Pasear y leer son dos de mis aficiones favoritas, y prestar atención a todo lo que veo, sobre todo a la gente. En esto soy un poco como el Stephen de Joyce, pero de ello hablaré otro día, cuando lea el libro que me regalaron del irlandés el pasado Día del Libro. El aprendizaje peripatético alude al debate, a la reflexión y el análisis profundo que surje mientras se camina. Se originó en torno al 335 a.C. en la Grecia antigua. Aristóteles no podía poseer propiedades, puesto que no era ateniense, y fundó una escuela basada en las personas en vez de en los edificios. María Jesús se refiere a una de las hermosas novelas cortas del siglo veinte. Un poeta sale a pasear y ante su mirada se alternan la belleza de la vida y el absurdo de las convenciones de la sociedad, el sonido de una voz que canta y el espectáculo del teatro del mundo. Suelo leer paseando por la calle y hasta me preparo las clases; me detengo en cualquier sitio o me siento en un banco, y me pongo a escribir. Paseando el otro día por San Bernardo, me metí en la antigua Biblioteca de la Complutense y me encontré con parte del legado que la familia del filósofo Julián Marías hizo a la Universidad en 2023. Aprecio a este pensador porque fue discípulo de Ortega y los libros de ambos andaban por casa cuando era pequeño; llegado el momento solo tuve que alargar la mano y leerlos. Ortega y Marías son de la Escuela de Madrid y defienden que la claridad mental y la capacidad de comunicar los hallazgos que se consigan es la mayor cortesía que un pensador puede tener hacia sus lectores. Marías fue lúcido para no abrazar las ideas de moda, oportunas e indefendibles. Su obra es profunda y libre, y aborda cuestiones como la muerte y la inmortalidad con la misma facilidad con la que estudia la naturaleza del tiempo y la eternidad, la vocación filosófica y la esencia vital, y la libertad y la democracia. Después de sacar algunas fotos, terminé leyendo a Neruda en una librería.
Y ahora me tomo un café, escribo este texto y escucho uno de los paseos que más me gustan por París, aunque yo no sea neoyorquino, sino madrileño:
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