miércoles, 4 de junio de 2025

"El artista de ojos azules".




 
Son aquellas horas de su infancia perdido en los rincones mágicos de la casa de sus abuelos en la Rioja. Había nacido en Madrid, y a los dos años sus padres le llevaron a un lugar donde brotaron las raíces para hacerse pintor y después arquitecto. Son todas las horas en las que se queda ensimismado mirando a ninguna parte, seguramente hacia dentro de sí mismo. Es el manejo del color en sus cuadros y en su mente, en su propia sensibilidad, de las formas que tantas veces se le escapan entre los dedos. Es la búsqueda constante de la fusión de los dos clásicos "apriorismos" kantianos, el tiempo y el espacio, el lenguaje textual y discursivo de la literatura, y el presentativo del arte. Y la necesidad de la presencia de Mnemósine para unirlo todo y poder explorar la expresión de la obra, la ideación, las sensaciones y la intución, el dinamismo, el simbolismo. Seguir con la representación y con la interpretación, desde la geometría hasta la deconstrucción. Ayer por la tarde Santiago Martinez Saenz me situó cerca del arte y su sentido profundo en una ciudad de Madrid que estaba preciosa, como lo hicieron mis amigos tertulianos que intentaron responder a las dos preguntas que les hice. ¿En qué lugar intangible del ser humano nacen el arte y el artista, y qué les lleva a seguir viniendo a esta tertulia?
Cuando ya me iba la nueva tertuliana Soledad Velázquez me dio una bonita respuesta al regalarme el disco de su hijo, que mezcla la música clásica y el flamenco:
 
Y así pasa la vida, enamoradamente de la belleza.

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