domingo, 6 de septiembre de 2020

"El amor intelectual existe"

"- Escucha, se me ha ocurrido una idea, una locura, pero si no te la suelto estoy seguro de que me obsesionará durante el resto de mi vida.

- ¿Qué?

- Quiero seguir hablando contigo, ¿entiendes? No tengo ni idea de cuál es tu situación, pero siento que entre nosotros hay algo como... química, ¿no?

- Sí, yo también.

- Genial, bueno, te propongo lo siguiente: Qué tal si te bajas del tren conmigo y nos vamos juntos a explorar Viena.

- ¿Cómo?

- Venga, será divertido. Vamos.

- ¿Qué haríamos?

- No lo sé. Lo único que sé es que tengo un vuelo de aerolíneas autríacas a las nueve y media, y no tengo bastante dinero para un hotel, así que iba a rondar por ahí y sería más divertido si me acompañaras. Y si al final resulto ser un psicópata, solo tienes que coger otro tren (...) Vale. De acuerdo. Plantéatelo así: imagínate dentro de 10 o 20 años, ¿vale? Estás casada y resulta que tu matrimonio ya no tiene la misma emoción que tenía antes, ¿sabes? Le echas la culpa a tu marido, empiezas a pensar en todos los hombres que has conocido en tu vida y en lo que habría pasado si te hubieses ligado a alguno de ellos, ¿vale? Pues yo soy uno de esos. Yo mismo. Así que plantéate esto como un viaje en el tiempo desde el futuro hasta el ahora, para saber lo que te has perdido. Esto podría ser un excelente favor para ti y tu futuro marido al descubrir que no te estabas perdiendo nada, que soy un perdedor igual que él, sin ninguna motivación, que soy aburrido y que no te equivocaste al elegir y eres feliz.

- Voy a por mi bolsa".

En otro momento:

"- Ahora me toca a mí, dime algo que te cabree de verdad. Que te saque de quicio.

- Ehm, ya lo tengo. Me cabrea que los hombres desconocidos, desconocidos por la calle, me digan que sonría para que se sientan mejor en sus aburridas vidas. Qué más... Odio, odio que a 300 km de aquí haya una guerra porque hay gente muriendo y los demás no saben qué hacer o les importa un bledo, no lo sé. Odio que los medios de comunicación intenten controlar nuestras mentes, resultan sutiles, pero de hecho es una nueva forma de fascismo".

O esto otro:

"- Creo que me enamoraré de verdad cuando lo sepa todo sobre mi pareja: cómo va a peinarse, qué camisa se pondrá ese día, qué historia va a contar en una situación concreta. Entonces sabré que estoy enamorada de verdad".

Me estoy refiriendo a "Antes del Amanecer" (1995), la primera película de la trilogía del director norteamericano Richard Linkater, interpretada por Ethan Hawke y Julie Delpy. Céline es una estudiante francesa y Jesse un joven estadounidense que viaja por Europa tras romper con su novia, y se conocen en un tren con destino a París. Jesse tiene que bajarse en Viena porque al día siguiente regresa a los Estados Unidos, pero la convence para que pase la noche con él en la ciudad. Y se conocerán tras discutir sobre la vida, la muerte y el sexo. No se volverán a ver hasta el año 2004 en "Antes del atardecer", cuando él vuelva a París para promocionar en una librería la novela que ha escrito y donde ella es la sutil protagonista. En los próximos años se casarán, tendrán dos hijas y seguirán hablando de los grandes temas que asaltan a las parejas "("Antes del anochecer, 2013), incluyendo el desgaste del amor, las dudas que ocasiona y lo que uno quiere realmente en la vida. 

Este tipo de cine se sustenta sobre lo que yo siempre he llamado el amor intelectual, el amor que surge a través de la conversación.

(Las fotografías de las tres películas son de mi amiga la actriz y escritora María Rodríguez Velasco).



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