Estamos en el año 1995 y Zahia Ziouani sueña con ser directora de orquesta a sus diecisiete años. Su hermana gemela, Fettouma, es violonchelista profesional. Arrulladas por la música clásica sinfónica desde la infancia, a las dos jóvenes les gustaría que esta música fuera accesible a todos y en todas partes. ¿Cómo realizar un sueño tan ambicioso en los años 90, siendo mujer, de origen argelino y viviendo en Seine-Saint-Denis, a las afueras de París?
Al final terminan creando su propia orquesta:
Aquí está la directora en la realidad hace unos meses:
Dos horas de música clásica sin parar: Ravel, Dvorak, Beethoven. Para mí esto es la felicidad.
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