domingo, 17 de noviembre de 2024

"El río".


 
Siempre que me encuentro con un río, como el de la fotografía de ayer, me detengo, aunque vaya conduciendo. Busco un sitio para aparcar y me pongo a contemplar el tranquilo o impetuoso fluir del agua. Pienso en su nacimiento y en la desembocadura, pero sobre todo me dejo seducir por su música, por lo que me dice la melodía del agua clara, cristalina, limpia, vital, incluso romántica. En estos lugares he escrito muchas veces, ideas, sensaciones, ecuaciones de matemáticas. Ayer por la tarde repasé algunas ecuaciones que tengo que contar esta semana a mis alumnos. Creo en la ciencia, y es algo que intento transmitirles cada semana. Pero más que nada creo en la ciencia atravesada por las humanidades, aquello que los clásicos y medievales llamaron el "Trivium" (Gramática, Dialéctica o Lógica y Retórica), junto al "Cuadrivium" (Aritmética, Geometría, Astronomía y Música). Como la música del río Moldava que me regaló el checo Smetana y siempre me viene a la cabeza sobre un puente o a las orillas de un río:
 
O como la del Rin de Wagner, aquel río que inundó mi adolescencia y he procurado que inundara la de mi hijo:
 
Me gusta aprender, no dejar nunca de hacerlo. Eso me lleva a ser feliz.
Reconozco que soy un privilegiado.

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