miércoles, 10 de julio de 2024

"El Soneto 126".


 
Ayer por la tarde cantaban los pájaros y las chicharras en el jardín onírico, rodeado de naranjos y de siglos de escritura, en medio de una atmósfera sensual y sensorial. Y yo sentado en el borde de una fuente de piedra con el agua quieta, mientras tú me susurrabas al oído este soneto:
 
"Desmayarse, atreverse, estar furioso,
áspero, tierno, liberal, esquivo,
alentado, mortal, difunto, vivo,
leal, traidor, cobarde y animoso;
 
no hallar fuera del bien centro y reposo,
mostrarse alegre, triste, humilde, altivo,
enojado, valiente, fugitivo,
satisfecho, ofendido, receloso;
 
huir el rostro al claro desengaño,
beber veneno por licor suave,
olvidar el provecho, amar el daño;
 
creer que el cielo en un infierno cabe,
dar la vida y el alma a un desengaño,
esto es amor: quien lo probó lo sabe".
 
.......................................
 
Y subirse a un caballo contigo después de pasear por la casa de Lope de Vega, y recorrer Castilla desde tu mente y la mía, rodeados del ruido de cualquier ciudad, pero lejos de él, dentro de nosotros, en el oasis de nuestro interior. A este mundo hemos venido a vivir y a amar. Vivamos y amemos, aunque el amor sea amor y desamor y estar furioso, áspero, tierno, liberal, traidor, cobarde, alegre y triste, y fugitivo. 
 
Esto es amor y tú y yo lo sabemos:
 

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