viernes, 20 de junio de 2025

"El Bloomsday de Joyce".


 
Cada 16 de junio se celebra el Boomsday, el día del protagonista del "Ulises" de Joyce, que es cuando transcurre la novela (16 de junio de 1904), lo que se viene celebrando en todo el mundo literario desde 1954. 
 
Ayer hice mi propia celebración.
 
Joyce no es un escritor sencillo ni superficial, y por eso me interesa. Es de esos escritores que me reta a saber antes de leerlo, a estudiar y reflexionar, por ejemplo, en la obra de Santo Tomás de Aquino para comprender cómo "construyó" sus libros, y conocer su interesante idea de las "epifanías", que son a las que ayer dediqué unas cuantas horas y han sido publicadas por la editorial Interzona en 2024, con prólogo y notas de Carlos Gamerro y traducción de Marcelo Zabaloy. El breve ensayo, que llegó a mis manos como un regalo en el pasado "Día del Libro", no tiene desperdicio, y por eso al abrir sus páginas intuyo que voy a encontrar el análisis de "Dublineses", el "Retrato del artista adolescente" y "Ulises". Estudiar, uno a uno, los cuentos del libro "más sencillo" de Joyce es un placer intelectual, ya que ninguno está escrito por las buenas, sino que además de Chéjov y Poe te vas a encontrar los conocimientos del autor para aplicar toda la historia de la literatura en sus páginas. No me resultó fácil leer "Ulises" en su momento, aunque decidí que no tenía otra cosa mejor que hacer si no me quería perder la novela más importante del siglo XX y una de las mayores de la historia. Aún recuerdo que lo acabé en la cafetería del Trinity College de Dublín. Tal vez necesitara caminar sobre las pisadas que dejó Joyce, casi como una ceremonia casi mística para hacerlo. Después lo he vuelto a leer dos veces y sé que nunca seré capaz de desentrañar todos los secretos que hay en él. Cuando ya era catedrático de Economía y me dio por hacer la carrera de Teoría de la Literatura, el Doctorado sobre Murakami y dos másteres de literatura española y estudios literarios, me apunté a una asignatura de la Complutense que se llamaba "Proust, Joyce y Kafka", para ver si me contaban algo nuevo sobre los tres. 
 
Y aquí sigo, recordando mis paseos por Dublín, Galway y Triestre con Joyce (y Paqui) de la mano, disfrutando de la vida y del primer café, con una de las escenas más hermosas del cine y la doble epifanía del último cuento de "Dublineses", cuando el protagonista descubre que su mujer no le quería como creía y continúa amando a otro, que murió hace tantos años.
 
Nieva sobre Irlanda, sobre el Universo:
 

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