miércoles, 25 de octubre de 2023

"En la novela de la tertulia de ayer también aparece un tal Justo Sotelo como personaje".

Gracias a la literatura puedes irte un martes por la tarde, sobre las 18.30, desde el Café de Casa Manolo en Madrid a Málaga pasando por Tetuán, Berlín y Badajoz hablando de Hitler y la Alemania nazi, en busca del wolframio que necesitaban los nazis para "blindar las balas y los carros de combate" que China dejó de suministrarles. Y hacer una videoconferencia a un pueblo de Extremadura para que mi amiga María Rodríguez Velasco, escritora, actriz y psicóloga nos hable a través del móvil de la quinta novela de la malagueña Presina Pereiro, "Larga será la noche", de la que escribió una reseña. Antes y después Almudena Mestre analizó con su profundidad y agudeza acostumbradas (como diría Boscán) la novela, y preguntamos a la autora un montón de cosas, por ejemplo, por qué se levantaba cada día a las 6 para escribir en la buhardilla de su casa de Málaga y se fue a todos esos lugares para saber cómo respiran sus personajes, entre los que aparece un médico que se llama como yo. Javier Del Prado la había leído y la analizó igualmente con detalle. Y hablaron Mariwan Shall, Santiago Martínez, Eduardo Larrocha, Carmen Sogo, Antonio Banus, Peter Redwhite, el marido y la hermana de Presina y los amigos que quisieron acompañarnos una tarde de lluvia sobre Madrid, Francisco Caro, María Victoria Huertas, Susana Fraile, José Antonio Sánchez-cid, Carmen Hernando, Begoña Garcia e incluso Ángela Piedras, que estudió Literatura Comparada conmigo y hacía un siglo que no veía. En fin, los "letraheridos" a los que les gusta perder el tiempo hablando de literatura, esa cosa que no sirve para nada, tan solo para ser feliz, y mejor delante de la mesa de un Café mirándonos a los ojos.
 
En cierto momento dije que la utilización del wolframio en la novela me recordó la necesidad de uranio por parte de los nazis a la hora de hacer la bomba atómica y que Hitchcock convirtió en uno de sus clásicos MacGuffins en "Encadenados" (1946), una de las grandes películas de la historia. Y me referí al famoso beso de tres minutos que se dan Cary Grant e Ingrid Bergman, y que Hitchcock tuvo que rodar en varios momentos separados ya que lo impedía la censura, pero en realidad todo es el mismo beso.
 
¿Nos vamos al Brasil de los años 40, casi en la época de la novela de Pereiro y vivimos una "historia de espías y de amor" gracias a Hitchcock o nos quedamos en la época de la Segunda República española? 
 
Se puede elegir entre besar a Cary o a Ingrid:
 

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