sábado, 6 de julio de 2024

"Reivindicando el valor de la literatura".

 


Ayer Almudena Mestre me regaló la primera fotografía en el mar con dos de mis libros. Y ahora la observo mientras me tomo el primer café del sábado, y me detengo en "Las mentiras inexactas". Como la mayoría de mis libros lo he escrito a lo largo de mi vida. Primero vivo y luego escribo, como digo siempre. Viajo, leo, estudio, pienso y al final escribo como final de un proceso intelectual de mis ideas. Con esa novela que publiqué con la editorial Izana el año 2012 me planteé varias cosas, desde el futuro de la literatura hasta el futuro del amor, del sexo como una forma de luchar contra la muerte, de retrasarla en busca de la eternidad del amor. Como diría Nietzsche somos "demasiado humanos". También hay mucha amistad entre sus páginas, desde la propia portada, que confeccionó mi amigo Antonio Zaballos. No me preocupa demasiado lo que piensan los demás escritores sobre la edición de sus libros, pero yo siempre he pedido a mis editores que las portadas tengan algo de mí, alrededor de la amistad y el amor. Antonio y yo nos recorrimos varios sitios hasta dar con la portada, y mientras lo hacíamos nos dedicamos a vivir, a pasear, a beber algo en una terraza, a charlar sobre la vida. En la foto de portada está la estantería de una librería de viajes de Madrid que ya no existe, y el piano de las Cuevas de Sésamo que también ha cerrado. Pero hay algo que me pertenece, que siempre lo hará mientras esté vivo, la vida compartida con las personas que quiero.

Eso es la literatura para mí, y la vida.

En el capítulo segundo de "Las mentiras inexactas", el joven librero de la plaza Santa Ana, Sergio Barrios, invita a la madura profesora de literatura de la Complutense, Nora Barrios, a comer en un restaurante argentino situado enfrente de la casa donde murió Cervantes. Ese restaurante también ha cerrado ya, después de muchos años abierto (yo he comido ahí bastantes veces), y en él hablan Nora y Sergio (pp. 27-31):

"El restaurante se llenó en seguida. La gente hablaba a voces y dificultaba la conversación. En cierto momento aparecieron unos niños corriendo, bebieron agua en la barra de la entrada, se metieron en el comedor de las máquinas de coser y después en la cocina, y salieron con las manos llenas de comida, patatas fritas, trozos de pizza. En la calle apenas había sitio para jugar, pero se las habían ingeniado para dibujar en la acera con una tiza el reciento mágico de la rayuela. Lo demás consistía en golpear la piedra suavemente y llegar al paraíso.

Mientras brindaban con un vaso de vino y esperaban a que les sirvieran la comida, Sergio le habló de un disco célebre. "Aqualung" era un vagabundo que estaba sentado en un banco del parque (como cualquiera de los de la plaza), miraba a las chicas con malas intenciones y le salía un moco por la nariz (...)

Miguel Ángel se bebió la mitad de su vaso, y Sergio aprovechó para decirle que Nora Acosta era profesora de literatura comparada en la Complutense y estaba haciendo un estudio sobre el futuro de la novela.

¿El futuro de la novela?, se preguntó el pintor sorprendido. El futuro de la novela somos nosotros -dijo reaccionando en seguida.

Se puso a mover los pedales mientras soltaba una risa infantil. Al cabo de unos segundos se encontraba exhausto.

Ahí tienes la primera conclusión para tu estudio, dijo Sergio a Nora, que empezaba a sospechar que el joven librero era peligroso para su estabilidad emocional. Creía que lo tenía todo controlado, pero tal vez se equivocase. Solo faltaba que también viera a Sergio como un pirata valiente y atractivo, de esos que salían en las películas en blanco y negro de la televisión de su infancia (...)"

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Las otras fotos son del otro día en la Plaza Santa Ana, dominada por el Teatro Español, desde donde las hice, y el majestuoso hotel donde termina la novela. Alguna vez he dormido en la habitación de arriba a la izquierda. Lo que no diré es si Sergio y Nora terminaron acostándose allí, a pesar de la diferencia de edad. Lo que sí puedo decir es que yo empiezo el día, tras escribir este post, escuchando a Jetho Tull. Conocí su música gracias a mi hermano, como tantas cosas:

https://www.youtube.com/watch?v=ghi3JERO8_A&list=PLzEG2f9QAl8OyT-ILMN-8OnMic9I8DrSK&index=1

 



 

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