martes, 11 de junio de 2024

"Los escritores y los helados".

Este sábado pasado mi editora, Mayda Bustamante, me pidió que grabara un pequeño video para la organización de la Feria. Recordé una escena que me había ocurrido unos minutos antes. Al poco de llegar al Retiro por Menéndez Pelayo, un niño sentado en su sillita empezó a señalar con el dedo el cono de helado de leche merengada que me estaba comiendo. Lo hizo con tanta insistencia que comenté a su padre, un joven en camiseta y pantalón corto, que le comprara uno, y así se pondría contento. El padre asintió y un minuto después el niño paladeaba un helado de fresa y me sonreía como dándome las gracias, aunque apenas sabía hablar. Hacía calor, pero mi caseta estaba justo en una esquina y tenía los árboles casi encima, así que grabé unos segundos de video pensando en el niño y en el helado. Después de todo los escritores no somos más que niños pequeños que no queremos crecer y escribimos libros para retrasar el tiempo. Además algunos escritores como yo vivimos "permanentemente" en París, a ritmo de jazz:
 
La vida se puede pintar de rosa y saber a un helado de leche merengada.
 

 

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