Actualmente, se están cuestionando los cimientos de las
principales construcciones sociales y económicas, y aparecen las
preguntas: ¿Qué debemos hacer de la sociedad? ¿Cuál es el criterio que
debe regir nuestras decisiones colectivas? ¿Cuál es la naturaleza de una
sociedad justa?
El sistema capitalista respondió a
esas preguntas desde los principios del utilitarismo, pero se olvidó de
buscar la ética en la mayoría de sus aplicaciones prácticas.
Con relación al enfoque utilitarista, una crítica significativa es la
de John Rawls con su obra: “Teoría de la justicia". En ella intenta
responder a las preguntas anteriores, aunque buscando una explicación
alternativa al utilitarismo, con los famosos principios de la justicia.
A diferencia de los liberales doctrinarios, que parten de Locke,
Rawls utiliza como semillero de ideas a Kant, y defiende la justicia
como igualdad. Su teoría de la justicia social aglutina tanto las
libertades civiles y políticas como los derechos económicos, sociales y
culturales, lo que le convierte en un típico representante de las
actividades socialdemócratas, aunque también los más liberales hacen
suyas algunas ideas de Rawls, como ocurre con Hayek, por ejemplo, que
sólo disiente del término de "justicia social". De esta forma la tesis
de la justicia como equidad estaría englobada entre un puro liberalismo y
un puro igualitarismo.
Rawls considera la llamada “posición original” como aquella situación
capaz de unir los conceptos de “persona moral” y de “sociedad bien
ordenada”, y viene a recoger una situación en que los individuos viven y
actúan de forma moral libre e igual. De esta forma el concepto de “velo
de la ignorancia” lo constituyen las ventajas o desventajas derivadas
de contingencias naturales o del azar social.
Eliminadas tales
contingencias, los individuos buscan la realización del bien de acuerdo
con criterios racionales. No obstante, en la posición original el "velo
de la ignorancia" implica que los individuos que tratan de llegar a un
acuerdo sobre los principios de justicia hacen abstracción (se abstraen)
de su propia situación, por lo que nadie conoce su lugar en la
sociedad, ni cuál es su plan de vida.
Un aspecto central en el pensamiento de Rawls es la superación del
principio de bienestar de los utilitaristas, con la sustitución del
mismo por el de los bienes sociales primarios, así como la idea de
maximización del bienestar por la de la consideración distributiva, sin
dejar por ello de proteger la autonomía individual. Y eso puede lograrse
dentro de una sociedad democrática moderna, caracterizada por el hecho
de que cada miembro acepta los principios de la justicia social. Además,
las instituciones oficiales satisfacen estos principios, lo que es
conocido por todos. Y los ciudadanos tienen un sentido de la justicia
eficaz y se adaptan a esas instituciones que consideran como justas.
Por lo que se refiere a los bienes sociales primarios, necesarios
para lograr el principio de justicia, hay que considerar las libertades
básicas, como la libertad de pensamiento, de conciencia, etcétera. Son
las que constituyen el marco institucional adecuado para el desarrollo
de la capacidad de decidir, revisar y perseguir racionalmente una
concepción del bien, así como de la justicia de forma social libre.
También se tienen en cuenta la libertad de movimiento y la libre
elección de ocupación (a partir de las diversas oportunidades que se
puedan tener); los poderes y prerrogativas de cargos y posiciones de
responsabilidad (esenciales para dar pábulo a las capacidades sociales y
autogobierno del individuo); la renta y la riqueza (básicos para
alcanzar los fines que se propone el individuo), y las bases sociales
del respeto a sí mismo, es decir, los aspectos de las instituciones
básicas que son esenciales para que los individuos posean un sentido
vivo de su propio valor como personas morales y sean capaces de realizar
sus intereses de orden superior y promover sus fines con confianza en
sí mismos.
(Publicado en el Diario Progresista el 28 de Septiembre de 2012).
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