domingo, 31 de marzo de 2024

"Los ángeles de Rilke".


 
Una novia que tuve de joven que se llamaba Ruth me preguntó cuál era mi número favorito y le dije que el 9, recordando el "pánico" que ocasionaba a algunos compositores románticos el hecho de escribir más de nueve sinfonías, como había hecho Beethoven. Me refiero a Schubert, Dvorak, Bruckner, y alguno que se me escapa. El otro día mi amiga malagueña Mavi Vázquez de Lara (a quien no conozco en persona) puso por aquí esa foto de la portada de mi novela "Poeta en Madrid". Hace poco Mavi se acercó a conocer a Javier del Prado cuando este fue a Málaga a hablar de su obra en una librería de la ciudad, y tal vez compró la novela. Ayer escuché la última sinfonía que Mahler no terminó (en realidad la escuché tres veces seguidas; no concibo mi vida sin banda sonora), y recordé esta conversación entre él y Beethoven que mantienen en mi novela (por cierto, Ruth es uno de los personajes).
 
.....................................
 
ESCENA 2.
 
Mahler y Beethoven, en la buhardilla, en otro momento.
 
(Están desnudos).
 
MAHLER: Se reían de ti, supongo que te darías cuenta. Y por eso te morías por dentro cada vez un poco más.
 
BEETHOVEN: No me molestaban, sus risas me ayudaban a luchar para intentar superarme.
 
MAHLER: ¿Y tu inmensa soledad?
 
BEETHOVEN: En eso te doy la razón, estoy solo, siempre he estado solo, inmensamente.
 
MAHLER: Yo tampoco me he librado de las críticas. Incluso Alma desea apuntarse al carro de la desesperación. A veces la fuerza de voluntad no es suficiente. María ha muerto entre los disparatados sollozos de mi música y las lágrimas de mi mujer. Incluso después de muerto he de luchar contra los amantes de Alma María Schindler Mahler Gropius Werfel, contra sus cartas y su memoria. ¡Si Sócrates levantara su hermosa cabeza y comprendiera nuestra enorme insignificancia!
 
BEETHOVEN: El recuerdo de tu mujer no puede hacerte ningún daño, ni siquiera el de sus maridos.
 
MAHLER: Lamento tu soledad.
 
BEETHOVEN: Y yo tus aires de grandeza.
 
MAHLER: Te envidio, envidio tu marcha fúnebre.
 
BEETHOVEN: ¡Podrías ser Beethoven!
 
MAHLER: Tu grandeza es peor que una cruz, aunque seas incapaz de oírla.
 
BEETHOVEN: De los hambrientos será el reino de los cielos.
 
MAHLER: Siempre he creído en los paraísos.
 
BEETHOVEN: Tu cara pálida, tu afilada nariz, quién sabe si la de un niño de quince años antes de una operación de cirugía estética.
 
MAHLER: Solo necesito una cura de humildad para ser el músico más recordado.
 
BEETHOVEN: Yo te recuerdo, y te quiero. Te he enseñado a escribir, aunque nunca termines esa sinfonía.
 
MAHLER: Preferiría dormir una noche en la Bauhaus y tener tiempo para leer La canción de Bernardette.
 
BEETHOVEN: No te hace falta, ya has construido todos los edificios y escrito todos los libros.
 
MAHLER: Sin el futuro habría perdido toda excusa.
 
BEETHOVEN: ¡Allá tú! No sé si sabes que Gide fue el primer homosexual contemporáneo, y después Mann o Aragon y Genet.
 
(Luces).
 
(Escena 2 del Capítulo IV de "Poeta en Madrid", Huso, 2021).
 
.........................................
 
Este es el último movimiento de la Décima sinfonía que Mahler dejó sin acabar. Sé que tal vez no sea de Mahler por completo, pero me da igual. También sé que Alma se acostó con otros, pero nunca dejó de llevar su apellido, aunque después se casara con el arquitecto que fundó la Bauhaus y con un novelista de éxito en su época. Tal vez la muerte de su hija María los empezó a distanciar o el carácter apasionado y contradictorio de Mahler, que cortó las alas creativas de Alma. Es una música de inmensa y melancólica belleza, como los ángeles de Rilke que sé que tampoco han existido nunca.
 
¿O sí?:
 

No hay comentarios:

Publicar un comentario