Se
nos va el verano, otro más de los veranos de nuestra vida, desde
aquellos primeros veranos de la mano de nuestros padres hasta que damos
la mano a los hijos. Esos veranos interminables y maravillosos que aún
recuerdo subido en la bicicleta verde que me regalaron mis padres por
los caminos de la sierra cuando comencé a inventarme historias que
muchos años después se convirtieron en libros casi sin darme cuenta,
como novelas y cuentos
que son páginas de la vida. Y por eso antes de que este lunes llegue el
otoño me apatece hablar de uno de mis libros que ha pasado el verano en
manos de la poeta y bióloga Isabel Fernández Bernaldo de Quirós.
Esta fotografía me la envió ella hace un par de meses y, por lo que me
dijo por teléfono el otro día, ha avanzado bastante. El cuaderno de
anillas y el bolígrafo se han estado moviendo por sus páginas, como
aquella bicicleta de mi infancia, y ahora se encuentran ya en el
capítulo de los mitos clásico y moderno.
En la página 217 escribí cosas como estas:
"Ya se ha apuntado que el hombre puede pensar gracias al lenguaje, y de ahí surge lo poético, lo literario. El mito es la primera expresión artística que el ser humano ha plasmado en la palabra y luego en la escritura. Dentro del mito clásico, los elementos cosmogónicos que intentan explicar el mundo, y los acontecimientos que llevaron a establecer el “orden” natural, se encuentran por doquier. Sin afán de exhaustividad, se pueden citar los textos egipcios que describen la creación del mundo y de sus dioses desde un punto de vista práctico y, a la vez, mágico; el conocido poema de la antigua Babilonia Enuma -Elis, que era recitado ante el dios Marduk durante las fiestas de Año Nuevo; y los capítulos del Génesis en la tradición hebrea. Existía una tradición teogónica en los persas, donde Ormuz creaba las criaturas buenas y Ahrimán las malas. En la literatura india están los Puranas, extensos poemas en los que se narra el origen del universo donde se aprecian genealogías de dioses y sabios, y pasajes del Mahabharata. Un texto de la Guerra de las Galias de César habla de relatos entre los druidas. En los germanos, Tácito habla de una poesía genealógica donde se mezclaban dioses y héroes. En Inglaterra, referencias del Beowulf se remontan a primitivos relatos. En la literatura noruega se ven obras de rasgos teogónicos, con la presencia de la Edda poética, colección de poemas escritos en nórdico antiguo. El poema nacional finés, Kalevala, contiene connotaciones cosmogónicas en el primer canto. En la tradición griega, Hesiodo no será una excepción, puesto que existen noticias de autores que crearon teogonías como Orfeo, Museo, Aristeas y Epiménides. Y, por último, en la antigua literatura japonesa, también se cuenta con el Kojiki, fechado en torno al 712 d. C. (...)"
Dediqué unas páginas más a este aspecto y analicé de qué forma el mito clásico se transformó en mito moderno, con el fin de aplicar mis conclusiones a las novelas de Murakami. Primero se pasó al mundo híbrido y empezaron a ser relevantes los mundos visibles e invisibles, relativos al poder económico, de los medios de comunicación, del erotismo y de la mente.
Soy de los que piensan que para entender el mundo en el que vivo y del que vengo lo mejor es estudiar, analizar y reflexionar.
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Y como a Murakami le gusta la misma música que me gusta a mí, voy a escuchar la banda sonora de una de sus novelas:
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