martes, 6 de mayo de 2025

"Último lunes con Justo".


 
Mis alumnas me siguen dibujando corazones, lo que a mi edad me resulta sorprendente. 
 
Ayer, en un descanso, al volver a clase me encontré esos dibujos en una pizarra, en el último lunes de este cuatrimestre. Por supuesto no pregunté quiénes eran las autoras. Suelo fijarme en los rasgos de los rostros de mis alumnos; durante varios meses al año nuestras vidas se encuentran, algo realmente hermoso que nos permite compartir tantas horas de conocimiento. Ya sé que ahora podría ponerme serio e insistir en Walter Benjamin y la tertulia de esta tarde en el centro de Madrid, pero la verdad es que soy bastante poco serio, aunque todo el mundo me considere tan intelectual. Por eso lo que me pongo es una camiseta negra, unos vaqueros igualmente negros, los zapatos blancos sin calcetines (claro), una sonrisa y unas gotas de Chanel nº 5, que es lo único con lo que me arropo por la noche, como Marilyn, y me iré a clase caminando y escuchando con los auriculares a un grupo de jóvenes que gustaban a mis alumnos hace unos años. Es la vida y yo formo parte, de alguna forma, de la vida de más de 20.000 alumnos a los que he dado clase a lo largo de la mía.
 
Por cierto, la canción no va por nadie. Estar siempre entre chicos de 20 años es lo que tiene:
 
 
Como dice la canción, yo también soy de 29 de febrero.

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