jueves, 26 de abril de 2018

Sobre el futuro del libro y la lectura.

¿Literatura o autoficción?

No siempre resulta fácil dar cabida a la creación literaria que está inspirada en la tradición mimética con textos como los que escribieron Rulfo, Kafka, Cortázar o Calvino, por mucho que se acepte la idea de Aristóteles en relación a lo “imposible verosímil”.
Si algo podía reprochar Proust a Balzac era su obsesiva supeditación a la exactitud de la realidad en "La comedia humana", lo que no hacía sino restar entidad literaria a la novela. De alguna forma "En busca del tiempo perdido" sería una obra escrita "contra Balzac". El resultado final es deslumbrante: el primer gran ejemplo de la creación de un mundo que no es ilustración de la realidad sino palabra constituida en realidad autónoma. Es lo que Vargas Llosa llamó creación de “mundos diferentes del mundo en el que viven”, al referirse al escritor que fantasea con personas, situaciones y anécdotas que le llevan a apartarse del mundo real y a usar su imaginación, a partir de un compromiso con la ficción de la literatura. 

No se escribe para contar la vida sino para transformarla.

(Eso es lo que ocurrió en el coloquio del otro día en la Casa de Castilla-La Mancha en Madrid, hablando sobre el futuro del libro y la lectura).





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