miércoles, 30 de abril de 2025

"Kepa Murua, un escritor en busca de la libertad y la soledad de la escritura".


 
Viajó el lunes a Madrid desde el País Vasco para estar en nuestra tertulia; su tren estuvo siete horas detenido en un pueblo próximo a Valladolid. Llegó a las cuatro de la mañana y ayer por la tarde estaba con nosotros en Argüelles. Me gustó conocer a este poeta, narrador, ensayista y editor que siempre ha escrito en castellano, hasta en los "años de plomo", salvo cuando hablaba en euskera con su madre. Y gracias a él aprendí unas cuantas cosas. Me gusta la gente con la que puedo seguir aprendiendo. Hace un par de semanas comencé a leer su última obra con interés, "El libro de las estaciones", 2025, Los Libros del Mississippi). Por una parte me recordaba a mi último libro, dividido en las cuatros partes de las estaciones del año. Por otra en seguida comprendí que Kepa había reflexionado sobre los diferentes estados de ánimo por los que pasa una persona a lo largo del año, es decir, de la vida, incluyendo a un escritor, para explorar los grandes asuntos de la filosofía, el conocimiento, la realidad, la verdad, el paso del tiempo, la bondad y sobre todo el amor. Es un libro muy humano, lejos de lo que podría elaborar la IA. Me refiero a lo que los humanos entendemos por filosofía activa, basada en la vida, en lo que hemos vivido, algo que una máquina no logrará sentir. Además la filosofía no se sustenta en dar respuestas sino en hacer preguntas, algo que la IA tampoco entiende. Los meses van acompañados por cuatro textos algo más extensos, fragmentos de diario, aforismos, reflexiones en alto. La voz narradora no se fía del éxito, algo que puede tener cierto sentido cuando eres joven, pero se diluye a medida que maduras. Lo importante en la vida es hacer lo que quieras, con libertad y respeto hacia los demás y hacia ti mismo. Desde este ángulo Kepa piensa en los jóvenes, los que cogen el futuro de la vida y el mundo. Todo ello me llevó a relacionar el libro con los tres elementos del "Uno", del ser para los neoplatónicos, en este caso Plotino: la verdad, la bondad y la belleza, los puntos de arranque de las tres "Críticas" de Kant, la Crítica de la razón pura, la Crítica de la razón práctica y la Crítica del juicio.
En la página 120 dice Kepa: "Somos libres porque miramos donde la gente no mira, porque utilizamos palabras que no se utilizan, porque sentimos con otros gestos las mismas sensaciones que parecen distintas. Porque parecemos lejanos cuando estamos cerca. Porque nos alejamos si nos alcanzan. Porque pensamos que el futuro está a la vuelta de la esquina. Porque pensamos que ha de ser distinto. Porque leemos la vida con palabras que parecen nuevas. pero son las de siempre, como esa poesía que se confunde con la vida o esa tristeza que a veces anda muy cerca de la alegría".
 
Y dicho esto me callé, y escuché a un encantador escritor en busca de la bondad, del amor, de la soledad de la creación. Escuché a mis amigos hablando, preguntando, interrogándose, disfrutando al igual que yo, Almudena, Zhivka, Mariwán, Javier, Santiago, Pilar, Concha, Mercedes, Juana, Santiago, Antonio, María Victoria, Antonio Benicio, Marina, y todo ello en el centro de Madrid. 
 
Kepa nos dijo que había escrito un plan de trabajo muy pensado para el libro escuchando a la Naturaleza, a la lluvia, y continuamente las Cuatro Estaciones de Vivaldi reescritas por el músico alemán actual Max Richter. 
 
Anoche me acosté con esta música, y esto también se lo agradezco:
 

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