domingo, 2 de septiembre de 2018

"Reflexiones sobre el cambio de hora (y el cambio del mundo)".

Aun admitiendo que la humanidad ha avanzado lógicamente en los últimos siglos, considero que lo que debería preocuparnos en los países ricos no es tanto un cambio o no en las manecillas de un reloj, sino saber que hay seres humanos que pasan hambre, sin pensiones, sin Seguridad Social, sin hora, sin Dios, niños que mueren de sed en Etiopía y lugares similares, sin poder estudiar lo imprescindible para convertirse en adultos con futuro. Y que hay personas que siguen matando por dinero y poder, que violan por egoísmo, que se quedan con todo por ambición.

Desconozco lo que pasará por sus cabezas, pero imagino que los seres humanos que mueren en las pateras de todos los mares del mundo no se preguntan si cuando lleguen a la tierra prometida van a tener que adaptarse al horario de verano o al de invierno.

Mirando a sus hijos a los ojos, supongo que al único horario al que desearán adaptarse es al horario de la dignidad.

(He puesto una foto en la que se ve el reloj de pulsera que me acompaña desde siempre a todas partes, aunque a veces se detiene y luego echa a andar él solo, como la humanidad).

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