lunes, 21 de julio de 2025

"Hace un millón de años ya pensaba en ti".


 
De algún rincón oculto de la cueva prehistórica viene una música que combina la espontaneidad con la melancolía. Las notas parecen salir volando de la página. Me dejo llevar por los rasgos de tu rostro como en una marea que me trae las olas a tu presencia. Sé que se debe a la compleja evolución del Universo y tu propio cuerpo de mujer, que no es otra cosa que el resultado de las diferentes fases de creación y destrucción de la vida y dan sentido a este paisaje subterráneo. La complejidad de la cueva muestra una evolución lenta pero incesante en continuo proceso de transformación. Si ascendemos gracias a la luz, ahora descendemos con la oscuridad, nos hacemos “tragar”. En el vientre de la Madre no tenemos miedo de la noche y sus tinieblas son la oscuridad. La noche se llena de colores, es el culto romántico de la Mujer. Y los valores de intimidad, de la muerte y la tumba como reposo, lo contrario del abismo. El descenso se convierte en hueco y en este hueco tiene lugar la búsqueda del Centro. el Grial, el Vaso, el Huevo Cósmico. El viaje al fondo de la Tierra conlleva la valoración de las substancias, de la leche, la miel, el vino, los excrementos, el limo y el barro. Todo es viscoso, todo es homogéneo:
 
Como ella, como tú.

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