Muchos años después también he recorrido esos mismos lugares de la leyenda, he atravesado el puente, paseado por San Juan de Duero y San Polo y San Saturio, en la curva de ballesta del Duero de Machado. Y he vuelto al teatro de la Plaza de Colón que ahora se llama Fernán Gómez. "Mientras duraba el camino, Alonso narró en estos términos la prometida historia: "Ese monte que hoy llaman de las Ánimas pertenecía a los Templarios, cuyo convento ves allí, a la margen del río. Los Templarios eran guerreros y religiosos a la vez. Conquistada Soria a los árabes, el rey los hizo venir de lejanas tierras para defender la ciudad por la parte del puente, haciendo en ello notable agravio a sus nobles de Castilla, que hubieran sabido solos defenderla como solos la conquistaron..."
La obra fue publicada el año 1861 con dieciséis leyendas más, en el diario "El Contemporáneo". Y en esta versión para el teatro que vi ayer por la tarde, donde dos hombres y dos mujeres se pasan la noche contándose leyendas, también aparece la figura de Don Juan y del rayo de luna y El Miserere y El Cristo de la Vega que he visto tantas veces en Toledo. Nos atraen las historias de muertos y aparecidos porque sabemos que hay más cosas en el mundo que las que sueña nuestra filosofía. Nos atraen porque es difícil pensar que uno se muere y ya está. Desaparecen los que nos vieron andar por primera vez. Desaparecen los que han hecho que seamos como somos. Y una parte de nosotros quiere creer que hay alguna puerta entre este mundo y el mundo de los muertos. Aunque esa idea nos atrae, nos da mucho miedo. Una atracción y un miedo que son, en nuestra juventud, los primeros pensamientos acerca de la muerte. Por eso, nuestro imaginario joven está habitado por monstruos, por no muertos, por lo desconocido. La literatura romántica quiere mirar más allá de lo que dibuja la razón. Así que busca en lo legendario. Algo habrá de verdad. La literatura romántica tuvo en España una vida breve y varios nombres que todos conocemos. Entre aquellos nombres aprendidos en el colegio –Zorrilla, Cadalso, Espronceda…- el más célebre es Bécquer.
Este es el Making of de la sesión fotográfica:
Y recordé la primera vez que leí las "Rimas y leyendas" de Bécquer en el colegio: "Dicen que después de acaecido este suceso un cazador extraviado que pasó la noche de difuntos sin poder salir del Monte de las Ánimas y que al otro día, antes de morir, pudo contar lo que viera, refirió cosas horribles. Entre otras, asegura que vio a los esqueletos de los antiguos Templarios y de los nobles de Soria enterrados en el atrio de la capilla, levantarse al punto de la oración con un estrépito horrible, y caballeros sobre osamentas de corceles perseguir como a una fiera a una mujer hermosa, pálida y desmelenada que, con los pies desnudos y sangrientos y arrojando gritos de horror, daba vueltas alrededor de la tumba de Alonso".
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