viernes, 26 de mayo de 2023

"Ser un personaje de novela o de película".

Ese que se inventa el mundo en cada frase o en cada escena, que encuentra el arca perdida, vence a los malos y se queda con la chica.
"Plácido y Gabriela, los protagonistas que aparecen en esta novela, nos remiten asimismo a Horacio Oliveira y la Maga de "Rayuela", aunque ambos estén inspirados -quizá sea atrevido decirlo- en los escritores Justo Sotelo y Gabriela Amoros. Sea como fuere, Plácido, "un hombre de ida y vuelta con el corazón de fuego", siempre en busca de su amante La Maga, "su fruto prohibido, su brújula dorada... una belleza primitiva y salvaje... diosa del tango", que en este caso es Gabriela Vargas, dan mucho juego y jugo narrativos, literarios..."
 
Ayer por la tarde se presentó en León "Tú, yo, la lluvia", la última novela de Marta Muñiz Rueda. No pude ir porque tenía un examen, pero lo hizo Almudena Mestre para presentarla junto al escritor y profesor de la Universidad de León Manuel Cuenya. No he hablado con ellas (me enviaron la primera foto antes de empezar el acto), y mientras me tomo el primer café de esta mañana de primavera tan lluviosa voy a inventarme lo que dijo Cuenya, pero solo un poco. El otro día Marta me envió por Wasap las palabras que he puesto al principio del post y que se encuentran en esta reseña previa de la novela de Cuenya. Las otras dos fotografías son de cuando Marta nos conoció, personalmente, a Gabriela y a mí en una librería de León. Es curiosa la imagen que podemos dar a los demás, e incluso cómo se puede servir de inspiración (Carlos Pérez-Alfaro, un tipo encantador que nos invitó a presentar los libros en León y que está entre el público en la tercera foto, me dijo al acabar que se veía que voy mucho al gimnasio, cuando siempre digo que eso es "pecado" para mí porque ahí se suda mucho y además te cansas):
 
Marta me dedicó en su día un poema precioso que he compartido por aquí alguna vez. ¿Quién no querría ser el protagonista de esa película, al menos una vez en la vida, donde la chica te pide, antes de morir, que la lleves al palacio de los vientos en una tierra sin mapas?
Cualquier escritor vendería su alma al diablo y se dejaría de fama y de premios si le dijeran algo así: 
 

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