El otro día una amiga se preguntaba en mi página de Facebook
para qué sirve la política económica, a raíz de mi anterior artículo
publicado en este diario sobre la necesidad de que exista más rigor en
la aplicación de la economía por parte de los políticos de turno. Pues
bien, voy a intentar contestar a esa pregunta con el mismo rigor
terminológico que solicito yo de las autoridades.
Existen
dos formas de definir la política económica, según se aluda a la
“praxis” que se persigue con la materialización de la misma -a partir de
las medidas y actuaciones que llevan a cabo las autoridades para
conseguir ciertos objetivos-, o según se entienda como una orientación
de contenido científico analítico, a partir del análisis científico de
esas actuaciones.
La teoría de la política económica se centra en la parte científica,
al considerar a la política económica como una disciplina autónoma
dentro del sistema de ciencias económicas.
Por lo que se refiere al significado de la política económica en
cuanto a “praxis” son numerosas las definiciones que han buscado
otorgarle un auténtico sentido propio. Fue, en concreto, Tinbergen (1952
y 1956) el que marcó una línea básica de desarrollo formal de la misma.
Así, la política económica supone una variación intencional de los
medios con el objeto de obtener ciertos fines, y se hace una declaración
de intenciones sobre su formulación más tradicional, desde el punto de
vista normativo. Tinbergen alude también a la necesidad de considerar la
política económica como un todo coherente en cualquier momento, pues la
posibilidad de su fragmentación sólo es excepcional.
Además su lógica es una inversión del sentido que tiene el análisis
económico. La lógica más simple es la relativa a la política
cuantitativa con objetivos fijos: los valores de los objetivos están
dados, mientras que son desconocidos los de los instrumentos. Junto a
ello el de los objetivos flexibles es un problema de máximo, y no
consiste en otra cosa que en hallar los valores de las variables
instrumentales que lleven al máximo una función de bienestar. Tinbergen
está poniendo, de esta forma. los cimientos de la política económica
cuantitativa, inspirada en la economía del bienestar y el paradigma
Keynesiano.
También es básica la definición de Meynaud, para quien la política
económica la constituyen el conjunto de decisiones gubernamentales en
materia económica, tomando la expresión “gobierno” en sentido lato para
que comprenda a las diversas autoridades públicas de un país dado, pero
también es “una guía para la acción práctica”. De esta forma se
complementa el espectro comentado por Tinbergen y se incide en la parte
más política de la expresión.
Para Kirschen, y colaboradores (1969 y 1978), la política económica
es el proceso mediante el cual el gobierno, a la luz de sus fines
políticos últimos, decide sobre la importancia relativa de ciertos
objetivos y, cuando es preciso, utiliza instrumentos o cambios
institucionales con intención de alcanzar tales objetivos.
De las tres definiciones señaladas se pueden extraer claras
similitudes, que reafirman las características propias de esta
interpretación de la política económica en cuanto “praxis”:
1. La existencia de una autoridad (el gobierno, o el conjunto de autoridades públicas de un país).
2. Unos fines u objetivos cuyo logro se persigue.
3. El carácter deliberado de las acciones que la citada autoridad desarrolla en el terreno económico.
4. La existencia de unos instrumentos que pueden ser
manipulados o alterados por las autoridades para tratar de alcanzar los
fines propuestos.
El problema que se plantea, por tanto, es de toma de decisiones, que
es preciso dotar de la mayor racionalidad posible desde el punto de
vista científico, aunque en ocasiones sea algo muy complejo, con
información deficiente e incompleta. Todo ello se constata en la
deficiente aplicación de la política económica aplicada por nuestro
gobierno, pero también por la de la mayor parte de los gobiernos
occidentales, que están en manos de lobbies económicos.
(Publicado por el Diario Progresista el 18 de enero de 2013).
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