisa del hombre feliz".


 
Ayer por la tarde me fui a comer una torrija al Rana Verde, junto al Tajo. En su día di clase a la hija de los dueños. Me fijé en la mesa de la terracita donde conocí una tarde de verano a José Luis Sampedro (cuarta foto), al que luego invité a mi tertulia literaria para que nos hablara de "La sonrisa etrusca" y "La vieja sirena". También me fijé en una foto de Peter Handke, en la cristalera sobre el río (tercera foto), y recordé algunas de sus novelas cortas a las que llegué tras leer a su maestro Thomas Bernhard. No me he olvidado de "El momento de la sensación verdadera", "La mujer zurda" y su obra de teatro "Los hermosos días de Aranjuez". En la Universidad Rey Juan Carlos de esta ciudad he dado algunas conferencias, y he comido chocolate con churros en su plaza. También he asistido a alguna de las fiestas que daba en esta ciudad Pedro Trapote, el dueño de Joy Eslava y Pachá, cuñado actual de Felipe González, íntimo de Juan Carlos de Borbón y propietario de la chocolatería más famosa de Madrid, la de San Ginés.

Sentado a la mesa, con una manzanilla y la torrija, estuve leyendo "La camisa del hombre feliz", de Tolstói. Es uno de los cuentos más bonitos que me contaron de pequeño y que ayer recordó por aquí M Jesús Egmont a propósito de mi post sobre "la alegría". A Tolstói le agradezco muchas cosas, sobre todo haber escrito "Guerra y paz". Admiraba mucho a Beethoven, y eso también nos une. El otro día la escritora y tertuliana Carmen Sogo me hablaba de lo que gustaba a su hija "Para Elisa", que había tocado desde niña:
 
Este es el cuento de Tolstói:
 
"La camisa del hombre feliz".
 
En las lejanas tierras del norte, hace mucho tiempo, vivió un zar que enfermó gravemente. Reunió a los mejores médicos de todo el imperio, que le aplicaron todos los remedios que conocían y otros nuevos que inventaron sobre la marcha, pero lejos de mejorar, el estado del zar parecía cada vez peor. Le hicieron tomar baños calientes y fríos, ingirió jarabes de eucalipto, menta y plantas exóticas traídas en caravanas de lejanos países. 
 
Le aplicaron ungüentos y bálsamos con los ingredientes más insólitos, pero la salud del zar no mejoraba. Tan desesperado estaba el hombre que prometió la mitad de lo que poseía a quien fuera capaz de curarle.
 
El anuncio se propagó rápidamente, pues las pertenencias del 
gobernante eran cuantiosas, y llegaron médicos, magos y curanderos de todas partes del globo para intentar devolver la salud al zar. Sin embargo fue un trovador quien pronunció:
 
—Yo sé el remedio: la única medicina para vuestros males, Señor.
Solo hay que buscar a un hombre feliz: vestir su camisa es la cura a vuestra enfermedad.
 
Partieron emisarios del zar hacia todos los confines de la tierra, pero encontrar a un hombre feliz no era tarea fácil: aquel que tenía salud echaba en falta el dinero, quien lo poseía, carecía de amor, y quien lo tenía se quejaba de los hijos.
 
Mas una tarde, los soldados del zar pasaron junto a una pequeña choza en la que un hombre descansaba sentado junto a la lumbre de la chimenea:
 
—¡Qué bella es la vida! Con el trabajo realizado, una salud de hierro y afectuosos amigos y familiares ¿qué más podría pedir?
 
Al enterarse en palacio de que, por fin, habían encontrado un hombre feliz, se extendió la alegría. El hijo mayor del zar ordenó inmediatamente:
 
—Traed prestamente la camisa de ese hombre. ¡Ofrecedle a cambio lo que pida!
 
En medio de una gran algarabía, comenzaron los preparativos para celebrar la inminente recuperación del gobernante.
 
Grande era la impaciencia de la gente por ver volver a los emisarios con la camisa que curaría a su gobernante, mas, cuando por fin llegaron, traían las manos vacías:
 
—¿Dónde está la camisa del hombre feliz? ¡Es necesario que la vista mi padre!
 
—Señor -contestaron apenados los mensajeros-, el hombre feliz no tiene camisa.