El otro día mi amiga María José Sangorrín
me envió un mensaje para decirme que estaba leyendo mi novela "Las
mentiras inexactas" y de pronto se encontró con el capítulo dedicado a
la "Expedición Samarcanda", que llevé a cabo con unos amigos hace unos
años (iniciada en avioneta en el velódromo de Cuatro Vientos de Madrid) y
describo en la novela con detalle siguiendo los pasos del aventurero
Clavijo.
Lo paradójico del asunto es que ella iba a salir hacia aquella ciudad asiática en unos días.
Poco después terminó de leer la novela y me volvió a escribir para
decírmelo. En ese momento pensé que María José podría haberse convertido
ya en un personaje de mi libro.
A veces no sé si la vida es
metaliteratura o sucede al contrario. Lo que sí tengo claro es que la
literatura es una fiesta, casi tanto como la vida.
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