sábado, 6 de septiembre de 2025

"Cien años del poeta Ángel González".




 
Hoy cumpliría un siglo Ángel González (Oviedo, 1925-Madrid, 2008). En la primera foto que he puesto estoy con una de mis ex alumnas, la granadina Laura Hernández Garvayo, que fue asesora del Ministro de Medio Ambiente, comiendo en Kontiki, junto a los Nuevos Ministerios donde trabajaba Laura. Ahí charlé en más de una ocasión con Ángel González, ya que vivía en esta zona de Chamberí. Es un poeta por el que siento afecto y al que leí con detalle cuando formé parte de un tribunal de tesis sobre su obra en la Universidad Complutense, en la tercera foto (no es muy buena, pero ahí se ve al nuevo doctor, Javier Vallés, con los profesores Carmen Valcárcel, Dolores Romero, Julia Barella, Santos Sanz Villanueva y un servidor, con la directora de la tesis Fanny Rubio y la foto del otro director, in memoriam, el querido José Paulino). 
 
A más de un poeta le he escuchado decir que no le habría importado escribir el poema de amor "Me basta así", pero Ángel González se le adelantó. Desde aquí envío un abrazo a su viuda, Susana Rivera, que está con él en la segunda fotografía. (De los llamados "viudos", en palabras de Sabina, prefiero no hablar, aunque tengan mucho poder en el mundillo poético de este país).
 
"Me basta así".
 
Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso;
entonces,
si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando luego callas...
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta).
 
(De "Palabra sobre palabra", 1965).
 
Es hermosa esta versión con la voz de Ángel González y la voz y la guitarra de Pedra Guerra, del que compartí hace poco su canción "Mararía", la novela del escritor tinerfeño Rafael Arozarena:
 

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